Cádiz CF

Fali, un mal pero superior ejemplo

Las palabras del central del Cádiz CF suenan a broma aunque no por ello dejen de remover la conciencia. ¿Está loco o lo estamos nosotros?

Alfonso Carbonell

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Fali, en un entrenamiento.

Aún sigo impactado con las palabras de Fali en El Partidazo de la Cadena Cope. Ya saben, eso de que dejará el fútbol a sus 26 años y en lo mejor de su carrera si le obligan a entrenar y jugar en menos de un mes “con el virus ese suelto por ahí” (Fali dixit).

El que no haya escuchado la entrevista de Juanma Castaño que pare de leerme automáticamente y acuda a ella porque es para echarse unas risas y, de paso, por qué no decirlo, ahondar en los valores de una sociedad que a veces se vuelve loca y a la que de vez en cuando le viene bien que venga un ‘zumbao’ como el central del Cádiz CF para poner cordura y señalar qué es lo verdaderamente importante.

Porque aunque parezca que no España, esa que aplaude todos los días a las ocho de la tarde, lleva enterrando muertos desde hace más de un mes. Ya se han superado los 20.000 y asusta la cifra a la que se pueda llegar. Y aquí, en el fútbol, se habla de volver en cuanto se pueda a los campos porque la fiesta tiene que continuar. Y me parece bien. Tan bien como que salga un atípico futbolista a decir que si nos estamos volviendo locos o qué. Magistral Fali. Desacertado en sus cavilaciones pero imperial en su forma de ver la vida, con sus valores y convicciones. Menudo repaso de conciencia que ha dado el valenciano al mundo del fútbol y a la sociedad en general desde sus argumentos, seguramente, equivocados y más anclados a otra época donde el egoísmo no tenía tanto amparo.

Porque vaya por delante que a Fali se le va la olla. Que exagera lo que no está escrito. Que es muy posible que las ideas que tiene no se las crea ni él. Dicho eso, deja un mensaje que, a mí al menos, me deja pescando. ¿Qué es más importante, el balón o la vida? ¿Qué es esencial? ¿El fútbol o el dinero? Ojito a lo que pone sobre la mesa un jugador que, de cumplir su discurso, dejaría en cueros a esas vidas disolutas y mágicas de los Garrincha, George Best, Fabián O’neill y tantos otros que dejaron unas carreras de ensueño para adentrarse en las profundidades de la noche.

Y es que en el caso del jugador valenciano, de colgar las botas, lo haría por su familia y por volver a la chatarra porque él, asegura, es feliz “con un bocadillo de mortadela”. Nada de lujos, señoritas, alcohol, yates y demás… No, no, él, Fali Giménez, dejaría el fútbol única y exclusivamente por el temor de contagiar a su familia. Lo dicho, si este hombre deja el balón en lo mejor de su carrera tendría aquí un discípulo errante.

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