Volkswagen sigue sin despejar la humareda

El pacto para pagar 4.300 millones por el «dieselgate» ahonda la crisis de credibilidad de la «marca Alemania»

BERLÍN Actualizado: Guardar
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Ni su éxito de ventas, ni las intenciones de posicionarse como eléctrico, ni los acuerdos judiciales, ni las campañas de comunicación han ayudado a la imagen de Volkswagen (VW) en Europa y EE.UU. El problema de credibilidad del constructor de coches, con sede en Wolfsburgo, arrastra además la marca Alemania a niveles mínimos. Casos como la compra de Monsanto por parte de Bayer o los problemas del Deutsche Bank también han contribuido a acabar con la imagen impoluta de las grandes empresas alemanas de postguerra. VW ha sido pionero en esta crisis de confianza al reconocer haber urdido una trama para engañar: el mayor fabricante de coches europeo se declaró esta semana culpable «de 3 delitos graves –según la fiscal general de Estados Unidos Loretta Lynch–: conspiración para defraudar a EE.UU., obstrucción de la justicia y cometer fraude electrónico y violar la Ley de Aire Limpio» durante más de diez años.

El «dieselgate» se reactivó el sábado de la semana pasada con la detención del ejecutivo de Volkswagen Oliver Schmidt (48) por parte de las autoridades de EE.UU., echando por tierra la seguidilla de campañas para limpiar la imagen de la compañía. Según el Departamento de Justicia de EE.UU., Schmidt fue entre 2012 y marzo de 2015 el encargado de comunicarse con las agencias reguladoras de EE.UU. Días después de la detención de Schmidt, este miércoles, Lynch confirmaba en rueda de prensa una multa acordada con VW: 4.300 millones de dólares (casi 4.100 millones de euros). Sin acuerdo, la multa podría haber ascendido a 11.000 millones. El pacto también incluye una declaración pública de culpabilidad, la vigilancia de un grupo de control independiente, la presentación de cargos contra seis ejecutivos de la compañía y unas reformas en su programa de ética corporativa. Con estos 4.300 millones ya son 23.000 los millones en multas que VW lleva acumulados en EE.UU. y Cánada.

Menos presión en Europa

Diferente es la situación en nuestras tierras: en España, Volkswagen ha ganado nueve de las diez demandas interpuestas por compradores contra la empresa de Wolfsburgo. En Alemania: VW acordó indemnizar el mes pasado con 1.000 millones de dólares a los dueños de los últimos 80.000 automóviles dotados con el software ilegal. La Fiscalía alemana investiga a unas 30 personas acusadas de llevar a cabo la manipulación de los vehículos, incluidos el expresidente de la empresa Martin Winterkorn y el jefe de la marca Volkswagen, Herbert Diess –según el diario Süddeutsche, ambos directivos fueron informados del fraude el 27 de julio de 2015–. En Alemania también, 1.400 accionistas demandaron al consorcio por daños y perjuicios relacionados con el «dieslgate» exigiendo una compensación de 8.200 millones de euros.

La marca alemana se ha beneficiado de su acelerón en China para batir su récord de ventas en 2016

El miércoles, el eurodiputado del PPE Jens Gieseke y el liberal Gerben-Jan Gerbrandy presentaron un informe a la eurocámara que señala que Francia, Italia y España presionaron para que Bruselas «retrasase la adopción del sistema de control de los automóviles en condiciones similares a las de conducción real (RDE)». El informe señala además que tras el dieselgate varios países han evitado adoptar un «sistema de multas efectivo, proporcionado y disuasorio» contra Volkswagen lo que se alinea con el procedimiento abierto por la Comisión Europea contra 7 países de la Unión, entre ellos España, por «no poner en marcha un sistema de sanciones para evitar que los fabricantes de automóviles violen la legislación de emisiones o por no aplicarlas cuando se ha producido un quebrantamiento de la ley».

Récord a pesar de todo

Y a pesar de este terreno lleno de baches, Volkswagen obtuvo en 2016 las mejores ventas de su historia y arrebató a la japonesa Toyota, su eterno rival, el trono del fabricante de coches con más ventas del mundo: 10,3 millones de vehículos salidos desde sus fábricas. En tercer lugar se sitúa la estadounidense General Motors con casi 10 millones de unidades. El récord de 2016, sin embargo, no sería tal sin el mercado chino: hasta fines de noviembre los chinos han comprado 3,6 millones de coches de las marcas de VW, lo que significa un aumento de casi un 12% en relación al año anterior. Lo dicho no hace sino certificar que uno de los fabricantes de coches más prestigiosos de Europa «se muda» a China.

Volkswagen, que no ha dejado de presentar prototipos de coches eléctricos y pedir disculpas por el «dieselgate», se aleja de Europa y de EE.UU., en línea con los negocios de Bayer y Siemens. Su futuro en cuanto a imagen es aún incierto. Una cosa es clara por lo menos para los alemanes: que el desplome de la imagen de empresa ética que Volkswagen tenía en Europa y EE.UU., y especialmente en Alemania, arrasa también con los principios de la «marca Alemania» en una crisis de confianza que cubre primeramente a las grandes empresas, pero también a las medianas exportadoras en territorio europeo. Como si de la Agenda 2010 se tratara, Volkswagen se ha planteado un plan de ruta: el «Transform 2025» busca encauzar a la empresa en un nuevo negocio posicionándose en el segmento eléctrico e híbrido. Habrá que ver si es el camino para recuperar la confianza pérdida.

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