El selfie que Iván Repila dedica a ABC Cultural
El selfie que Iván Repila dedica a ABC Cultural - I. R.
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Iván Repila: «Si leer fuera un oficio, sería mi dedicación con más años cotizados»

Tras publicar sus dos primeras novelas en la tristemente desaparecida Libros del Silencio, el escritor vasco se lanza a la liga de las grandes en Seix Barral con «Prólogo para una guerra»

Madrid Actualizado: Guardar
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¿Cuáles son sus intereses como escritor?

En un sentido amplio, en el acto de escribir en sí: divertirme, ser feliz, emocionarme. De forma más específica, me interesa trabajar con el lenguaje y las imágenes, proponer segundas y terceras lecturas, moverme en territorios simbólicos. Intento verbalizar las preguntas y los pasadizos que me rondan, y poner siempre en cuestión el relato que estamos construyendo como sociedad. Intervenir, al fin y al cabo; mostrar mi desacuerdo.

¿Y como lector?

Emocionarme, aprender y verme obligado a reflexionar, especialmente sobre aquellos temas en los que me siento más inseguro. Me interesan, especialmente, las lecturas que me abren horizontes nuevos y me hacen sentir incómodo.

¿Sobre qué temas suele escribir?

La violencia, principalmente, en sus diversas formas.

Y también sobre la desigualdad, la gestión de los afectos, los conflictos entre la sociedad y el individuo…

¿Dónde ha publicado hasta el momento?

Mis dos primeras novelas, «Una comedia canalla» y «El niño que robó el caballo de Atila», en Libros del Silencio; la última, «Prólogo para una guerra», en Seix Barral.

¿Con cuáles de sus «criaturas» se queda?

No existen libros perfectos, aunque creo que debemos aspirar a ellos, al menos durante el proceso de escritura. Hay que soñar muy fuerte. Por eso me quedo con fragmentos, con escenas, con capítulos de cada uno de mis libros.

Supo que se dedicaría a esto desde el momento en que…

No puedo señalar un momento concreto. Me recuerdo escribiendo desde muy joven, haciendo mis propios cómics, mis «novelas» de dos o tres páginas. Es una pregunta peligrosa, también. ¿Si no hubiera publicado, no me estaría «dedicando a esto»? En verdad, si leer fuera un oficio (leer sin más, no hacer crítica), sería mi dedicación con más años cotizados.

¿Cómo se mueve en redes sociales?

Con discreción, que viene el fiscal y te la lía. Y me viene fatal ahora mismo meterme en juicios.

¿Qué perfiles tiene?

Twitter e Instagram.

¿Cuenta con un blog personal?

No.

¿Qué otras actividades relacionadas con la literatura practica?

Imparto talleres de lectura y escritura.

¿Forma parte de algún colectivo/asociación/club?

No.

¿En qué está trabajando justamente ahora?

Para estos meses, mientras continúe la promoción de «Prólogo para una guerra», estoy escribiendo a cuatro manos un remake (ajustado a los nuevos tiempos) de «Historia de O».

¿Cuáles son sus referentes?

Juan Larrea, en verso. Albert Camus, en prosa. La ciencia ficción, como género.

¿Y a qué otros colegas de generación (o no) destacaría?

Está Jon Bilbao y luego estamos los demás. Dicho esto, creo que se están llevando a cabo propuestas muy variadas, tremendamente interesantes, y no me veo capaz de destacar a unos sobre otros porque necesitaría una perspectiva temporal para la que aún faltan años. Sigo con mucha atención a mis contemporáneos, me gusta saber lo que hacen, lo que piensan, me gusta estudiar sus temas y sus herramientas. Me gusta que no me dejen indiferente. Algunos son amigos, y otros no, y los leo siempre: Cristina Morales, Álvaro Colomer, Lara Moreno, Javier Gutiérrez, Sara Mesa, Jesús Carrasco, Alberto Olmos, Jenn Díaz, Juan Soto Ivars, Nere Basabe, Miguel Ángel Hernández, Jordi Corominas, Aixa de la Cruz, Pablo Martín Sánchez, Rubén Martín Giráldez, Juan Carlos Márquez, Izaskun Gracia, Juan Gómez Bárcena, Txani Rodríguez, Santiago Pérez Isasi, Elvira Navarro, Jorge Carrión, Sergio del Molino… Probablemente me dejo a algunos, pero no por falta de interés, sino de memoria, o de libro reciente. Insisto: los leo a todos.

¿Qué es lo que aporta de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?

No soy yo quien debe responder a esa pregunta.

¿Qué es lo más raro que ha tenido que hacer como escritor para sobrevivir?

¿Para sobrevivir? Absolutamente nada. Soy un privilegiado. Como mucho, pasar frío. Mi casa es Siberia.

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