En la imagen Ignacio Fernández Toxo
En la imagen Ignacio Fernández Toxo - Ignacio Gil
ENTREVISTA

Toxo: «Si la CEOE no acepta subir hasta un 3% los salarios no habrá pacto»

Ignacio Fernández Toxo dejará el sindicato la próxima semana tras ocho años al frente del mismo y será sustituido por Unai Sordo

Madrid Actualizado: Guardar
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Ignacio Fernández Toxo está recogiendo su despacho cuando recibe a ABC. Sobre su mesa, varias pilas de papeles. El próximo fin de semana dejará la organización y dice que intentará «molestar lo menos posible».

—¿Está acabando el primer semestre y aún no se ha alcanzado un acuerdo sobre la revisión salarial para 2017. ¿Cuáles son los obstáculos?

—Depende de las organizaciones empresariales. Si ellos quieren dar el paso, en cualquier momento se firmaría. Las claves están en que ellos se aproximen al incremento salarial del 3% que pedimos los sindicatos y garantizar que la inflación no se va a llevar la subida de los sueldos pactada en los convenios. La pelota está en su tejado.

—La reaparición de Pedro Sánchez ¿será más beneficiosa para los intereses sindicales?

—No lo sé, el tiempo lo dirá. De momento, no va a gobernar. Por otra parte, he tenido una buena relación tanto con él como con Susana Díaz y Patxi López. Ha ganado Pedro Sánchez y vamos a establecer con él una relación similar a la que hubiéramos establecido con otra persona que se hubiera situado al frente del PSOE. Espero que en unos días tengamos un encuentro formal más allá de las conversaciones que hemos tenido.

—Durante sus más de ocho años al frente de CC.OO., ¿qué espina se lleva clavada?

—Posiblemente, la reforma laboral de 2012 de Rajoy. También la de 2010 de Zapatero. Creo que las reformas realizadas en nuestro país desde los años 80 no han ido en la dirección adecuada y han ocasionado desequilibrios en el mercado de trabajo. Me voy con ese regusto. Creo que es imprescindible que la política entienda, también el sindicalismo y la empresa, que hay que reestablecer los equilibrios perdidos en el mundo del trabajo. En el terreno positivo, me llevo muchas cosas, sobre todo las personas.

—La corrupción también ha salpicado a CC.OO.

—Nosotros hemos tenido mucho ruido y descrédito con los ERE de Andalucía. Hay cinco o seis personas del sindicato imputadas por ese caso. A una de ellas, le han sobreseido el procedimiento, lo que espero que suceda con las demás. Ya he dicho que en CC.OO. no ha habido una trama de los ERE. Puede haber errores en la gestión, pero nadie se ha lucrado ni el sindicato, por supuesto, de forma ilícita con los ERE.

—¿Y los implicados en las tarjetas «black» de Caja Madrid?

—Las personas que estuvieron vinculadas con ese caso están fuera de la organización hace mucho tiempo.

—¿Qué tal han sido sus relaciones con el presidente del Gobierno, con la ministra de Empleo y con la CEOE?

—Con Rajoy he tenido menos relación de la que creo que debe de tener el secretario general del primer sindicato de España con el presidente del Gobierno. Quizá su agenda o tal vez es más reflactario que otros a mantener una relación directa. Con Báñez he tenido una relación intensa, ha sido muy accesible siempre, aunque a veces las hemos tenido bastante tiesas. Con las organizaciones empresariales he mantenido una relación normal, con poca productividad en mi opinión.

—Usted insiste en la financiación pública de partidos, sindicatos y patronal.

—Este país tiene pendiente una discusión: la financiación pública, no solo de los sindicatos, si no de los partidos y de las organizaciones que juegan un papel por mandato constitucional que va más allá de la mera representación de sus afiliados. Como creo que los partidos deben de tener financiación pública, porque sino nos exponemos a situaciones como las que estamos viviendo en los tribunales, también han de tenerla el resto de organizaciones. Pero esto debe de ser discutido con luz y taquígrafos, aprobado en el Parlamento y sujeto a controles como el Tribunal de Cuentas, etc..

—La caída de afiliados parece que ha tocado fondo y el año pasado repuntó.

—Van subiendo a un ritmo interesante que puede permitir al sindicato en un tiempo, en un mandato, recuperar los niveles de afiliación. Estoy convencido de que el potencial afiliativo es superior y hay que encontrar la forma que permita activar mucho más la afiliación en España, no es un caso solo de CC.OO. Tiene que ver con nuestro modelo, donde el tejido empresarial está basado en la pyme y el autónomo que no es el caldo de cultivo que favorece la afiliación sindical. Quizá también se debe a errores propios a lo largo de los últimos años. En cualquier caso, ahora soy optimista, la afiliación se está recuperando, en parte por la mejoría del empleo.

—El colectivo de los jóvenes es donde es más difícil conseguir afiliados.

—Esmuy difícil afiliar a quien no se incorpora al mercado laboral. Los jóvenes acceden más tarde, se van al extranjero, o lo hacen en condiciones precarias, con contratos de una semana, rotan de una empresa a otra. El sindicato tiene que hacer un esfuerzo para ir a buscar a los jóvenes donde están antes de llegar a la actividad laboral, en las escuelas de formación profesional, en los institutos, en las universidades y hay que acompañar a los que salen al extranjero.

—¿Se han adaptado ya las estructuras del sindicato a que el grueso de su financiación proceda de las cuotas de afiliados?

—Efectivamente, desde hace unos cinco años un porcentaje altísimo de la financiación del sindicato procede de los afiliados, ya que las subvenciones oficiales han caído drásticamente. Afortunadamente, y a pesar de la caída en la afiliación durante la recesión económica, ha habido una constante que ha permitido funcionar a la organización.

Su compañero de UGT José María Álvarez ha propuesto debatir sobre si los robots deben de cotizar a la Seguridad Social. ¿Qué piensa usted?

—El debate me parece interesante. No sé si al final se va a plantear que los robots, los chips y los ordenadores coticen a la Seguridad Social. Creo que hay una vía que no es tan llamativa periodísticamente hablando pero más consistente, que es que las empresas coticen y tributen por los resultados que obtienen. Para ello habría que redifinir toda la política de bonificaciones y exenciones en materia de impuesto de Sociedades y las bonificaciones con cargo a las cotizaciones a la Seguridad Social, incluidas las destinadas a las políticas activas.

–¿Mantendría alguna bonificación en las contrataciones?

—Solo para situaciones muy concretas, como las víctimas de la violencia de género y personas con discapacidad. Aún así, esas bonificaciones deberían salir de los Presupuestos y no de la Seguridad Social. Primero habría que recuperar todo lo que está perdiendo de ingresos el sistema con las bonificaciones y luego se tendría que establecer un mecanismo de cotización que combinase la cantidad de empleo con los beneficios de las empresas. Este debate podría superar la situación que generaría la creciente introducción de nuevas tecnologías.

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