Massive Attack
Massive Attack - EFE

Massive Attack cierra el FIB clamando contra el Brexit

El grupo británico dejó clara su postura ante la salida del Reino Unido de la UE y ofreció un concierto oscuro, hipnótico y sensual a la altura de su leyenda en la última jornada del festival

BENICÁSIM Actualizado: Guardar
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Llamaba la atención la ausencia de referencias al Brexit en un festival ubicado en España pero diseñado para público y artistas británicos. Apenas alguna camiseta entre el público nos hacía quitarnos la imagen del FIB como una elipsis espacio-temporal ajena al referéndum antieuropeísta, al brutal atentado de Niza o al intento fallido de golpe de Estado en Turquía. La mayoría de las bandas que desfilaron por Benicasim desde el jueves llevaron adelante sus repertorios sin hacer alusión al inquietante contexto que tenemos por delante.

Pero llegó Massive Attack y sacó del cajón de los canciones perdidas su «Euro Child» de 1995 para dejar clara su oposición a la salida de la UE. La banda de Bristol ofreció el domingo un concierto a la altura de su leyenda: hipnótico, oscuro, sensual… y político.

Una enorme pantalla de LEDS clamaba en letras capitales por la unión contra el terrorismo y contra los extremismos.

Los padres del trip hop –que recibieron sobre el escenario a los heterodoxos raperos escoceses Young Fathers- marcaron uno de los hitos de la cuarta y última jornada del festival, que fue por cierto la más estimulante. Impresionante el talento y la pericia escénica de Kendrick Lamar, que debutaba en Benicasim con el aval de sus once nominaciones a los Grammy. Acompañado de una banda relativamente sencilla, y sin necesidad de disparar fuegos de artificio, el artista californiano nos devolvió a los mejores tiempos del rap de la Costa Oeste; la época dorada de Dr. Dre y 2Pac.

Se echaba en falta una banda verdaderamente rabiosa en esta edición tan inclinada a las rimas, a la electrónica y al rock modosito, y finalmente lo encontramos con Fidlar. En su primera actuación en España, los californianos despacharon una vigorizante sesión de punk melódico y sucio que enardeció a la chavalería.

El programa el domingo dio cabida a propuestas tan dispares como la de la Jess Glynne (puro soul pop de radiofórmula, pero ejecutada con pulcritud) o la del músico canadiense Mac Demarco, tan exquisito como excéntrico en su particular batidora de pop lo-fi con guiños al jazz. En el apartado nacional, cabe comentar que la trabajada propuesta de folk pop de Alberto Montero bien merecía una audiencia mayor de la que disfrutó. A ver si un año de estos conseguimos dejar de ser invisibles para el público foráneo.

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