El presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Luis Pineda (c), ea su salida de la sede de Ausbanc, donde se ha practicado un registro por los agentes de la Policía Nacional
El presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Luis Pineda (c), ea su salida de la sede de Ausbanc, donde se ha practicado un registro por los agentes de la Policía Nacional - EFE
AUSBANC

Como dice la canción: ¡Que levante la mano el que se quiera salvar!

Raro es que hoy exista alguien, en diversos ámbitos de la economía española, que no supiera de las «presuntas» extorsiones continuadas para obtener dinero del presidente de Ausbanc

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¡Hasta la mona Chita lo sabía! Y perdonen la expresión tan simplona. Pero, a tenor de lo que se va conociendo, raro es que hoy exista alguien, en diversos ámbitos de la economía española, que no supiera de las «presuntas» extorsiones continuadas para obtener dinero del presidente de Ausbanc, Luis Pineda, y del secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad. Ya les digo, todo el mundo conocía, o había oído algo, de las «presuntas» (de nuevo lo digo, por aquello de la prevención jurídica) malas prácticas, y llenas de chantajes, de ambos señores.

Como título de mi «reflexión» he tomado el estribillo de una canción de Lucrecia ya que define perfectamente lo que me vino a la cabeza a principios de semana, en el arranque de sesión de uno de los foros más prestigiosos del panorama financiero español.

Cita obligada anual para el sector. ¡Y no es amor de madre, es que es tal cual! Hablo del XXIII Encuentro del Sector Financiero organizado por ABC con Deloitte y Sociedad de Tasación.

Lo dicho. Mi «compañero» de profesión y en ABC, Ángel Expósito -al frente de «La Tarde» en Cope-, fue lo primero que hizo nada más estrenar dichas jornadas. En línea con su habitual y particular manera de dirigirse al público, que prácticamente «desarma» a incluso a quienes nunca se exponen -en compañía, ya saben, todo es más fácil-, Expósito lanzó varias preguntas, pidiendo al personal que «se mojase»: «Que levante la mano quién cree que la banca está ante su gran reconversión industrial»... Todo el mundo manos arriba... A continuación, más preguntas referentes al futuro político de España: «¿es mejor nuevas elecciones, una gran coalición o mejor una coalición de izquierdas?»... Prácticamente todo el personal, a excepción de una única mano alzada, optó por la segunda opción. Y, por último, la pregunta del momento: ¿a alguien le sorprende todo lo que está saliendo a la luz pública sobre Pineda y Bernad?»... Tres o cuatro manos arriba. ¿A quién no le ha sorprendido nada?... ¡Mayoría aplastante! ¡Vaya! ¿Sorpresón? Permítanme que lo dude.

Minutos después, turno para la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, que, en un corrillo con periodistas posterior a su intervención, la primera del día y de las jornadas se sumó a ese cuórum de mayoría absoluta de manos alzadas en referencia a lo publicado sobre Luis Pineda y Ausbanc. «A mí no me sorprende», respondió. Después, Rodríguez matizaba que la institución que dirige no había hecho nada, ni denunciado nada, porque no era «su jurisdicción»: «Eso corresponde a los presuntos extorsionados que debían ponerlo en conocimiento de la Policía».

Entre el público del foro que conocía las presuntas malas prácticas de Pineda, financieros, asesores, abogados, juristas, auditores, periodistas... «Todo el mundo lo sabía, pero se siguió pagando para evitar males mayores». Una frase que me repiten en «off» muchos de ellos tras preguntarles por qué seguian financiando con publicidad la revista de esa asociación ¿de consumidores? bajo amenazas y chantaje. Pero... sí hubo quien quiso pararle los pies. Desde la patronal de las antiguas cajas de ahorros, CECA, se había intentado en alguna ocasión -algunos coinciden en señalar una reunión específica en 2013-. Entonces, todos los presentes estuvieron de acuerdo en bloquear los pagos a Ausbanc, pero una entidad catalana dejaba en el aire la decisión final para consultarlo con sus superiores. La propuesta no volvió a ponerse encima de la mesa. Pero algunos representantes de las excajas se negaron desde entonces, por ejemplo, a recibir facturas por servicios no prestados -de asesoramiento jurídico, fotocopias, servicio de prensa...-, o a patrocinar foros en el lugar que se le ocurriera al buen señor, algo que, por cierto,le «cabreaba» muy mucho, me dicen, lo que le llevaba a lanzar toda su artillería, verbal, primero, jurídica, después, contra la entidad en cuestión. Cual Robin Hood de los pobres clientes bancarios. Ya. A sabiendas de dónde atacar y a qué juzgado acudir. O pasas por el aro de nuevo, y pagas, o querella al canto. Eso sí, presuntamente.

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