Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander
Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander - abc

Botín fija el paro como prioridad y pide combinar crecimiento con progreso social

La presidenta del Santander, que ha presentado una oferta no vinculante por el portugués Novo Banco, ha asegurado en todo caso que la entidad «no tiene necesidad de comprar» otros grupos para crecer

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Emilio Botín venía haciendo en sus últimas intervenciones públicas entusiastas alabanzas a la recuperación de la economía española. Aunque más comedida, su sucesora en la presidencia de Banco Santander, Ana Botín, durante su primera junta general ordinaria de accionistas del grupo financiero, ha constatado también que la reactivación de la actividad se ha consolidado. Ahora bien, su referencia a la evolución macroeconómica del país se ha centrado en llamar la atención sobre el nivel de paro. «El problema más grande que tenemos que solucionar como país es el desempleo. Mientras haya tantos parados, ellos deben ser nuestra prioridad», ha dicho.

"Necesitamos crear más empleos", ha reiterado. La banquera, que ha arrancado su intervención enviando condolencias a los familiares y allegados a las víctimas del vuelo de Germanwings siniestrado, ha apostado además porque esa recuperación del mercado laboral se produzca en base a «un crecimiento económico acompañado de progreso social», ha explicado.

Botín ha hecho también una breve referencia al intenso calendario electoral que se ha abierto este año. «Corresponde a los partidos políticos presentar propuestas para seguir construyendo una Europa más próspera, a los ciudadanos valorar las distintas alternativas y al sector privado y empresas comprometernos más con la sociedad e invertir más aún con visión a largo plazo», ha dicho durante una convocatoria en que ha defendido sus primeros meses de gestión y ha explicado cuál es la estrategia de crecimiento del grupo financiero.

Banco Santander ha estado a lo largo de la crisis en todas las quinielas para hacerse con alguna de las cajas de ahorros caídas en desgracia como Novagalicia Banco y Catalunya Banc, que finalmente adquirieron otras entidades. Ahora ha entrado en la puja por el portugués Novo Banco, heredero de los activos sanos del rescatado Espírito Santo, con una oferta no vinculante. En todo caso, la primera entidad financiera del país niega que tenga urgencia por crecer a golpe de talonario y confía en seguir haciéndolo de manera orgánica, esto es, captando clientes y negocio por sus propios medios. «No tenemos necesidad de comprar», ha dicho este viernes la presidenta del grupo, Ana Botín, durante su primera junta general ordinaria de accionistas al frente del banco.

«Esto no excluye que estudiaremos alguna inversión puntual, siempre que añadamos valor a nuestros accionistas», ha matizado la banquera, en clara referencia al análisis que hace el banco de la posible adquisición de la entidad lusa, por la que también puja Caixabank a través de su filial en ese país, BPI, el fondo norteamericano Apollo y dos grupos financieros chinos, entre otros.

Puja por Novo Banco

Ahora bien, el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, durante su explicación de la estrategia del banco por países, ha resaltado que gracias «la situación de debilidad de los competidores» de Santander Totta en Portugal, el grupo tiene «la oportunidad de ganar cuota de mercado de manera orgánica, creciendo en clientes e ingresos». De esta forma, la entidad parece querer dejar claro que en caso de no salir vencedor de esa subasta, sus planes en el país no varían.

Ya bajo la presidencia de Emilio Botín el Santander se había fijado consolidarse como uno de los bancos líderes en lo diez principales mercados en los que opera. «Banco Santander tiene capacidad de crecer con nuestra base de clientes en nuestro diez mercados principales», reiteró su sucesora, quien ha vuelto a recordar la figura de su padre y alabar su tarea para convertir al banco en un gigante del sistema financiero.

Denfensa de su gestión frente a las críticas

Como fuere, Botín ha afrontado su primera junta general ordinaria de accionistas –la del pasado septiembre, que presidió tras la muerte repentina del expresidente, era extraordinaria y tenía como finalidad aprobar su última macroampliación de capital– haciendo una defensa del cambio de rumbo que ha dado al grupo desde su llegada a la presidencia.

En este sentido, la banquero justificó todos y cada uno de sus decisiones en los últimos meses. Así, por ejemplo, explicó la renovación del consejo y del organigrama como una fórmula de adaptarse a los nuevos y mejores estándares de gobierno corporativo y enmarcó la sustitución de Javier Marín por José Antonio Álvarez como necesaria para afrontar una estrategia de crecimiento y defendió el resto de nombramientos en la dirección como «una lógica renovación».

La mayoría de los acconistas, no obstante, centraron sus intervenciones en mostrar su descontento con la ampliación de capital de 7.500 millones hecha por la entidad el pasado enero, sin derecho de suscripción preferente, y por la reducción del 60% en el dividendo. Botín volvió a justificar esa captación de recursos de forma acelerada como necesaria y la mejor alternativa para evitar una dilución mayor. Además, ha defendido la normalización de la remuneración al accionista recordando que se vuelve al pago en efectivo frente a la retribución en acciones, y comprometiendo un pago creciente en función de los resultados del banco, hasta repartir entre el 30% y el 40% del beneficio recurrente.

Además, la banquera ha explicado a los accionistas presentes en Santander la nueva estrategia que ha fijado para el banco para recuperar la confianza de los clientes como vía de crecimiento en negocio, ingresos y rentabilidad, y que Botín ha resumido bajo el eslógan de «hacer un banco sencillo, personal y justo». Al tiempo, el Santander ha anunciado una serie de medidas en el banco en España para facilitar la conciliación familiar de sus trabajadores.

Botín, que en sus dos primeras intervenciones oficiales como presidenta del Santander ya había hecho referencias al reto de la transformación tecnológica, ha vuelto a asegurar hoy que la entidad está preparada para ese reto, en lo que se antoja una respuesta al presidente de BBVA, Francisco González, que se ha autoproclamado como pionero en la materia y ha augurado la desaparación de miles de bancos por no adaptarse a tiempo e ese ecosistema digital en el que la banca podría acabar compitiendo hasta con Google, Apple y Facebook. "El Santander está cambiando a velocidad exponencial", ha dicho Botín.

La máxima preocupación de la primera ejecutiva del Santander sigue siendo en cualquier caso la regulación creciente en el sistema financiero. "Lo inportante ahora es cerrar cuanto antes todas las cuestiones que aún están pendientes de definir y centrarnos en su implantación", ha afirmado, reclamando eso sí "un buen equilibrio entre estabilidad financiera y crecimiento económico". Es decir, que la regulación no llegue a estrangular la tarea financiadora de la banca.

Al respecto, el Santander, cuya filial norteamericana ha suspendido los dos últimos test de estrés de Estados Unidos, se ha comprometido a "cumplir lo más rápido posoble" con las exigencias del regulador americano. En todo caso, el "número dos" del banco ha especificado que ese suspenso no es por no cumplir los ratios de solvencia, sino que es un problema cualitativo, de deficiencias en los procesos internos de Santander USA.

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