Cádiz CF

Reus-Cádiz CF (1-0) El balón se venga de Cervera

Justa derrota de un once amarillo que pagó las consecuencias de regalar el dominio a un equipo inferior en la tabla

Alfonso Carbonell

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El Cádiz CF centra sus miras en el Reus.

Dijo esta semana Cervera que "la posesión del balón no vale para nada". Cuando habla el míster, sienta cátedra y lo peor de todo es que sus palabras de confirman con los hechos. Porque el partido en Reus es un canto a su métodos, una herejía para los amantes del balón y un homenaje a los resultadistas, que se quedarpon, al menos hoy, sin resultado.

El Cádiz CF pasó olímpicamente de discutirle la bola al Reus, un equipo que hace de la posesión su sentido de ser. Y claro, cuando dos equipos antagónicos se enfrentan ambos están encantados de conocerse porque el uno le deja hacer lo que otro no quiere hacer. Se entienden, se llevan bien, pero al final el fútbol suele recompensar al que trate mejor al balón.

Ambos equipos se exponene a los riesgos, pero lo asumen con la agradable confianza de que piensan que tiene que salir lo que se lleva trabajando toda la semana. Y así salió el Cádiz CF con muchas caras nuevas. Brian, Romera, Jona y Salvi se encajaban en un once que le costó encontrarse. Y entre tanto, el Reus aprovechó esas dudas para comenzar dominando desde el primer momento.

El balón, siempre, era para el conjunto catalán, que no tardó en acercarse al área de Cifuentes. El meta cadista vio desde primera fila como Yoda y Juan Domínguez circularon un balón que cerca estuvo de buscar la portería cadista de no ser por la participación de Kecojevic. Al poco Lekic metía un balón al hueco al que no llegó David Haro por culpa de un atento Cifuentes.

Pasado ese primer cuarto de hora, el Cádiz CF se recompuso y comenzó a tutearle al Reus. Pero no por ello el conjunto local dejó de hacer lo que mejor hace: combinar y combinar. Y llegar y llegar. Eso sí, el Cádiz CF tenía a Salvi, que en su primera internada puso un balón de oro al primer palo que no supo conectar Romera en lo que fue una ocasión inmejorable. Desde ahí al final no se le recuerda nada más al ataque cadista.

Mandaba el Reus pese a ese acercamiento del once amarillo. No obstante, ambos parecían estar haciendo lo que mejor suelen hacer. El Reus, mandar. El Cádiz CF, esperar y remar. Y remar, y remar... Y con ese guion lo más normal era lo que pasaba. Y lo que pasaba es que el Reus no cesaba en su empeño. Álex Carbonell se movía entre líneas como pez en el agua y conectaba con Lekic de manera magistral, pero entre Kecojevic y Cifuentes desbaratan todas las ocasiones, que comenzaban a ser muchas. Demasiadas...

De Jona no había noticias. De Romera, tampoco. Básicamente, el Cádiz CF estaba desaparecido en combate pero muy vivo en sus planteamientos. En los de su jefe, claro. Lo mejor no era otra cosa que el Reus no aprovechaba sus ocasiones y dejaba con vida al Cádiz CF. La más clara en este primer tiempo la tuvo el central Jesús Olmo, que llegando desde el segundo palo recogió un balón centrado por Miramón -vaya jugador total- para, tras recortar a un defensa, buscar la escuadra que no encontró de milagro.

Pasaba el tiempo y el Cádiz CF seguía sin emitir pulsaciones más allá de su defensa, que por el bien de todos estaba más enchufada que nadie. Tan centrada estaba la zaga amarilla que salió a la perfección para dejar en fuera de juego a Lekic, al que le anularon un gol de cabeza por centímetros a siete minutos del descanso.

El pitido del árbitro puso final al monólogo del Reus en un primer tiempo en el que el Cádiz CF ni quiso enterarse del balón ni se agobió por ello. Tan cómodo estaba el Cádiz CF bajo el asedio que su entrenador no tocó nada en el descanso. ¿Para qué? Tampoco lo hizo López Garai. Estaba claro que ambos técnicos estaban contentos con lo que estaban viendo. Allá cada cual con sus pensamientos...

