Hoy abre sus puertas la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid
Hoy abre sus puertas la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid - EFE
Feria del Libro de Madrid

Las propuestas de ABC para la Feria del Libro 2016

El área de Cultura de este diario quiere que leas durante la cita literaria por excelencia de nuestro país, que hoy abre sus puertas en el Paseo de Coches del Parque del Retiro. Aquí van unas sugerencias, para disfrutar... ¡Nos vamos de feria!

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  1. Antonio Fontana: «Fuera de quicio», de Karen Joy Fowler (Malpaso)

    Una novela asombrosa, conmovedora, que nos pone un nudo en la garganta y, a ratos, los pelos de punta. Y que demuestra que, para crear intriga, no hacen falta crímenes truculentos; basta la historia de dos gemelas: Rosemary y su hermana, una chimpancé llamada Fern.

  2. Inés Martín Rodrigo: «Varados en Río», de Javier Montes (Anagrama)

    Rosa Chacel, Manuel Puig, Elizabeth Bishop y Stefan Zweig tuvieron en común su exilio en Río de Janeiro, el Paraíso terrenal. Autores, todos ellos, de intensa y literaria vida, claros ejemplos de que la realidad, muchas veces, supera a la ficción, y que sucumben a la prosa, delicada y certera, de Javier Montes (Madrid, 1976) en «Varados en Río» (Anagrama). Un libro, hermoso y revelador, que indaga en el concepto de patria (de hogar, más bien), para llegar a la conclusión de que el destierro, aunque sea elegido, es difícilmente soportado (ni siquiera el literario, tantas veces imaginado).

  3. Jorge Sanz Casillas: «Nos vemos en esta vida o en la otra», de Manuel Jabois (Planeta)

    Un libro que cuenta desde la perspectiva de un pobre diablo el atentado más numeroso de la historia de Europa. Sin entrar en la calidad o no de la sentencia, Manuel Jabois retrata, con claridad y sin ponerse estupendo, las mentes de aquellos que facilitaron los explosivos del 11 de marzo. Un libro para aprender a escribir y conocer lo más sórdido del ser humano.

  4. Sergi Doria: «La eternidad de un día. Clásicos del periodismo literario alemán», de Francisco Uzcanga Meinecke (Acantilado)

    La cultura alemana del siglo que va del Romanticismo al funesto apagón del nazismo demuestra que la gran literatura germinó en los periódicos. Para constatarlo, esta antología con los artículos de novelistas y pensadores en lengua alemana: Heinrich Heine, Karl Kraus, Robert Walser, Rosa Luxemburg, Stefan Zweig, Joseph Roth, Thomas y Heinrich Mann, Herman Hesse, Robert Musil, Alfred Döblin, Walter Benjamin... La alineación estelar se completa con auténticas joyas: por ejemplo, «Goebbels como escritor» de Heinz Pol: «El caso Goebbels resultaría muy sencillo si viviéramos en un país sano: las colosales trivialidades de este histérico megalómano sólo interesarían a la ciencia médica». Lo escribió el 27 de enero 1931 cuando el Partido Nazi ya exhibía su apogeo.

  5. Celia Fraile: «Viaje a la Alcarria», de Camilo José Cela

    Recientemente, escribí un reportaje acerca de la ruta que ha organizado la preciosa comarca guadalajareña para homenajear al Nobel en el centenario de su nacimiento; y volví a releer este clásico de la literatura de viajes en España. Un placer.

  6. Javier Montes: Edgardo Cozarinsky, César Aira y Patricio Pron

    César Aira, Edgardo Cozarinsky y Patricio Pron
    César Aira, Edgardo Cozarinsky y Patricio Pron

    Yo aprovecharía nuevos libros recientes para hacer un mini-árbol genealógico de «las tres edades» de la literatura argentina actual: el clásico en vida y veteranísimo escritor y cineasta (o viceversa) Edgardo Cozarinsky, que publica en Tusquets «Dark» y en Entropía «Niño enterrado», nuevas exploraciones de su mundo misterioso y refinado y sus temas: la identidad mestiza, la memoria y el olvido, las raíces y los desarraigos. El «senior» César Aira, con su breve y brillante ensayo «Sobre el arte contemporáneo» que da de propina y casi de contrabando muchas claves sobre su propia escritura. Y el más joven, Patricio Pron, con «No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles», una novela sobre la fascinación fascista que periódicamente se apodera de Europa: absorbente, y ojalá que no profética.

