Venden por 15 millones de euros la última residencia de Picasso, en el corazón de la Costa Azul

La legendaria masía Notre-Dame-de-Vie, cuyos alrededores fueron inmortalizados por varias acuarelas de Churchill, sale a subasta pública

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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Vuelve a estar a la venta, en subasta pública, la última residencia de Pablo Picasso, en Mougins, en el corazón de la Costa Azul, la legendaria masía Notre-Dame-de-Vie (Nuestra Señora de la Vida) cuyos alrededores también fueron inmortalizados por varias acuarelas de sir Winston Churchill.

Picasso compró los terrenos y la residencia original en 1961, para ofrecerlos en «regalo de bodas» a su futura y última esposa, Jacqueline Roque, una antigua «finca agrícola» donde todavía quedan restos de una diminuta iglesia del siglo XII y una «fuente» de origen greco/romano en los últimos años de su vida.

Notre-Dame-de-Vie fue la última residencia de Picasso, hasta su muerte, el 8 de abril de 1973. En cierta medida, esa mansión, de unos 800 metros cuadrados, profundamente renovada, con varias hectáreas de terreno «agrícola» y una vista excepcional, es una suerte de «templo» vacío, víctima de un largo rosario de tragedias.

Tras su larga experiencia de residente en la Costa Azul, en Antibes-Juan-Les-Pins (1946), en Vallauris-Golfe-Juan (1947), en Cannes-La Californie (1955), con su instalación en la mansión de Mougins (1961-1973) Picasso puso el colofón final y definitivo de su inmenso legado. En Notre-Dame-de-Vie realizó pinturas, esculturas, dibujos, esculturas, en el conocido «desorden» del «Minotauro» recogido en su refugio último.

Su viuda, Jacqueline Roque, se suicidaría en esa residencia el 14 de octubre de 1986. Su hija, de un matrimonio anterior, Catherine Hutin, decidió «desprenderse» de la masía Notre-Dame-de-Vie, tras enterrar a su madre en el castillo de Vauvenargues, al pie de la montaña de la Sainte-Victoire (inmortalizada por Cezanne), donde están enterrados Picasso y Jacqueline, en una residencia museo tan fascinante como inhóspita para vivir a diario.

Propietarios

El primer nuevo propietario de la última residencia de Picasso fue un marchante belga que la compró por 10 millones de euros. No sin cierta habilidad mercantil, el nuevo propietario cambió de nombre a la antigua Notre-Dame-de-Vie, que prefirió llamar El Antro del Minotauro. Apenas han transcurrido nueve años cortos. Catherine Hutin denunció en su día varios robos de obras de Picasso, de cierto valor. Interminables trabajos continúan «modernizando» el castillo de Vauvenargues, en el corazón de una Provenza que tiene un puesto legendario en la historia de la pintura impresionista.

Año tras año, museos, galeristas y marchantes, siguen cultivando el recuerdo y el negocio Picasso, en la Costa Azul, donde el museo de Antibes continúa siendo el «faro» quizá definitivo del legado mediterráneo del genio malagueño. Hace cuatro años, varios marchantes de propiedades de ultra lujo, en la Costa Azul, volvieron a anunciar una segunda venta de la última residencia de Picasso, en Mougins, al precio astronómico de más de cien millones de euros. La crisis no contribuyó a propiciar el proyecto.

Su valor actual

Finalmente, la antigua Notre-Dame-de-Vie, vuelve a estar a la venta. Un gabinete especializado la sacará a subasta, dentro de unos días, al precio aproximado de unos 15 millones de euros. En verdad, ningún especialista se atreve a cifrar con precisión el valor mercantil de una propiedad legendaria. El comprador de 2008 decidió preservar el «espíritu» de las reformas realizadas por Picasso. «Todo sigue intacto», dicen los nuevos vendedores.

A las leyendas picassianas se suman otras leyendas: las inmediaciones fueron inmortalizadas por sir Winston Churchill, en algunas acuarelas realizadas durante sucesivas vacaciones. El rosario de grandes personalidades que pasaron por Notre-Dame-de-Vie incluye toda la aristocracia del arte, la cultura y el mercado del arte de la primera mitad del siglo XX.

Los herederos de Picasso nunca desearon comprar ellos mismos la última morada del genio, tocada con misterio de sucesivas tragedias: la muerte, el suicidio, el alejamiento final de la Costa Azul, víctima de las nubes tóxicas de la polución, el turismo de nuevos ricos rusos, chinos y árabes, la metamorfosis del antiguo paraíso mediterráneo en el más «glamour» de los infiernos.

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