ENCUESTA

«El Quijote», de Cervantes, la obra mejor valorada

La primera novela moderna, maestra de narradores, se ha alzado con 267 puntos en la encuesta de escritores y críticos para ABC Cultural

Detalle del dibujo del «Quijote», que un joven Antonio Mingote presentó en 1936 a un concurso de portadas de ABC
Andrés Amorós

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No cabe la menor duda, «El Quijote» es la mejor novela de todos los tiempos: la más actual, la maestra de todos los grandes narradores, la que ha cautivado a los lectores de todos los países .

Su éxito fue inmediato y extraordinario pero tardó en ser entendida justamente. Durante los siglos XVII y XVIII, se leyó como una obra cómica. Fueron los románticos europeos (ingleses, alemanes y rusos, sobre todo) los que reconocieron su valor trascendental. Entusiasmó a los maestros de la novela clásica: Sterne, Dickens , Stendhal, Flaubert, Galdós, Dostoiewski…

Cualquier lector actual puede ver que es la primera novela moderna, que s e anticipa a muchas técnicas narrativas contemporáneas : la realidad problemática; el «realismo de almas, no de cosas»; el perspectivismo; el narrador no fiable; la metaliteratura; el humor como «técnica literaria de la libertad» (Pedro Salinas).

Principios morales

Más importante que la técnica es el espíritu: llamamos ahora «quijotismo» a la defensa de los principios morales más elevados. Así, el heroísmo: «¡Leoncitos a mí!», clama Don Quijote. La libertad: «Libre nací y en libertad me fundo». La dignidad de cualquier ser humano : «Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro hombre si no hace más que otro». El cristianismo interior, de raíz erasmista, de don Diego de Miranda, un «santo a la jineta» (laico, diríamos hoy). La tan española ética del esfuerzo, no del éxito : «Bien podrán los encantadores quitarme la ventura pero el esfuerzo y el ánimo, será imposible». Al final, la dignidad para afrontar la hora de la verdad: «En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño…»

Representa la mejor España, la que nos compensa de tantas miserias: nuestra Biblia

Decía Navarro Ledesma que «la segunda parte del "Quijote" no es "literatura", como no son "pintura" "Las Meninas"». El gran arte supera todos los límites de la técnica y la historia, nos enseña a entender el mundo y a entendernos a nosotros mismos. Resume Antonio Machado : «Leyendo a Cervantes, me parece comprenderlo todo». Subrayo yo: toda la infinita complejidad de la realidad , del ser humano.

No existe una novela más universal. Lo proclamó Dostoiewski: «Es la última y más sublime palabra del pensamiento humano». A la vez, para orgullo nuestro, es un símbolo de España: así ha sido siempre considerada. Para Carpentier, « no tuvo España mejor embajador , a lo largo de los siglos, que Don Quijote». Sintetiza lapidariamente Dámaso Alonso: «Es la fe de España. Él es España». La mejor España, por supuesto, la de Velázquez y Galdós, San Juan de la Cruz y Goya, Manrique y Falla… La que nos compensa de tantas miserias: nuestra Biblia.

Los españoles han vuelto siempre sus ojos a «Don Quijote de la Mancha»; sobre todo, en las épocas de crisis: para saber quiénes somos; para encontrar nuestras raíces; para proyectar con esperanza nuestro futuro… Así debe seguir siendo.

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