Arte colombiano, entre el horror y la belleza

La Colección del Banco de la República desembarca en Madrid con un centenar de obras

Estudio de Alejandro Obregón para su célebre obra «Violencia», considerado el «Guernica» colombiano COLECCIÓN BANCO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA
Natividad Pulido

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En 2015 desembarcó en Madrid la cultura colomb iana con toda su artillería pesada, coincidiendo con que aquel año era el país invitado en ARCO. Demostró entonces su riqueza y diversidad . Hubo un antes y un después. Pese a hallarse inmerso en un complejo proceso de paz (aún costará superar la fractura provocada por la violencia y el narcotráfico), Colombia ha apostado por la cultura como uno de los principales motores para conseguir tan ansiada paz. Uno de los tesoros nacionales que vino a Madrid hace tres años fue la custodia de la iglesia de San Ignacio de Bogotá, conocida como «La Lechuga» por el color verde que le proporcionan sus 1.485 esmeraldas. Considerada una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica, se expuso en el Prado.

En primer plano, ánimas del purgatorio. Atrás, retratos de monjas difuntas ABC

Es una de las piezas más valiosas de la Colección del Banco de la República de Colombia , que agrupa el impresionante Museo del Oro, la Biblioteca Luis Ángel Arango, una colección numismática y otra artística que se inició en los años 50 y que, desde entonces, se ha enriquecido con adquisiciones y donaciones. Entre estas últimas, las 208 obras que donó Fernando Botero en 2000 . Se abrió un Museo Botero, que se suma al Museo de Arte Miguel Urrutia, llamado así en honor al que fuera gerente del banco e impulsor de la colección.

Sus fondos suelen itinerar en exposiciones por toda Colombia, pero raramente han salido del país. La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid ha logrado reunir una selección de un centenar de obras de más de 60 artistas de esta colección colombiana en una exposición titulada «Campo a través» , organizada en colaboración con el Banco de la República de Colombia y la embajada de Colombia en España y que anoche fue inaugurada por la primera dama del país, María Clemencia Rodríguez de Santos. La muestra abarca desde la época colonial hasta el arte más emergente. Su comisaria, Estrella de Diego, subraya «la fuerza de un país que ha sabido afrontar la diversidad y las adversidades con una producción artística fuera de los moldes, construida superando las dificultades y los obstáculos: campo a través».

En primer término, «Decoración de interiores», de Beatriz González. Al fondo, «Gavetas», de Danilo Dueñas ABC

Si hay algo que define al arte colombiano es su pluralidad y transversalidad , que en esta exposición quedan patentes a través de temas como la muerte, el cuerpo, la diversidad, la cotidianidad, la violencia, la naturaleza..., distribuidos en tres ejes: «Anatomía y botánica», «Guía de viajes» y «Ciudades invisibles». Arranca el recorrido con un grupo de monjas difuntas en su lecho de muerte , envueltas en flores, frente a las ánimas del purgatorio. En la misma sala se exhiben las anatomías homosexuales de Luis Caballero, un óleo de Botero antes de convertirse en Botero –«Violación (diablito erótico)»– y dos estudios de Alejandro Obregón para su célebre obra «Violencia», considerado el «Guernica» colombiano . ¿Hay mejor metáfora de la violencia que una mujer embarazada que ha sido apuñalada?, se pregunta la comisaria.

En primer término, «Histérica», de Feliza Bursztyn. Al fondo, «Desdoblado», de Luis Fernando Roldán ABC

El arte colombiano está plagado de metáforas visuales, expresivas, donde la violencia está presente de una forma muy sutil. Los indígenas, los desplazados, los colonialismos... se hacen hueco en un arte alejado de tópicos y exotismos con que se suele dibujar el arte latinoamericano, hoy de moda en todo el mundo. Así, conviven en la exposición postales de viajeros del siglo XIX de Ramón Torres Méndez , junto a una pieza de la siempre combativa Doris Salcedo (la artista colombiana más internacional), un frágil «Sudario» de Luis Fernando Roldán , un «Corazón de Jesús» pop realizado por Juan Camilo Uribe o un tapiz bordado a mano, «Mucha India» (expresión con la que se insultaba a los indígenas en Colombia), de Fernando Arias , que supone una revisión del indigenismo. La comisaria destaca el trabajo de los fotógrafos colombianos y su visión de las ciudades y sus habitantes. Como los prostíbulos Buenaventura, retratados por Fernell Franco . «Estas obras proponen una imagen viva y poderosa de ese arte colombiano que habla también de la capacidad del país para superar las dificultades, para seguir adelante pese a todo, para levantarse desde los derrumbes», comenta Estrella de Diego.

La exposición se extiende hasta la Casa Museo Lope de Vega de la capital, donde se exhibe una última pieza, «Cementerio, jardín vertical», de María Fernanda Cardoso (1992), una poética reflexión sobre el sufrimiento por el que ha pasado Colombia en su Historia. Violencia y poesía, horror y belleza. Así es el arte colombiano.

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