Y llegó. Porque el fútbol, a veces, es justo con quien le mima. En la enésima triangulación del Reus llegó el gol. A los 5 minutos de la reanudación, Yoda hizo llegar el balón a Álex Carbonell, que se hizo un hueco dentro del área gaditana para colocar el balón a un palo al que llegó Cifuentes pero con la mala suerte de que el rechace le vino a Lekic para marcar a placer el primero de la tarde para el conjunto tarraconense.

Pudo llegar el segundo a los tres minutos pero el trencilla asturiano se compadeció del Cádiz CF y no pitó un claro penalti por manos de Brian cuando Yoda se iba metiendo hasta la cocina. No le quedaba otra a Cervera que tirar su librillo a la basura y ponerse a inventar algo para que la humillación a la que estaba siendo sometido su equipo expirase de una vez por todas. La respuesta a ello fue la entrada de Aitor por Jona. Quitaba al delantero para meter a un jugón con la ilusión de protestarle algo el balón al Reus. Por ese cambio o por lo que fuese, el Cádiz CF hizo acto de presencia. Algo que no le importó demasiado a su rival, que siguió llegando al área de Cifuentes como el que se abre una lata de cerveza.

59 minutos tuvieron que pasar para comprobar que el Reus tenía portero. Fue, como no, Aitor el que probó con un disparo lejano desde la banda izquierda pero el lanzamiento del onubense apenas inquietó a Badía. La reacción reusense la puso Lekic con una jugada en la que salvó a Servando hasta hacerse un hueco para disparar a la escuadra, bien tapada por Cifuentes, que envió a córner.

Siguió Cervera agitando la coctelera y metía a Carrillo por un inoperante Romera. Pero visto estaba que el Cádiz CF no encontraba la manera de llegar al área contraria. Quizás por eso, en su último intento por inventar algo, Cervera metió a Eugeni para darle al juego de su equipo algo de creatividad en detrimento de la destrucción que personifica Garrido. Las cartas estaban echadas a falta de veinte minutos para el final.

Obligado por el resultado, el Cádiz CF no tuvo otra que tocar el balón. Pero presentarse a alguien cuando la fiesta toca a su fin es más complicado ganárselo. Y el Cádiz CF no se lo ganó.  Y no se le ganó porque no se le da especialmente bien tratar con la bola.

De repente, el Reus quitó a Álex Carbonell para meter contención con Tito, lo mejor que le podía pasar al Cádiz CF para que los locales dejasen de hacer lo mejor que saben hacer. Eugeni se hizo valer y el equipo comenzó a llegar de manera escalonada. En la primera jugada buen labrada, Salvi metió un balón al primer palo al que casi llega Carrillo en lo que fue la segunda ocasión amarilla. Había vida. O eso parecía.

El Reus se entregó y dio un paso atrás y ambos equipos se intercambiaron los papeles para beneficio gaditano. A trancas y barrancas el Cádiz CF se personaba en el área reusense aunque los centros de Correa y Salvi no encontraban la cabeza de Carrillo. Aitor y Alvarito se cambiaron de banda descolocando un tanto al Reus. Precisamente, desde la izquierda, Aitor metió un buen balón al que por poco llegó Carrillo. Quedaban cinco minutos y Carrillo, en jugada anulada equivocadamente, cabeceaba por fin un centro al larguero. No le quedaba otra al Cádiz CF que buscar el empate a la desesperada y con centros a la olla. Pero nada. El partido moría con el balón en los pies de los zagueros reusenses y con un Cádiz CF peleado con la bola. El balón, esta vez sí, se lo explicó a Cervera. Le cobró la factura y le pagó con lo que más duele: una derrota con una lectura muy clara. Sin balón no hay premio. Al menos, este sábado en Reus.

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