Champions League

Roma reza al ayer

Los italianos se aferran a sus remontadas frente a Shakhtar y Barcelona para alimentar las esperanzas de una nueva proeza ante el Liverpool

Eusebio Di Francesco, en la rueda de prensa previa al partido EFE
Alejandro Díaz-Agero

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Un vistazo atrás será suficiente para que la Roma encuentre la confianza necesaria de cara al desenlace de esta semifinal de la Champions frente al Liverpool. No deberá irse muy lejos: los de Di Francesco cosecharon el mismo resultado que hoy les haría finalistas hace apenas tres semanas, también en el Olímpico y ante un rival con visos de favorito como era el Barcelona de Messi.

Claro que aquello tampoco fue algo corriente y la lógica invita a pensar en una final en la que el Liverpool diga presente . Menos vistosa fue la remontada de los italianos en octavos, donde levantaron un 2-1 ante el Shakhtar (1-0), pero nadie podrá borrar de su haber el llegar hasta aquí haciendo de la vuelta a la tortilla una rutina.

Para poner el lazo a la cesta de acicates romanistas, el hecho de que la actual sea la Liga de Campeones más goleadora de su historia moderna, la que se escribe desde que en 1992 cambió su denominación. Son 3,2 tantos de media por partido en la fase de eliminatorias, suficientes para que el conjunto «giallorosi» cante victoria, con el deber obvio de echar el cerrojo sobre la meta de Allison. Ya ante el Chelsea, en la fase de grupos, los capitalinos cosecharon el mismo 3-0 con el que ahora se les hace la boca agua.

«Nos enfrentamos a un equipo totalmente diferente (al Barcelona) desde el punto de vista táctico, de mentalidad, dan menos pases y juegan más en vertical. Esto cambia mucho a nivel táctico», defendió ayer Di Francesco. El técnico nacido en Pescara sabe como nadie que la presencia de Salah, Firmino y Mané dibujará un partido de callejones abiertos, donde habrá espacios por doquier a poco que el Liverpool se pueda soltar, y tendrá en la decisión de repetir con tres centrales o envidar con un atacante más el primer gran asalto de la noche. «Haría como en el ordenador, un copia y pega de la prestación contra el Barcelona», ironizó. Schick, que en Anfield fue de la partida, dejó entrever el fin de semana dónde laten las esperanzas de los suyos: « Tienen un ataque fortísimo, pero detrás vimos que no es así . Hicimos dos goles y pudieron ser más». No le falla la memoria al atacante: la Roma sometió sin miramientos a los «reds» durante el último cuarto de hora, con un retal de ocasiones que bien pudo dejar el repóker local en un consuelo para sus descosidos atrás.

A las órdenes de Di Francesco no estará Strootman, habitual comparsa de De Rossi en la media, donde Gonalons y Pellegrini asoman como posibles apuestas. Tampoco con Perotti, lo que deja el ataque con dos puestos libres para gravitar en torno a Dzeko.

Klopp se queda solo

El Liverpool aterrizó en Roma con la noticia de que Zeljko Buvac , segundo entrenador y guía táctico de Klopp, se baja del barco antes de tiempo. El club, que aludió razones personales, sufrió ayer una sacudida al leer la noticia del diario bosnio Pravda, el mismo que dio la primicia de que Klopp volaría a Liverpool en 2015, que adelanta que Buvac cogerá el testigo de Wenger en el Arsenal la próxima temporada.

Al fondo de todo esto emerge el recuerdo de la final de 1984, una réplica de este choque con final feliz para los ingleses, campeones en la tanda de penaltis. « Nadie piensa que ayude mucho el que nuestros abuelos ganaran aquí . Es sólo un partido, en un estadio maravilloso, en una ciudad fantástica y contra un equipo muy fuerte», concluyó Klopp.

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