CÁDIZ CF

Cádiz CF-Real Oviedo (2-1) Remontada, delirio y carnaval

Alberto Perea y Servando ponen su firma en un encuentro que se complicó tras adelantar Linares a un equipo carbayón en inferioridad numérica

ANTONIO VALIMAÑA

Servando completó la remontada del Cádiz CF ante el Real Oviedo.

Del delirio a la fiesta. Del Carranza a la calle. Del balón a la serpentina. Del fútbol al Carnaval. Todo eso fue posible gracias a Perea y Servando, que daban tres puntos de oro al Cádiz CF  en un encuentro lleno de tensión ante un Real Oviedo que jugó más de una hora con diez hombres por la discutida expulsión de David Rocha. 

El gol de Linares no tuvo premio y el equipo de Álvaro Cervera seguirá segundo una semana más después de salir triunfal de una cita ante un adversario muy directo. Un rival que ahora está a tres puntos y con el 'goal average' empatado.

Sobre el césped aparecían las alineaciones esperadas por uno y otro, con una gran novedad: David Barral era titular en las filas cadistas. Álvaro Cervera había dejado claro en la previa que el cañaílla seguía entrando en sus planes y horas después se confirmó. El veterano ariete le ganaba la partida al recién fichado Jona y a Carrillo. Este último era uno de los descartados en la lista definitiva de 18 junto a Aitor.

Barral era el nombre más repetido y así cuando, ni cinco minutos se habían cumplido, el isleño, que parecía extramotivado para bien, avisaba con un magistral testarazo tras centro de Álex. El delantero amarillo ganaba en el salto ante Christian Fernández, cabeceaba y Alfonso Herrero respondía con una tremenda intervención en la escuadra , justo cuando el cuero parecía superarle, para evitar que acabara en el fondo de las mallas. El balón se iba a córner. El isleño, con ADN sportinguista y que no olvida su paso por El Molinón, activaba aún más a la siempre animada hinchada cadista. Ese arranque demoledor fue un mero espejismo.

Entre imprecisión e imprecisión, otro centro de Álex acababa con un remate flojo y desviado de Garrido. Era el siguiente aviso del Cádiz CF en un encuentro en el que se jugaban algo más que tres puntos. La tensión era evidente, cada jugada se peleaba con las garras bien afiladas. Eso sí, mucha lucha pero poquísimo fútbol.

Los minutos pasaban, nadie dominaba y los porteros empezaban a helarse debido a su inactividad. Entre disputa y disputa, un pletórico Álex demostraba su compromiso al evitar un claro contragolpe carbayón. El madrileño demuestra semana a semana que es determinante en este Cádiz CF, pues su técnica se complementa con ese trabajo innegociable para su entrenador.

Y fue entonces cuando Pulido Santana empezó a sacar tarjetas. Aarón Ñíguez vio la primera, Álvaro García se apuntaba a la lista con una amonestación que le impedirá estar en Soria al estar apercibido y... ¡zas! El árbitro grancanario expulsaba en el 34' a David Rocha tras llegar tarde a un balón dividido que se llevó Carpio. El lateral salmantino, dolorido, se acababa recuperando y las protestas asturianas no cesaban. Ahí cambiaba el decorado. Al menos sobre el papel.

Sin embargo, y pese a tener un hombre menos sobre el césped, el Real Oviedo no se amilanó, supo mantener la calma hasta el intermedio y avisó antes del descanso con un golpe franco directo de Saúl Berjón que trataba de sorprender a Cifuentes junto a su palo. El guardameta manchego mandaba el cuero a córner.

El Cádiz CF necesitaba meter una marcha más para superar a un contrincante rocoso que tiene bien asimilada la teoría de Anquela. Por fortuna, aún quedaban 45 minutos por delante.

El efecto de la reacción

La segunda mitad comenzaba con un doble cambio. La apuesta por Barral duraba 46 minutos. Ni uno más. Jona el encargado de relevarle. El hispano-hondureño volvía a defender la zamarra amarilla en el Carranza. Además, Abdullah, también amonestado y que tampoco jugará en Soria al estar apercibido, era sustituido para dar entrada a Perea. Cervera no quería jugar con fuego en la medular. Cualquier acción podía pasar factura en ese sentido.

El paso al frente del Cádiz CF era evidente, pero el primero en golpear fue el Oviedo en el 54'.  Fue a balón parado tras una falta de Kecojevic que Saúl Berjón se encargó de poner en el área y ahí la suerte jugó con los de Anquela. Su envío era prolongado por Jona y Linares , casi sin querer y tras tocar el cuero en su nuca, sorprendía a Cifuentes. El esférico entraba en el marco tras tocar en el larguero. Ver para creer. El mazazo era notable aunque había más de media hora para reponerse.

No quedaba otra que quitarse la careta en pleno Carnaval e ir a en busca de la igualada. Cervera agotó sus cambios en el 64' dando entrada a Eugeni por Garrido. Había que dar un paso al frente. Una apuesta que, lógicamente, trataba de frenar Anquela dando entrada a Cotugno por Aarón Ñíguez.

Y ese paso al frente llegó. Primero encendía Jona a la grada reclamando un penalti, Servando remataba fuera un centro de Perea y las bandas empezaban a apretar de lo lindo. Tanto que Pulido Santana continuaba con su festival de amarillas: Forlín, Christian Fernández, Mossa... Nadie se libraba.

Fue entonces cuando Salvi, cada vez más crecido por su banda, ponía un centro que Alvarito mandaba con la cabeza al travesaño. Carranza rugía y el premio llegaba. Fue en el 72' cuando Perea , el esperado, llevaba el delirio a las gradas con un gol de bandera al recoger un balón en la esquina del área, marcharse de Johannesson y Cotugno, y colocar el balón en la escuadra contraria, lejos del alcance de Alfonso Herrero. De otra galaxia.

La cita empezaba a superar a un cansado Oviedo que, pese a todo, se dejaba notar con algún remate de Christian Fernández y Ramón Folch. Y Anquela, conocedor del empuje gaditano, optó por dar entrada a Héctor Verdés por Saúl Berjón para fortalecerse atrás y ganar potencia arriba. Sin embargo, tal era el vendaval amarillo que el capitán Servando , hace más de una década zaguero carbayón, enviaba el balón a la red tras rematar con la testa otro centro a balón parado en el 79'. Había remontada. El Sábado de Carnaval no podía ser más perfecto.

La entrada de Toché por Christian Fernández llevaba al Oviedo a buscar el empate y abrió los espacios para un Cádiz CF que pudo sentenciar en tres ocasiones por medio de Salvi. No fue así pero los puntos se quedaban en la Tacita de Plata. La fiesta era merecida. Y ahora que continúe en la calle. Hay motivos de sobra para disfrutar.

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