Minuto 16 de la final de la Eurocopa de Francia. Cristiano Ronaldo caía sobre el verde de Saint Denis entre lágrimas, dolorido por un choque de rodillas con Dimitri Payet, y conocedor de que la oportunidad de guiar a su selección hacia su primera victoria en un gran torneo había alcanzado su fin.

Salió a la banda cariacontecido, a la espera de un milagro clínico subsanador de la problemática que acusaba en su pierna izquierda. Un vendaje aparatoso sirvió para amagar con la continuidad del astro luso, pero tras un par de carreras con cojera, llegó el cambio en el minuto 24.

Ronaldo estrelló el brazalete contra el suel0 y se recostó sobre la camilla que lo llevaría fuera del terreno de juego. Entre nuevas lágrimas de su líder, el drama llegaba a las filas de Portugal. La final debería continuar sin el concurso de su capitán.

Finalmente se conoció que el astro portugués sufría un esguince, lo que acalló los rumores sobre una lesión más grave. La actitud de Cristiano durante la prórroga, cuando volvió al campo para animar a sus compañeros, ya había despejado bastantes dudas de que su lesión se quedaría en un susto.