«Marcha blanca» por los bajos precios de la leche
«Marcha blanca» por los bajos precios de la leche - isabel permuy

Los productores de leche se rebelan contra los bajos precios

Agricultura media con la gran distribución y la industria para que mejoren las condiciones de los ganaderos e insta a que se asocien

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La multitudinaria «Marcha Blanca» protagonizada por ganaderos de la mitad norte de España en protesta por los bajos precios de la leche que llegó el viernes a Madrid ha ayudado a visibilizar un problema que no es nuevo, pero que se ha agravado sobremanera desde que a finales de marzo de este año se suprimió el sistema de cuotas, por el que cada país tenía asignada una cantidad de producción.

Al margen de las declaraciones políticas y de las reclamaciones, la realidad es que desde enero del año pasado el precio que le pagan a los ganaderos por cada litro de leche en la industria no ha parado de caer. En enero de 2014 el precio medio era próximo a los 40 céntimos el litro; en marzo de este año, cuando se acabaron las cuotas, estaba ya en 32,3 céntimos, y este pasado mes de julio, último dato oficial del Fondo Español de Garantía Agraria, el precio medio era de 29,7 céntimos.

La cuestión es que todos estos precios son medios, o lo que es lo mismo, hay comunidades donde a los ganaderos se les paga más, como es el caso de Andalucía, con un precio de 34,1 céntimos, frente a Galicia, donde el litro se pagó de media a 27,6 céntimos. La razón de esta enorme disparidad (no hay que olvidar que 1 céntimo de diferencia en el precio del litro de leche es muy grande para los productores) es la presencia o no de cooperativas. En aquellas zonas donde hay, como es el caso de COVAP en Andalucía o de CLAS en Asturias, el precio que paga la industria a los ganaderos por el litro de leche es mayor porque el sector está unido y éso es lo que les da la fuerza.

Esto pone de manifiesto que una de las soluciones para la actual crisis de precios que vive el sector es la asociación entre los productores, en línea con lo que ha pasado en la interprofesional del sector (Inlac).

El Ministerio de Agricultura anunció que estaba dispuesto a dar ayudas de 1 millón de euros para impulsar la creación de organizaciones de productores lácteos supraautonómicas, aunque para este fin existen también otras partidas económicas dentro de la rúbrica de Desarrollo Rural.

El caso de Galicia, la región en la que la industria paga menos por el litro de leche, alrededor de 20 céntimos en algunos casos, es peculiar porque hay una red de primeros compradores de la leche, los populares camiones «cisterna», que recogen la leche en las granjas cada día y luego la venden donde se la compran y al precio que decide en ese momento la industria. La razón es que los productores son muy pequeños, no están agrupados ni organizados y, como consecuencia de ello, tienen que vender la leche a quien se la quiere comprar. En España hay 99 cisternas que recogen la leche cada día y 80 están en Galicia. El coste medio de producción de leche es de entre 24 y 25 céntimos el litro.

El problema de las cisternas

El sector productor ha reclamado una legislación específica para regular el sistema de los primeros compradores, las cisternas, pero hasta el momento el tema se ha quedado en una declaración de buenas intenciones.En el sector primario un exceso de producción normalmente se palía con la apertura de los sistemas de intervención, que pagan menos que el mercado por determinado producto para sacarlo del mercado, pero en el caso de la leche, con un precio de intervención de 17 céntimos el litro para producto que luego se destina a hacer leche en polvo o mantequilla, no está surtiendo de momento mucho efecto, porque no está consiguiendo subir el precio medio de compra de la leche.

Una de las posibilidades que se han barajado durante estos meses de caída en picado de los precios de la leche es subir el precio de intervención, con la idea de que pudiera tirar al alza del precio de compra pero desde la Comisión Europea ya se ha anticipado que no se tomará medida alguna en este sentido.Ayuda de 300 euros por vacaLos ministros de Agricultura de la Unión Europea han trabajado este verano para intentar establecer medidas de apoyo a sus respectivos ganaderos.

