Rafa Muñoz, en una foto de 2011
Rafa Muñoz, en una foto de 2011 - ABC
Natación

La dura confesión de Rafa Muñoz

El nadador más rápido del mundo en 50 mariposa se retira y admite que estuvo a punto de suicidarse en dos ocasiones

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A todo deportista de élite se le enseña a mejorar en su campo, y se le exige ganar, pero pocas veces se le educa a qué hacer cuando consigue el éxito o cuando llega el fracaso. Esa falta de rumbo es la que provocó que Rafa Muñoz, el hombre más rápido del mundo en nadar los 50 metros mariposa, pasara del cielo al infierno.

El nadador ha decidido retirarse, aunque ya hacía tiempo que la piscina no lo llamaba. Con 28 años está ya, dice, viejo para la natación, y después de un año sin nadar, lo informó así en una entrevista en La Vanguardia.

Pero también en esa entrevista explica, de una forma natural, que ese 5 de abril de 2009, cuando logró el éxito mayor de su carrera, un récord del mundo que todavía posee, también fue el inicio de una caída al vacío porque nadie le había dicho cómo gestionar un hecho así.

«Yo tenía 123 llamadas cuando hice el récord. Hay gente que encaja bien el éxito y yo no lo encajé bien. No tenía esa vivencia ni esa madurez para asumir esa repercusión mediática. Si no te han asesorado es duro. Tenía 20 años», explicó en los micrófonos de Cope.

«Antes del Mundial de Roma no quería competir. Tenía miedo de lo que podría lograr allí. No quería aparecer por la piscina. Caí en un pozo depresivo», continuó el nadador cordobés, que no contó con asesoramiento psicológico porque se recluyó únicamente en el deporte.

A partir de ese Mundial la mente se le dispersó demasiado. Llegaron las amonestaciones de la Federación Internacional de Natación por no rellenar el formulario para informar de dónde estaba en cada momento. ¿Dónde estaba? «En casa, en Córdoba o yendo a Marsella en caravana para recoger mis cosas. Mis vacaciones se extendieron cinco meses y bebiendo. No me avergüenza porque lo he superado».

«Hubo dos intentos de suicidio. Vivo en un quinto. Con eso te lo digo todo. Pero luego la gente tiene cabeza y sangre y...», explica también orgullosos de haberlo superado.

Porque esa espiral de negatividad se alargó y se profundizó porque no supo si podría continuar nadando debido a la posible sanción que podrían haberle impuesto por sus «ausencias».

Muñoz también señaló que la Federación no lo llamó en esos meses de depresión y lo dejó fuera del Mundial de Shanghái de 2011. «Y para los Juegos de Londres me quedé muy cerquita de los 100 mariposa, pero fui campeón en 50 por segundo año consecutivo. Pero me dicen que no tengo el nivel para competir». Además, después de unos años en Marsella, la Federación no se hizo responsable de su sustento en la ciudad francesa. «Las Federaciones deben estar ahí en las buenas y en las malas. Es muy difícil estar siempre arriba y hay que entender que se puede bajar».

Hoy, orgulloso de haber superado todos esos momentos, se sigue manteniendo en forma, disfruta de su mujer y su hijo de 18 meses. Está estudiando un máster y quiere optar a las oposiciones de Mosso d'Esquadra. La vida sigue, feliz después de la oscuridad.

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