El regreso a las clases supone una factura extra de 200 a 500 euros

La cuesta de septiembre va camino de desbancar a la de enero. Tras los excesos de las vacaciones llega la temida vuelta al cole que las familias empiezan a preparar cada vez más temprano. Ya desde mediados de agosto, librerías y centros comerciales instalaban el mostrador para reservar los libros de texto que, en el caso de Andalucía, cuentan con financiación pública. La aplicación de la Lomce, la nueva ley de Educación, ha retrasado su llegada, pero, en el caso de Andalucía, se mantienen, de momento, las antiguas versiones.

El material es ya otra cosa e inevitablemente habrá que hacerle frente al coste. Organizaciones de consumidores y portales de internet se afanaban estas últimas semanas en cuantificar el coste de la vuelta al cole y proponen desembolsos medios que van desde los 360 euros mínimos que propone la UCE hasta 838 de Kelisto.es. El importe al que le hacen frente las familias varía del número de hijos en edad escolar y el tipo de centro. Por lo general, los colegios públicos suelen pedir una cantidad menor en concepto de material y uniforme. También suelen tener precios más baratos para las actividades extraescolares que los concertados. En ambos casos, tanto el servicio de comedor escolar y aula matinal, como el coste de los libros cuentan con bonificación pública.

Tomando como referencia el coste medio que proponen los colectivos de usuarios y las webs de consumo y cotejándolo con la opinión de una docena de padres con hijos en edad escolar consultados por este medio, la factura extra de septiembre se sitúa entre los 200 y los 500 euros, que se van, principalmente, en el material escolar, el uniforme o la ropa de al menos el primer trimestre y las actividades extraescolares. También se incluyen en ese precio el importe de academias de inglés y otras clases a las que los pequeños acuden al margen de la oferta de sus centros. En octubre será cuando arranque el servicio de comedor y aula matinal que supone una media de 90 euros mensuales a las familias que no cuentan con bonificación y que empiezan a sumar para el resto del año.

Nuevas fórmulas

Ante el coste que hay que afrontar justo después de las vacaciones de verano, los padres buscan fórmulas de ahorro que van desde la compra de material de marcas blancas a la organización de grupos para conseguir precios más competitivos. Empieza a ser habitual que los propios centros ejerzan como intermediarios para la venta de los libros y el material. Es el caso del colegio concertado SAFA en Chiclana, que gestiona incluso la venta de los uniformes. Rocío Calviá, madre de dos niñas de segundo de Infantil escolarizadas en este centro, asegura que «supone más ahorro hacerlo así que acudiendo de manera individual a la librería». Según explica, el coste ha sido de unos 150 euros por cada una en concepto de material y, «por suerte este año podrán aprovechar los uniformes, que ya supusieron un buen pellizco el año pasado». Rocío aseguró que la asociación de padres (ampa) de su centro suele velar por el coste e incluso se llegó a poner a la venta material que sobró del año pasado a mejor precio. «Todo eso nos sirve de gran ayuda a las familias».

Un sistema parecido tiene el centro Salesiano de Cádiz, donde cada año se intenta buscar el ahorro en el coste. Joaquín Gómez del Río, padre de dos alumnos de seis y diez años, asegura que «este curso ha resultado mucho más barato». Ambos niños están en Primaria, con lo que los libros son gratuitos y también aprovecharán material del año pasado. «En total han salido los dos por cien euros», llega a sorprenderse Joaquín, que no tendrá que hacer gasto en uniformes. Los colegios públicos también se encargan de gestionar el material a través de las ampas. Así lo lleva a cabo el centro jerezano Antonio Machado, que lleva el ahorro incluso a la mochila, estableciendo la misma para todos los alumnos. Carmen Castellanos, madre de una alumna de último curso de Infantil indica que el coste ha sido el mismo del año pasado (140 euros), que servirán para todo el curso. Es lo mínimo que exige el colegio, luego añadimos las actividades extraescolares, que eso va en función de las posibilidades de cada familia.