LA canciller alemana, Angela Merkel, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
LA canciller alemana, Angela Merkel, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy - efe

El dinamismo económico de España y Alemania, esperanza europea

Los datos de Eurostat confirman la aceleración del crecimiento económico de la zona euro en los últimos tres meses de 2014

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los datos de Eurostat confirman la aceleración del crecimiento económico de la zona euro en los últimos tres meses del 2014. Las cifras son modestas, un 0,3% de crecimiento en el área de la moneda única, pero sirven para alimentar la esperanza de que el tirón de Alemania y España, los dos países más dinámicos en este momento, consolidarán la tendencia a la recuperación.

Y los primeros datos de 2015 han ayudado a reafirmar esta tesis. La producción industrial alemana creció en febrero un 0,2%, una cifra modesta, pero que es exactamente el doble de lo esperado. Si se excluyen la energía y la construcción, el crecimiento industrial fue del 0,5%. En cuanto a España, se confirman los pronósticos de hace dos años cuando decir que sería el próximo motor de la economía europea parecía una provocación.

El Ministerio de Economía se está especializando en tener que rectificar al alza las previsiones de crecimiento. El PIB español aumentó un 0,8% entre enero y marzo de 2015 si se compara con el último trimestre de 2014, lo que significa una tasa de crecimiento interanual del 2,5%, aunque el Banco de España prevé que este año llegaremos al 2,8%.

Las buenas noticias se atribuyen en parte a la oportuna caída de la cotización del euro, el descenso de los precios del petróleo y de las tasas de interés provocadas por la más ambiciosa operación de la historia del Banco Central Europeo (BCE) que implica la compra de 1,1 billones de euros en deuda pública, el célebre «Quantitative easing» (QE). Otros lo atribuyen al éxito de las reformas en los países que han atravesado las turbulencias de la peor crisis de la postguerra, como es el caso de España. Por uno u otro camino se llega a la conclusión de que, como opina la economista italiana Anna María Grimaldi, del banco Intesa Sanpaolo, «por primera vez en dos años, podemos decir que la región va para un crecimiento sólido».

Luz al final del túnel

En efecto, la Comisión Europea empieza también a creer en que la coyuntura ya permite ver la luz al final del túnel: «En nuestras previsiones de invierno, publicadas en febrero, se muestra que el panorama económico de Europa es un poco más brillante ahora que cuando presentamos las previsiones en noviembre». Y, la buena noticia es que para el ejecutivo comunitario, tal como señala Annika Breidthardt, la portavoz de la Comisión para el sector de crecimiento y empleo, es que se da por hecho que aún se espera que estos datos mejoren a corto plazo: «La caída en los precios del petróleo y el euro más barato están proporcionando apoyo para la economía de la UE y por ello actualizaremos nuestras previsiones de primavera» a primeros de mayo. Para Breidthardt, «la incipiente recuperación pone de relieve la importancia de la estrategia económica de la Comisión, basada en tres pilares igualmente importantes: las reformas estructurales, la inversión y la responsabilidad fiscal.

Por ello, la Comisión está plenamente movilizada en el apoyo al crecimiento y el empleo, algo que constituye el núcleo del semestre europeo y de nuestro plan de inversiones de 315.000 millones de euros que puede crear 1,3 millones de nuevos puestos de trabajo en Europa». El llamado «plan Juncker» tiene todavía obstáculos políticos sustanciales que superar y a día de hoy no es más que una propuesta espectacular, pero la Comisión sigue confiando en que logrará movilizar a una cantidad significativa de capital para grandes proyectos de inversión. Si los proyectos del presidente de la Comisión llegan a ponerse en práctica, se supone que lograrán incentivar la vuelta al mercado de la inversión de los capitales que ahora no encuentran rentabilidad en el mercado de la deuda, debido a la política del BCE.

Diferencias

La evolución de las economías española y alemana ha sido muy diferente. Mientras los trabajadores alemanes han visto aumentar sus salarios, lo que les ha permitido expandir el consumo interno, en España es al revés y ha sido la bajada de los costes laborales la que ha mejorado extraordinariamente la competitividad de las empresas. Para los partidarios de las reformas y el ajuste fiscal, España se ha convertido en el mejor ejemplo de que las recetas funcionan, aunque no sean indoloras. El índice de desempleo sigue a niveles insoportables del 24%. Queda aún terreno para volver a los niveles de producción y empleo de 2008, pero las perspectivas son ahora claramente favorables.

Francia, ¿la siguiente?

Las dos están ejerciendo un papel de motor de la economía de la zona euro, a falta de un impulso decidido por parte, por ejemplo de Italia. Francia, sin embargo, que aparecía hasta ahora poco en la lista de los problemas a resolver parece estar cambiando de rumbo.

En Europa existe una creciente sensación de optimismo acerca del futuro de la economía francesa, la segunda de la zona euro. Después de haber logrado una nueva tregua para los esfuerzos de reducción de déficit, considerada como uno de los eslabones más débiles, el primer ministro Manuel Valls ha decidido mantener el rumbo de las reformas, a pesar del creciente desgaste electoral.

El ministro de economía, Michel Sapin, ha anunciado que el próximo 15 de abril presentará un nuevo paquete de medidas que favorezcan la inversión de las empresas y que espera que marque un fuerte repunte del crecimiento en 2016. «Nuestro escenario macroeconómico es cauteloso y realista: mantener nuestra previsión de crecimiento del 1 % este año y luego esperamos un 1,5% en 2016 y 2017» asegura el ministro, para quien estas cifras podrían ser superiores si la coyuntura europea se mantiene en este mismo terreno favorable.

La valentía del primer ministro, que se propone mantener el rumbo de las reformas a pesar de las fuertes críticas sociales, puede llevar a Francia a superar tabúes que ningún otro gobierno se había atrevido a tocar. A cambio, Francois Hollande es ahora el presidente más impopular de la V República, pero espera haber dado una vuelta a la situación en 2017, cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales.

Señales positivas en Holanda

Las señales positivas se acumulan también en Holanda, un país donde la crisis golpeó duramente al sector inmobiliario y ahora los precios están recuperando el pulso, así como la inflación. Uno de los símbolos industriales del país, el constructor de camiones DAF, anunció esta semana que vuelve a aumentar su producción y a contratar nuevos trabajadores.

Los fondos de pensiones han vuelto a autorizar a sus gestores a que inviertan en créditos a pequeñas y medianas empresas, hasta 2000 millones de euros, señal inequívoca de que confían en un aumento de su actividad. En Bélgica empieza a reanimarse el mercado laboral. Irlanda ha pasado de un rescate total a crecer también otra vez por encima de la media.

¿Es el fin de la crisis? Sin duda se pueden hacer todo tipo de interpretaciones. Pero lo que parece indudable es que se puede dar por terminado el periodo más grave y que los vientos soplan ahora en la buena dirección. Hace dos años, cuando se empezó a decir que España sería junto a Alemania el motor de la recuperación en Europa, muchos dijeron que eso eran «alucinaciones». Pues bien, hoy ya, es una realidad.

Ver los comentarios