Real Madrid

Florentino Pérez apoya a Zidane: no hay intocables, el único intocable es el club

El entrenador tiene la potestad de dar un golpe de mano como el de marzo de 2016, cuando hizo fijo a Casemiro. Si quiere hacer cambios, es la hora

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TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

El informe interno del Real Madrid desvela que la causa de la crisis de juego general es el descenso de rendimiento de toda la columna vertebral del equipo, un bajón de nivel propiciado por las lesiones y las bajas de nueve titulares (solo Casemiro e Isco se han salvado) y por el cansancio acumulado en hombres que desde agosto de 2015 han vivido dos años y medio sin descanso, con la disputa de títulos hasta el final de cada temporada y el comienzo raudo de la siguiente para abordar las Supercopas que premian los grandes éxitos anteriores. La crisis ha afectado a los líderes del esquema de Zidane , desde Ramos y Marcelo hasta Cristiano y Benzema, pasando por el eje de juego formado por Modric, Kroos y Casemiro. El «pasillo de seguridad», como lo llamaba Luis Aragonés, está tocado. Ahora es el pasillo de la inseguridad, por la pérdida de confianza en sí mismos de muchos futbolistas, un problema que el entrenador intenta atajar cada día con charlas grupales y personales para levantar la autoestima de sus pupilos.

Lucas y Kovacic, en plena forma para jugar: Ambos son, junto a Carvajal, Nacho y Keylor, los futbolistas en mejor estado físico y merecen minutos

Es la coincidencia de todos ellos en compartir el momento débil de la temporada el que ha generado esta crisis. En otras muchas situaciones, el flojo nivel de dos o tres hombres era cubierto por el resto de figuras del plantel. Sucedió con Benzema o con Bale cuando salían de lesiones. Ronaldo lo solucionaba casi todo con un buen pase de Lucas, de Marcelo o del propio «Karim». Ahora mismo solo Carvajal, Nacho, Keylor, Lucas y Kovacic se encuentran a un buen nivel físico.

Benzema no era el problema: Los resultados demuestran que el dilema no era solo su falta de gol, sino la falta de acierto de todo el equipo

El presidente de la entidad apoya a su entrenador y le anima a provocar otra revolución como la que llevó a cabo en marzo de 2016, nada más perder 0-1 ante el Atlético en el Bernabéu, cuando el francés sentó a James y colocó a Casemiro como centrocampista fijo y a Lucas en el ataque. Ahora, el club le pide otro golpe de mano similar. El mensaje cifrado interno en el centro de inteligencia del Bernabéu es: no hay intocables. Solo hay un intocable, el Real Madrid, que está por encima de todos.

Aire nuevo y fuelle al centro del campo

La situación del equipo exige olvidarse de nombres y reaccionar con los hombres en mejor forma. Zidane debe aparcar la seguridad de los titulares fijos y analizar qué profesionales no rinden y quien puede sustituirles para ofrecer mayor eficacia. Si el responsable deportivo del Real Madrid piensa realizar cambios, es la hora, pues la casa blanca se juega la temporada en dos o cuatro partidos de Copa que puede disputar este mes y en una eliminatoria de Champions que comenzará el día de los enamorados y acabará el 6 de marzo en París, en la ciudad donde Santiago Bernabéu inventó la Copa de Europa en 1955 junto a un periodista visionario de «L’Equipe».

El único intocable es el club, el Real Madrid, que está por encima de los jugadores

Si se piensa en variaciones en el once, el primero que merece jugar es Lucas, el único punta que hoy desborda por velocidad, pues Bale se encuentra en su pretemporada particular. El segundo suplente que debe jugar es Kovacic. Aporta el poderío físico que tanto se echa de menos. Asensio también debe jugar más, para devolverle la fe de principios de curso. Ceballos necesita igualmente minutos para mostrar su talento. Y Mayoral se ha ganado protagonismo, porque siempre apunta calidad en ataque.

Los disparos de la crisis se han concentrado especialmente en la falta de remate de Benzema, primero, y en la puntería torcida de Cristiano, después. La lesión del francés, acusado de no sumar goles, ha confirmado que fue señalado una vez más como el patito feo de los males del equipo, pues no ha jugado en 2018 y el Real Madrid no ha ganado en Liga en este año y tampoco ha vencido en su estadio.

La ineficacia de Ronaldo en la Liga, cuatro dianas, dato que contrasta con los nueve que lleva en la Champions , ha desnudado la carencia de gol de todo el equipo. Si no acierta el portugués, no acierta nadie. Esa impotencia incide en el problema general. El Balón de Oro no marca porque tampoco recibe balones válidos para conseguirlo. El argumento es la falta de generación de fútbol del centro del campo.

Modric y Kroos hacen un juego inmóvil, horizontal, sin regate y sin crear ocasiones. Han descendido de manera importante en su rendimiento, especialmente en las segundas partes, donde acusan falta de fuelle. Ni dan goles (dos el croata, tres el alemán) ni los anotan: Kroos ha celebrado dos y Modric, uno, pero en Copa de Europa. Casemiro paga y sufre ese menor rendimiento general. El brasileño tiene que presionar por todos y su resistencia dice basta al cabo de una hora.

La carencia de profundidad de Marcelo por la izquierda, otrora estilete ofensivo genial, descubre una carencia de poderío físico que se suma al flojo nivel mayoritario para diagnosticar definitivamente que el Real Madrid necesita una mejoría física, la adquisición de una punta de velocidad superior y una recuperación anímica para escapar de la desconfianza.

Zidane lleva a cabo minipretemporadas con los hombres que no jugarán ante el Leganés el jueves, un «planning» que repetirá la próxima semana. Medita cambios. Busca soluciones. No puede ni debe ser inmovilista.

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