  7. Laur Revuelta: «Manual para mujeres de la limpieza», de Lucia Berlin (Alfaguara)

    Lucia Berlin (Alaska, 1936-Los Ángeles, 2004) fue escritora y alcohólica, como tantos machos alfa que compartieron con ella momento literario pero ellos alcanzaron la fama y ella cardó la lana. Nunca venga mejor dicho, porque Lucia Berlin tuvo que cardar muchas lanas para sobrevivir y para dar a luz una colección de relatos, entre lo autiográfico y la ficción, que han alcanzado la gloria, póstuma, pero gloria, al cabo. Más allá de que haya recibido en el último año todos los reconocimientos habidos y por haber, y que Lydia Davis (primera mujer de Paul Auster y una de las grandes cuentistas norteamericanas) haya prologado esta recopilación, leer a Lucia Berlin ha sido una de las grandes satisfaciones lectoras de los últimos meses. Emocionante, de saltarse las lágrimas, entre la ironía y la inmensa ternura.

  8. Hughes: «Tangos, jazz-bands y cupletistas», de Julio Camba (Fórcola)

    «Los camareros parecían actores fracasados». No es Camba en La Latina, sino en la vida ociosa de principios de siglo XX. La ópera le gustaba poco y en el tango veía el liberalismo que acabó en el 14. En «Tangos, jazz-bands y cupletistas» (Fórcola) hay incluso un asomo de crónica mundana con las divas de los cuplés y sus romances. Un Camba casi de colorín, muy lejos de los «cambianos» intensos, lacra actual.

  9. Manuel Muñiz: «El ala rota», de Antonio Altarriba y Kim (Norma)

    Es la continuación de uno de los grandes clásicos del cómic español, «El arte de volar». Si aquel narraba la dureza del exilio y la pesadumbre de quienes decidieron retornar durante el franquismo a través de la vida del padre de Antonio Altarriba, «El ala rota» se centra en su madre y en cómo sufrió un doble exilio interior, anterior incluso a la guerra: el de la pobreza y el de ser mujer en una sociedad aplastantemente machista.

  10. David Morán: «Breve historia de siete asesinatos», de Marlon James (Malpaso)

    El intento de asesinato de Bob Marley en 1976 es el punto de partida de esta monumental novela coral que se llevó el Booker de 2015 con un reto tan ambicioso como arrollador: reconstruir la historia de Jamaica escarbando entre sus sombras y dando voz a un centenar de testimonios ficticios que se entrelazan en una narración épica que ni es breve ni se conforma con los siete asesinatos del título. Así, con el aún turbio atentando contra la estrella del reggae como telón de fondo y decorado retráctil, Marlon James (Kingston, Jamaica 1970) propone una febril orgía polifónica en la que la violencia siempre lleva la voz cantante mientras la CIA, los capos locales y los delincuentes de poca monta rivalizan por tensar aún más la cuerda. Un prodigio narrativo.

  11. Rosa Belmonte: «La violación de Nanking», de Iris Chang (Capitán Swing)

    Es la historia de la brutal masacre del ejército japonés en Nanking, entonces capital de China, en 1937. Es la historia de este holocausto olvidado por unos y desconocido para otros. Y ese es el mayor valor de la obra, lo que tiene de rescate y descubrimiento. El libro abruma con la descripción de las violaciones y torturas (sorprende que esas atrocidades sigan siendo negadas por el Gobierno japonés). Iris Chang, hija de dos profesores universitarios que emigraron a EE.UU. desde China, también documenta el origen del imperialismo japonés y sus ansias de expansión. La autora se suicidó en 2004. El epílogo donde el marido cuenta su evolución mental tampoco tiene desperdicio.

