Las inmobiliarias temen que los británicos compren menos casas

A los británicos les gusta España. Y no solo para veranear, por el sol o la fiesta. Algún vínculo más fuerte tienen con nuestro país cuando son los extranjeros que más vivienda compran en nuestra geografía. En 2015, adquirieron el 21,34% de las casas que compraron ciudadanos de otras nacionalidades, lo que supuso un incremento respecto a 2014 del 16,7%. Sin embargo, esas cifras están lejos del 31,49% que registraron en 2009. Suelen adquirir inmuebles de segunda mano y tienen preferencia por Baleares y Canarias. seguidas de la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Cataluña.

Ante estos datos, que son del Anuario 2015 del Colegio de Registradores de la Propiedad, Bienes Muebles y Mercantiles de España, todo hace pensar que si compran casa en tierras españolas será porque les reporte muchas ventajas.

Los británicos buscan un clima agradable, infraestructuras, ocio, calidad de vida, seguridad y cobertura sanitaria. Y aquí lo tienen. «Fundamentalmente para uso y disfrute tanto en edades tempranas como para la jubilación. Y también se empieza a retomar la figura del inversor al tener precios atractivos de compra y expectativas de revalorización», explica Manuel Gandarias, director del gabinete de Estudios del portal pisos.com.

No obstante, teniendo tanto peso en su contribución a la demanda de vivienda en España (en 2015, los británicos adquieron 16.380 viviendas de las 76.760 compradas por extranjeros, según datos del Consejo General del Notariado), resulta lógico que, tras el Brexit y la devaluación de la libra, muchas agencias inmobiliarias y empresas del sector estén inquietas.

Uno de los que ha dado una visión más pesimista sobre el escenario presente y futuro en las operaciones de compraventa de vivienda por parte de británicos en España ha sido el presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane. En las presentación de la «Cuarta edición del Informe de la Empresa Mediana Española» esta semana en Madrid, declaró que el Brexit «genera mucha inquietud y va a traer consecuencias en el sector inmobiliario. Una mayoría de inversiones son británicas. En el ámbito residencial comprarán menos», y consideró este hecho como «un desastre».

Pronosticar en una situación de tanta incertidumbre resulta muy difícil. La preocupación existe, pero en el sector no se mira el futuro con tanta desesperanza. «Obviamente se teme un parón o retroceso en las ventas de viviendas de la costa a ciudadanos británicos porque el poder adquisitivo de la libra se ha visto reducido hasta el momento en un 20%.Si esto se mantiene, la vivienda en España resultará cara para los británicos», dice Jesús Gil Marín, consejero delegado de Gilmar Consulting Inmobiliario. Para algunos se trata de aguantar el tirón, como explica Garandias. «Creemos —considera— que a corto plazo sí que va a afectar, es posible que el mercado se resienta, sobre todo en lo que respecta a la vivienda media. Pero a medio y largo plazo el mercado inglés seguirá posicionándose en primer lugar en la compraventa de viviendas en España. Puede suponer una oportunidad como valor refugio si la libra se va recuperando». «Esperamos —dice Gil Marín— que las aguas vuelvan a su cauce. Confiamos en que la libra se recuperará y el mercado británico siga siendo tan importante para nuestra actividad como hasta ahora. Hay colonias de británicos en casi todas las localidades de la costa, lo que les ofrece esta zona no lo encuentran fácilmente en otros lugares». Los hay que incluso atisban una oportunidad en este contexto. Según la inmobiliaria Coldwell Banker Prestige,Madrid y Barcelona se convertirán en ciudades «atractivas» para las empresas que abandonen la City, por el menor precios de sus oficinas. «Muchas empresas que hoy operan desde Londres necesitan tener, como mínimo, una filial con sede en un país de la Unión Europea para poder seguir operando», apuntan.

Los residentes sufrirán

Hipotéticas ocasiones al margen, una de las zonas de España que se verán más afectadas por las incertidumbres en torno al Brexit será la Costa del Sol, área en la que viven alrededor de 51.000 ciudadanos británicos distribuidos en 96 municipios. Para todos ellos la salida de su país de la UE provocará muchos imprevistos pero sin duda el económico será el principal, ya que muchos de ellos son jubilados y reciben su pensión procedente de Reino Unido en libras y desde el viernes estas valen menos fruto de la depreciación de su divisa. Además del económico la cuestión de la atención médica es también primordial para estos residentes.

La salida de la Unión Europea supone que estas personas perderán de manera automática la tarjeta sanitaria europea, de tal modo que a la espera de que se firme algún tipo de acuerdo bilateral en materia sanitaria entre Londres y Madrid, tendrían que contratar un seguro médico privado que les cubra los costes de la atención médica. Otro de los asuntos que tendrán que gestionar también los británicos que viven en nuestro país será su futuro permiso de residencia, habida cuenta de que perderán su condición de ciudadanos de la UE.