Ostapenko golpea de derecha
Ostapenko golpea de derecha - REUTERS

Roland GarrosEl cañón de Ostapenko

La letona, entrenada por Anabel Medina y que se mide a Halep en la final, golpea con la derecha a 117 kilómetros por hora, solo superada por Thiem, Wawrinka y Nadal en París

PARÍS Actualizado: Guardar
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Jelena Ostapenko mantiene la frescura de una veinteañera, recién entrada en la nueva época, alegre y risueña en cada pregunta. Después de derrotar a Timea Bacsinzsky en las semifinales, este sábado opta a estrenar su palmarés a lo bestia, pues aspira a llevarse Roland Garros (juega contra Simona Halep, 15 horas), nada mal para empezar. Entrenada por Anabel Medina, Ostapenko ha conquistado el corazón de los parisinos porque es pura pasión, una jugadora que cumple a la perfección con el tenis de hoy.

«A ella le gusta pegar, una tenista estilo Serena, alguien que le pegue fuerte», resuelve Anabel Medina en una charla con ABC, justificada su explicación en función de la estadística. Ostapenko, sin ser un tallo (mide 177 centímetros), le pega a 122 kilómetros por hora con la derecha, solo superada en este torneo, atención, por Rafa Nadal (127), Stan Wawrinka (130) y Dominic Thiem (135).

Además, acumula en seis partidos 245 golpes ganadores, más que cualquier semifinalista masculino, y eso que los hombres compiten a cinco sets. «He visto esa cifra y me ha sorprendido mucho», suelta Ostapenko. Como en todas las respuestas, se parte de risa.

«En ese sentido, es muy valiente. Tiene un juego muy agresivo, es capaz de pegarle por los dos lados con mucha fuerza. Cuando está centrada es muy peligrosa. Tiene un ritmo de bola muy alto, que para ella es un ritmo normal mientras las otras sufren mucho», prosigue Medina, que empezó a trabajar con la letona hace un par de meses.

Ostapenko, siempre a las órdenes de su madre, de padre futbolista y sumando horas en una pista de parqué cuando era niña, tiene un talento perceptible desde hace años. «Hubo un año en Australia en la que jugué con Li Na en la sesión de noche. Ese calentamiento lo hice con Jelena. Compartimos mánager y me dijo que había una niña que jugaba muy bien, me propuso y yo dije que sin problema», explica sobre el inicio de la relación la española, que todavía no está retirada pese a que lleva un tiempo sin competir. Después de esa primera toma de contacto, Medina relata cómo empezaron a trabajar. «En 2015 estuvo en Valencia haciendo la pretemporada durante un par de semanas. Luego me dijo de viajar con ella, pero quería tiempo completo y yo estaba jugando dobles. No era posible, pero ahora era buen momento».

Y le ve un recorrido tremendo, claro, como evidencia este resultado en París. «Vi a una niña muy joven con un potencial muy alto. Es una atleta, tiene muchísima fuerza para ser chica y para la edad que tiene, pues todavía no está desarrollada del todo. Es muy descarada, va a por los partidos y no espera que las otras se los regalen. Y eso da muchas ventajas en el tenis de hoy en día porque se trata de salir e ir a buscar las victorias».

Tiene en sus manos a un diamante por pulir, pero que cuenta con una ventaja enorme: es ambiciosa hasta el extremo. «Tiene confianza en sí misma, lo que hace que en grandes escenarios rinda bien. Cuando uno se considera bueno, en esos momentos rinde bien. La jugadoras que son un poco más inseguras tienden a ponerse más nerviosas ante las grandes. Ella es todo lo contrario, cuanto mejor es la rival mejor juega. Tiene una ventaja muy grande, esos partidos los va a jugar siempre bien. Se ve buena, sabe que puede ganar y le gusta tener una pista de 15.000 persona».

El peligro, sin embargo, está ahí, en cómo gestionar el día de mañana, en cómo controlar la cabeza de una chica de 20 años. «Claro, ese es el tema. Es en lo que trabajamos. Hay que centrarse en las primeras rondas, en las pistas pequeñas... Ahí es donde quizá ella pierde algo más la motivación. Ahora va a tener la presión que no ha tenido porque va a mejorar en el ranking y se enfrentará a rivales que no ha tenido, siendo las otras las que no tengan presión».

De momento, la conexión Ostapenko-Medina es estupenda. La letona, que dio clases de baile de los 5 a los 12 años, danza ahora en casa y asegura que le sirve para moverse mejor en la pista. Le gusta la música pop (The Weekend o Enrique Iglesias suelen sonar en su dispositivo) y dice que lee novelas de Agatha Christie.

«El trato es muy bueno. Jelena es una jugadora muy alegre, muy simpática. Para ser de la Europa del Este, en donde normalmente son más fríos y distantes, ella es todo lo contrario. Yo me río mucho con ella y en la pista está aprendiendo a trabajar cada vez mejor. Se está comportando como una campeona, me está sorprendiendo cómo lleva la presión», sentencia Medina, encantada con esta experiencia. Muchos bromean con que merece el premio a la entrenadora del año. Aunque quizá no sea para hacer broma.

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