  12. José Manuel Cuéllar: «Azules son las horas», de Inés Martín Rodrigo (Espasa)

    Relato agridulce, con más nubes amargas que soles alegres, de la vida de Sofia Casanova, escritora española que relató para ABC media vida de una Europa en permanente tragedia. Un extenso trabajo contando al detalle los sinsabores y gozos, pocos, de una española que mereció mejor vida en un tiempo en el que la apertura de la mujer al mundo literario requería mucho valor, audacia y talento.

  13. Álvaro Bermúdez: «El camino más corto», de Manuel Leguineche (Ediciones B)

    «El camino más corto» combina lo literario y lo periodístico, de manos de uno de los reporteros españoles más importantes. Con una pluma sencilla y directa, Leguineche narra su vuelta al mundo en 1965, porque es el «camino más corto para encontrarse a uno mismo». También lo es para que un periodismo que pasa dificultades se reencuentre consigo mismo y que viaje, de nuevo, buscando lo inesperado. Es un libro que nos recuerda la importancia de dejarse sorprender al mirar el mundo, y del interés por descubrir otros lugares y culturas. Es posible fascinar al lector si sabemos transmitir por qué lo que contamos importa.

  14. Carmen Rodríguez Santos: «La juventud de Cervantes», de José Manuel Lucía Megías (Edaf)

    El presidente de honor de la Asociación de Cervantistas nos propone una novedosa biografía, en la que baja del pedestal al autor del Quijote, y nos acerca al hombre de carne y hueso, que fue sobre todo un luchador y un superviviente.

  15. Jesús García Calero: «Cirlot. Ser y no ser de un poeta único», de Antonio Rivero Taravillo (Fundación José Manuel Lara)

    Pocas figuras más injustamente infravaloradas en la literatura del siglo XX como la de Juan Eduardo Cirlot (1916-1973), poeta inclasificable cuya obra, gracias al empeño de su hija, la medievalista Victoria Cirlot, ha ido publicando de manera espléndida la editorial Siruela. El deslumbramiento de sus versos, arraigados tanto en la vanguardia como en la tradición hacía necesaria una biografía que pudiera explicar el contexto personal, cultural y social en el que surge. Y esa justa biografía es la que acaba de publicar Antonio Rivero Taravillo, que ha merecido el premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2016. El libro llena un hueco imperdonable de nuestra literatura y ofrece a los lectores las claves para comprender la fascinante figura de Cirlot en toda la complejidad de su época.

  16. Javier Díaz-Guardiola: «Mi novio de agosto», de Andrés Senra (Swinton & Grant Ediciones)

    «No tengo yo muy claro, ahora que estamos a mediados de mes, si la performance para Facebook "Mi novio de agosto" está cumpliendo sus objetivos o si está derivando en una pieza de autoinmolación pública». En lo que sí que acabó fue en una divertidísima publicación que, casi un año después (las vivencias que recoge tuvieron lugar en el verano de 2015) recuperan toda la atmósfera creada offline (los acontecimientos que experimentaba su autor y que eran posteados en la red social) y online (ya que aquellos que comentaron estos «posts» se convirtieron en actores involuntarios de la acción artística y secundarios de esta rara «novel»" en tuits) en torno a una intensa historia de amor de Andrés Senra, que, como todos los amores de verano, duró lo que se alargó el estío. Como «Mi novio de agosto» es una publicación tan especial, casi los restos de una performance, y con una tirada pequeña, lo mismo cuando lleguen a la caseta de la feria donde se distribuye, la de Swinton & Grant, ya no la encuentren. Pero no se preocupen. Es esta una librería de arte tan deliciosa que seguro que dan en ella con otro jugoso título para inmensas minorías. Es lo que tienen el arte, la ilustración y la autoedición.

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