En el caso de España, la titular de la cartera, Isabel García Tejerina, anunció hace unos días que concederá una ayuda directa de 300 euros por vaca para aquellas explotaciones que estén vendiendo leche por debajo de la rentabilidad, lo que beneficiará a entre 2.500 y 3.000 explotaciones, según estimaciones del Ministerio. Desde el sector se ha valorado la medida pero consideran que no va a la raíz del problema y es sólo una solución a corto plazo.

Los ganaderos están pidiendo que se les garantice un precio para la leche, cosa que está expresamente prohibida en la Unión Europea por ser contrario a la libre competencia, uno de sus pilares fundamentales. En Francia, por ejemplo, se ha extendido un precio de 34 céntimos el litro fruto de la mediación entre las partes que ha realizado el Ejecutivo de François Hollande. «En ningún momento», según explicó hace unos días en Madrid el ministro galo de Agricultura, Stéphan Le Foll, «se fija el precio de la leche, sencillamente porque no se puede».

En España, y fruto de la reunión del pasado 18 de agosto entre todas las partes, se trabaja en la redacción de un contrato tipo que deben firmar entre la industria y los ganaderos para intentar asegurar las condiciones de la transacción, aunque de momento no hay nada cerrado. La fijación de un precio que cubra los costes de producción y permita un pequeño beneficio sería una de las claves para desatascar este conflicto.

El eslabón de la distribución

Otra de las posibilidades es intentar sensibilizar a la distribución para que compre a un precio justo la leche a la industria, de tal modo que permita a ese sector continuar subsitiendo, y no realizar promociones en los supermercados que impliquen que se regala la leche, por ejemplo, ya que le hace perder valor al producto a ojos de los consumidores.

Por no hablar de la venta a pérdida, una práctica que está detrás de los baratísimos precios de la leche que se pueden encontrar en algunas tiendas y que, sencillamente, es ilegal. Otra de las iniciativas en las que se trabaja es en que se especifique en las cajas de leche la procedencia de la misma, de tal modo que si los consumidores lo desean puedan decidir apoyar a los productores españoles, tal y como se hace en Francia, donde se especifica el origen de la materia prima en muchos productos de alimentación y los consumidores se suelen mostrar sensibles.

Desde el Ministerio se está trabajando en lograr este «acercamiento» del sector de la distribución al de la industria y, en definitiva, a los ganaderos pero hasta el momento no ha trascendido que se haya alcanzado ningún acuerdo definitivo en esta materia.

Otra de las reivindicaciones del sector es que se recoja toda la producción en las granjas, cosa que no sucede ahora. Hay que recordar además que está prohibido tirar la leche sin más en el campo, ya que es contaminante. Agricultura ha planteado a ganaderos e industria la necesidad de formalizar un contrato «tipo» en el que se garantice la recogida de, al menos, la leche que venía entregando el último año.

Desde el propio sector, el responsable del sector ganadero de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Rafael de Frutos, aseguró antes de llegar a Madrid con la marcha blanca que «si el Ministerio consigue involucrar a la industria, la distribución y los productores será el primer paso para una solución, de lo contrario, al sector le quedan ocho o diez años de vida, no mas, está muerto».

En Asaja Ramón Artime, presidente de esta asociación en Asturias y presidente de la interprofesional del sector Inlac, ha sido rotundo respecto a la crisis que atraviesa el sector al asegurar que «hasta ahora, los eslabones de la cadena de producción se están quedando con los beneficios, que no llegan al ganadero, y es lo que tiene que cambiar radicalmente, al igual que las desigualdades en el precio que se paga a los ganaderos en función de la región en que viven».

En este escenario, la pelota está en el tejado de los ministros de Agricultura de la Unión Europea. Ellos y sólo ellos podrían aprobar una ayuda extra para el sector lácteo, en forma de aumentos del precio de la leche que se entrega a la intervención o cualquier otra medida extraordinaria. Una vez más la respuesta está en la capital comunitaria.

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