Cádiz CF

Zaragoza-Cádiz CF (0-2) Victoria de ley

Los de Cervera aprovechan dos regalos de su anfitrión para llevarse un partido de obligado cumplimiento tras jugar con dos hombres más

Alfonso Carbonell

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El Cádiz CF visitará La Romareda en la Copa del Rey.

No. Al Cádiz Cf no se le puede dar esos regalos. Ni en broma. El Zaragoza salió demasiado embravecido y pagó las consecuencias de tanta cólera injustificada. La primera expulsión de Verdasca concedió el primero de Alvarito que encarrilaba el partido y la segunda del meta Álvarez (ambas justas) hacía que el Cádiz CF sentenciara lo que es su sexto partido consecutivo acabado en victoria y que le deja a un punto del líder.

Salió Papu haciendo pupa y a los pocos minutos no tuvo otra que amonestarlo el árbitro. Todo empezó con miedo, con mucho miedo. La entrada ¿fortuita? de Papu sobre José Mari encendió las alarmas de Cádiz entero. La repetición dejaba, si cabe, al personal mucho más preocupado y con el temor de que la tibia del roteño podría haberse ido a pique por culpa del planchazo del jugador local, que no contento con ello, en la siguiente jugada veía amarilla tras pisar descaradamente el tobillo de Garrido en un balón que ya tenía perdido.

Repuesto el Cádiz CF del 'huracán Papu', los de Cervera comenzaron a apretar a su rival, que lo pasaba mal sacando el balón desde atrás pero que creaba peligro en cuanto lograba pasar a campo contrario. El primer aviso fue de Garrido, que no acertó a engatillar en el segundo palo una prolongación de cabeza de Kecojevic tras un saque de falta de José Mari.

Muy entretenido los primeros quince minutos, que incluso pudieron despedirse con un gol de no ser por el banderín levantado del linier, que con acierto anulaba un gol de Vinicius, en fuera de juego tras el rechace de Cifuentes a disparo de Eguaras. La respuesta del Cádiz CF fue tan pronto como le llegó el balón a Alvarito, que cogió su moto por su banda para meter un balón a Barral, que tras controlar en el primer paro disparó desviado sin haberse fijado que de dejar pasar el balón Álex llegaba solito para fusilar al meta zaragocista.

No andaba mal el Zaragoza del todo pero los de Natxo González salieron muy revolucionados. Tanto, que no solo se cargaron de tarjetas muy pronto sino que incluso su central Verdasca se iba a la caseta por llamar "malo" al colegiado estando amonestado. Era el minuto 27 y al Cádiz CF se le ponía el encuentro muy de cara. De entrada, el Zaragoza moderaba un poco su discurso y tocaba a retirada hasta que su entrenador rearmaba la defensa. Pero el escenario no varió. Los de Cervera controlaban el partido y salvando algunas internadas de Lucas o Álvaro García por la izquierda y Salvi, por la derecha, apenas inquietaban al meta maño. Pero, sorprendentemente, el equipo amarillo no aumentó su orden y su dominio estando con uno menos y el Zaragoza se adaptó bien a sus carencias. Era, más bien es, como si al Cádiz CF la expulsión de un rival le hubiera puesto un compromiso en el que no se sabe muy seguro de si puede dar la talla.

Para colmo a siete minutos del descanso, José Mari se iba al suelo y pedía el cambio por Abdullah. Así se llegaba a un descanso en el que el entrenador del Cádiz CF tenía la obligación de concienciar a los suyos de que había que dar un pasito adelante obligado por las circunstancias.

Y sí, el Cádiz CF salió en la reanudación con la nueva lección muy aprendida. Álex y Abdullah no esperaron mucho para asociarse en la creación de juego y los amarillos se gustaban con la pelotita de una banda a otra. Para colmo, los zaragocistas dejaban a pensar a Abdullah en lo que es un error garrafal. Y ese error lo aprovechó el francés, que se disfrazó de Iniesta para inventarse un pase que Alvarito leyó a la perfección para quedarse solo ante el meta local y salvar su entrada y con su derecha adelantar al Cádiz CF.

Ahora sí ya que se sentía cómodo del todo el Cádiz CF. Y sin apenas enterarse del 1-0, pudo el Zaragoza recibir el segundo si Álvaro está más rápido y valiente en una bola que le mandó Álex que le pudo dejar solo ante el portero pero este salió decidido a apagar el peligro.

Pero no todo le vendría rodado al Cádiz CF, que vio como el Zaragoza sacaba garra y carácter para irse con convicción hacia la portería de Cifuentes. Visto esto, Cervera sacaba a Barral y metía a su delantero obrero Carrillo en previsión de que el asunto se podía convertir en una guerra de guerrillas donde cada metro se iba a combatir como si fuera una batalla.

Y si bien estaba ya las cosas para el Cádiz CF mejor se le pusieron tras la expulsión del meta Cristian Álvarez por manos fuera del área tras una pifia que le pudo costar el segundo gol si no intercepta el balón con la mano con Carrillo solo para empujar el balón a la red.

Quedaban veinte minutos por delante y el Cádiz CF buscaba la sentencia ante un rival más que herido pero aún con vida tal y como demostró Borja Iglesias, que casi se cuela hasta la cocina de no ser por la aparición de Kecojevic que enviaba a córner con seguridad y no menos riesgo de cometer penalti. Toquero salía para calentar más aun una Romareda encendida con el arbitraje y unida en la inferioridad con sus jugadores.

Y lo cierto es que el Cádiz CF no sentenciaba y el Zaragoza tiraba de valentía para intimidar a los gaditanos. Borja Iglesias y Papu pisaban con intención el área de Cifuentes, que veía como Marcos Mauro y Kecojevic se convertían en unos escuderos de primera para alejar el fuego avivado por las unas enardecidas gradas de La Romareda.

No se podía creer Cervera los agobios de su equipo. Y como enfadado por ello retiraba a Garrido y metía a Romera para buscar el segundo que dejase las cosas como debían estar y no estaban a diez minutos para el final entre un equipo con once y otro con nueve. Y casi le sale a la perfección su estrategia porque en el primer contragolpe que tuvo Romera no llegó el segundo gracias a la fabulosa defensa en el dos para uno del zaguero Ángel. Pero lo que no le salió a la primera, sí salió a la segunda después de una apertura a banda de Abdullah a Salvi, que se adentró en el área maña apara asistir a Romera que en boca de gol dejaba noqueado a un Zaragoza tan valiente como revolucionado en los 90 minutos.

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