Cristina Fernández, ayudante de dirección, el actor Nacho Sánchez y Víctor Sánchez, director del montaje.
Cristina Fernández, ayudante de dirección, el actor Nacho Sánchez y Víctor Sánchez, director del montaje. - Óscar del Pozo
TEATRO

«Iván y los perros», en el regazo de una acogedora jauría

En la Rusia postsoviética, cientos de niños y de canes fueron arrojados a las calles moscovitas. En el monólogo «Iván y los perros», la dramaturga Hattie Naylor cuenta la historia de uno de esos pequeños. El montaje llega al Español el 25 de mayo

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Tristemente célebres son los miles de niños y adolescentes que malviven en la calle de populosas urbes del Tercer Mundo como Río de Janeiro o Kinshasa. Pero quizá menos conocida sea la situación similar en la Rusia postsoviética. Tras la caída de la URSS, Moscú se pobló de cientos y cientos de perros que fueron abandonados por sus amos. La capital rusa no solo se llenó de esos animales agrupados en jaurías. También de un sinfín de pequeños a los que sus propios padres echaban de su casa o se veían obligados a la huida de «hogares» desestructurados y donde el día a día era un verdadero infierno.

Uno de esos niños fue Iván Mishukov. Con apenas cuatro años no le quedó más remedio que escapar de una madre alcohólica que no sólo no se ocupaba de él sino que permitía que su violento padrastro, igualmente alcoholizado, se ensañara con él. Después de la calle, Iván recaló en un orfanato y finalmente en una escuela militar. Nunca olvidó a la «familia» que le amparó: una jauría de perros que le protegía y llegó a convertirle en jefe de la manada.

Sálvese quién pueda

La historia de Iván Mishukov, no única pero sí singular, impresionó a la dramaturga británica Hattie Naylor que escribió una versión para teatro radiofónico que emitió la BBC cosechando un gran éxito. Luego subió a las tablas, no sólo en el Reino Unido, sino también en otros países. La acogida fue extraordinaria.

Llegó a España en la temporada 2012-2013. Se vio en catalán en un montaje en el Teatre Lliure a cargo de Pau Carrió, con Pol López en el papel de Iván. Ahora el monólogo «Iván y los perros» se presenta en el Teatro Español de Madrid, donde permanecerá en cartel entre el 25 de mayo y el 18 junio. El espectáculo es una producción de la compañía valenciana La Pavana -encargada también, entre otros, del montaje de «En la orilla»-, con la colaboración del Instituto valenciano de Cultura, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), el Ayuntamiento de Sagunto y La Nau Escénica. Toma la batuta el dramaturgo y director escénico Víctor Sánchez Rodríguez(Puerto de Sagunto, 1985), con Nacho Sánchez (Ávila, 1992) dando vida a Iván Mishukov.

El niño ruso Iván Mishukov, en cuya historia se inspira la pieza «Iván y los perros»

La misma conmoción que le causó a Hattie Naylor la aventura del niño ruso le produjo el texto de la autora inglesa a Víctor Sánchez Rodríguez: «La pieza llegó a mis manos a través del actor y director argentino Mariano Stolkiner, que la había montado en Buenos Aires. Nada más leerla me di cuenta de que era uno de esos textos que te tocan, se te quedan dentro, y dan ganas de llevarlo a escena. Sobre todo por las muchas preguntas que suscita y porque con un lenguaje muy directo y aparentemente sencillo cuenta una historia muy compleja, muy cruda, pero sin regodeos melodramáticos. Lo que para mí suponía un reto que no podía desaprovechar. La pieza de Naylor encierra lo que sobre todo yo le pido el teatro: que no eluda la realidad y que, aunque hable de otras épocas o momentos, no deje de estar en conexión con nuestro presente, que lo radiografíe, que nos ayude a comprenderlo. Creo que "Iván y los perros" nos lleva a la reflexión de que, a pesar de ese repetido mantra, las crisis, más que oportunidades, engendran miseria, y todo eso contribuye a un sálvese quién pueda. En las crisis vemos con toda su dureza la fragilidad del humanismo, entendido como solidaridad entre los hombres, como el ideal de ayudarse mutuamente. Iván encuentra ese humanismo no en los hombres, sino en los perros. Con ellos aprende muchas cosas. Descubre, por ejemplo, que no te aceptan a la primera y que hay que ganarse su respeto y cariño, pero una vez conseguido no te abandonan, no mienten, no manipulan».

Relato de aprendizaje

Precisamente como «un duro pero emocionante relato de supervivencia y aprendizaje» califica el actor Nacho Sánchez -coprotagonista de la exitosa «La piedra oscura»- esta pieza en la que por vez primera se enfrenta a un monólogo: «Iván es un personaje complicado, quizá el que más de los que he interpretado hasta ahora. La verdad es que cuando leí la obra me desconcertó, y en la primera reunión con el equipo me planteé y le planteé cómo podía sacarlo adelante. Aunque esto para mí resultaba un acicate, que fue creciendo a medida que descubría las muchas capas, matices y posibilidades de la obra y del personaje. Iván halla con los perros una felicidad que los humanos le negaron».

Si Nacho Sánchez encara su primer monólogo, la actriz Cristina Fernández (Valencia, 1980) debuta como ayudante de dirección, a la vez que es la responsable de movimiento, que ha enfocado, explica, no haciendo prevalecer una gestualidad animal que llame mucho la atención, sino que se fusione con la acción. Y subraya: «Lo que cuenta me desgarra el alma. Como madre, me interrogo cómo es posible que haya padres que maltraten a sus hijos o les abandonen. Y no he encontrado respuesta».

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