Ciclismo | Vuelta a España

Fugas sin españoles en la Vuelta

El italiano Conti se impone por las magníficas carreteras de Navarra. El pelotón llegó a 34 minutos. Mañana, etapa reina en Francia

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No hay españoles en las escapadas de la Vuelta porque no hay ciclistas ni equipos en España. Hace veinte años había once escuadras. Y ahora, en plena ebullición del ciclismo a nivel mundial, de la práctica de este deporte como ocio y de la venta masiva de bicicletas para regocijo de fabricantes, solo hay dos: Movistar, un gigante, y Caja Rural, una modesta formación de la segunda división. Hubo fuga en la decimotercera etapa, maratoniano viaje por magníficas carreteras del norte, y no había españoles en un grupo de doce. Ganó un italiano, Valerio Conti, a medio mundo del pelotón: 33 minutos. Mañana espera una jornada con sabor y color: se cruza a Francia, a los puertos del Tour y se acaba en el Aubisque, la montaña de los osos cortada a cuchillo en los Pirineos.

Los españoles no se largan del pelotón porque no son mayoría en la Vuelta. Compiten 27 repartidos por equipos de medio mundo, uno aquí, otro allá. Y hay más franceses (34) que ibéricos. Casi empatan los belgas (21). Y concursan muchos italianos (19). Un dato que dice mucho.

Si la mitad están trabajando en el Movistar para Nairo, se entiende que en las fugas no se filtren ciclistas nacidos en España y protagonicen cabalgadas de al estilo de otros: Sarrapio, Blanco Villar, Suárez Cueva...

Había terreno para ello y muchos lo exprimieron. Doce en aventura por un escenario maravilloso, la provincia de Guipúzcoa y el norte de Navarra, lo más parecido a la ruta del Tour. Carreteras estrechas, en sube y baja al paso por pueblos escondidos en las colinas. Sensacional.

El día recordó a escapadas históricas, concentrados de minutos a mansalva. Pereiro, José Luis Viejo, Walkowiak, Giovanetti, Chiappucci o Kivilev... Más de 35 minutos de diferencia entre Conti y el pelotón conducido por el Movistar.

Nada que contar, salvo la oportunidad perdida por un territorio fabuloso. Mañana se llega al Aubisque. Y eso ya será otra historia.

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