El banco más antiguo del mundo, el Monte dei Paschi di Siena
El banco más antiguo del mundo, el Monte dei Paschi di Siena - AFP

El caso del Popular alecciona a Italia de cara a su crisis bancaria

El Gobierno presiona a los grandes bancos para que salven a dos entidades vénetos

CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: Guardar
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Italia tiene que adoptar urgentes decisiones para solucionar su crisis bancaria y considera que España acaba de darle una lección. La compra del Banco Popular por parte del Santander, evitando que se hayan empleado fondos públicos, es precisamente la gran diferencia con que ahora afrontan España e Italia su crisis bancaria. «España tiene hoy también la fuerza política para afrontar de manera oportuna los problemas, incluso los que se refieren a los bancos». Con esta frase de reconocimiento hacia la situación española analizaba ayer el periódico económico «Il Sole 24 Ore» la operación para salvar de la quiebra al Popular.

Mientras en el 2012 España afrontó la crisis bancaria, Italia dio largas a los problemas de sus bancos, hasta que se evidenció la gravedad del Monte dei Paschi di Siena (MPS), el tercer grupo bancario italiano y el más antiguo del mundo, fundado en 1472.

No dieron resultado diversas ampliaciones de capital y para evitar su quiebra el MPS ha tenido que ser prácticamente nacionalizado. Por fin, después de 18 meses de negociaciones entre la Comisión Europea y el Gobierno italiano, el pasado jueves se llegó a un acuerdo para reestructurar el banco de Siena.

La inyección pública para MPS será de casi 9.000 millones de euros. El plan contempla pérdidas para inversores privados y obligacionistas, mientras los ahorros de los cuentacorrentistas se salvan. Se verán también compensados los obligacionistas o inversores minoristas que no fueron «debidamente informados» sobre los riesgos potenciales de sus inversiones.

Falta liquidez para dos bancos vénetos

La solución para el MPS no supuso el final de la crisis bancaria en Italia. Los graves problemas, con dificultades de liquidez incluidas, de la Banca Popolare di Vicenza y la Veneto Banca traen de cabeza al gobierno. Los dos bancos del Véneto, de medio tamaño, entraron en crisis en medio de una serie de escándalos por fraude, préstamos sin debidas garantías y fuerte morosidad de pequeñas y medianas empresas azotadas por la crisis económica, problemas análogos a los de Monte dei Pachi di Siena.

Al igual que en el caso de MPS, el camino elegido por el gobierno para salvar a los dos bancos del Véneto es el de la recapitalización con fondos públicos, pero la negociación con Bruselas y el Banco Central Europeo se alarga desde hace meses. Esta incertidumbre está llevando a muchos clientes a sacar sus ahorros de esos bancos, y sus problemas de liquidez se taponan con emisiones de obligaciones garantizadas por el Estado.

Presiones del Gobierno a los grandes bancos

Para permanecer a flote y evitar la quiebra, Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca necesitan unos 6.500 millones de euros. La Comisión Europea pretende que, como condición para una intervención del Estado con fondos públicos, el capital privado participe colocando al menos 1.000 millones de euros. Hasta ahora el sistema financiero italiano ha rechazado cualquier tipo de intervención privada. Pero en los últimos días, el dossier de los dos bancos vénetos ha vuelto con cierta urgencia, por las fuertes presiones que está ejerciendo el Gobierno de Paolo Gentiloni, a las altas esferas de los grandes bancos italianos.

La intervención del Santander comprando el Popular añade más urgencia aún a la banca italiana. El problema para Italia es que no tiene un Santander para que resuelva esa papeleta. Las consecuencias para los inversores italianos será similares a las que se han producido en el caso del Popular.

Créditos tóxicos

Italia no podrá decir que ha resuelto completamente su crisis bancaria ni siquiera una vez que se supere el grave problema de los dos bancos vénetos. Italia seguirá teniendo algunos de los problemas a los que España tuvo que hacer frente en el 2012, fundamentalmente la concentración bancaria y los créditos tóxicos. Actualmente, los bancos italianos tienen una montaña de créditos deteriorados: 360.000 millones de euros, de los cuales unos 200.000 millones son de muy difícil cobro. Según datos de la Autoridad Bancaria Europea, el porcentaje de créditos deteriorados en los bancos españoles en el pasado año era del 5 % del total de todos sus créditos, mientras ese porcentaje se elevaba al 15 % en los bancos italianos.

Una importante diferencia que ven los analistas entre España e Italia es la situación política. Todos destacan que en nuestros país hay una estabilidad política, mientras la incertidumbre preocupa en Italia, con grave riesgo de que en sus próximas elecciones generales salga un parlamento fraccionado, con dificultad para formar un gobierno estable. Este hecho se está reflejando en la prima de riesgo: el diferencial de los títulos de Estado italianos con relación a los alemanes está en 192 puntos básicos, mientras que el diferencial español está en 121 puntos.

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