CÁDIZ

Indignación vecinal por las molestias que provoca el parón de las obras del puente

La rotonda de El Corte Inglés se encuentra patas arriba y las AAVV de Astilleros y Los Corrales temen que el revés de Dragados vaya para largo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El parón de las obras del segundo puente ha puesto en pie de guerra a los vecinos y comerciantes de los barrios de Astilleros, La Paz y San Severiano, principales afectados por la medida. Los inquilinos de esta zona han vivido la construcción del nuevo acceso de la Bahía en un segundo plano, sin embargo, la decisión de Dragados de paralizar el proyecto hasta que se resuelva un expediente de modificación de obra les afecta directamente a su ritmo de vida. Los bloques de pisos que se encuentran entre las avenidas de la Bahía y Las Cortes han visto crecer el puente desde sus terrazas. Las molestias han sido mínimas. El paso de vehículos pesados con el material de obra ha sido puntual durante los últimos siete años y siempre ha estado localizado en las inmediaciones de la península artificial que se hizo frente a la rotonda de El Corte Inglés para construir la primera zapata de la estructura. Pero la situación ha cambiado ahora.

El pasado junio comenzó la reordenación de la glorieta de El Corte Inglés, donde entroncará el tablero del puente con el casco urbano. La obra en cuestión ha obligado a cerrar al tráfico un importante perímetro de los tres barrios y, además, el Ayuntamiento ha tenido que habilitar un dispositivo especial para facilitar el tránsito de peatones y evitar con ello posibles accidentes. El equipo técnico había previsto seis meses de trabajo. Todo estaba programado para que el 8 de diciembre, coincidiendo con el inicio de la campaña de Navidad, la glorieta quedara totalmente abierta al público, sin embargo, las previsiones han cambiado debido a la decisión adoptada el pasado miércoles por la empresa adjudicataria.

Los vecinos se sienten engañados. El presidente de la asociación vecinal del barrio de Astilleros, Luis Arenal, calificó la situación de «desastre» y vertió sus críticas hacia la gestión municipal, «que ha actuado en este asunto sin buscar el consenso con los vecinos afectados». Cabe recordar que el proyecto inicial del segundo puente de Cádiz proyectaba el desembarco del tablero en el casco urbano mediante una glorieta en altura, lo que obligaba a construir un paso soterrado para distribuir el tráfico. Esta opción nunca fue del agrado del Ayuntamiento y tampoco contó con el beneplácito de los vecinos. La construcción de un túnel en la avenida de la Bahía suponía la división de los dos barrios y el Consistorio se negó a levantar muros entre La Paz y Astilleros. El Ministerio de Fomento tuvo entonces que modificar sobre la marcha el proyecto y rebajar a cota cero el desembarco del puente en la ciudad. El inicio de la obra de esta rotonda es lo que ha servido a Dragados para tensar la cuerda y exigir a Fomento la revisión de varias modificaciones practicadas al proyecto inicial y no recogidas en el contrato de adjudicación de 2007. Arenal lamentó que la obra del puente «dure más que la construcción de la Catedral».

Fomento, por su parte, insiste en que su equipo técnico negocia con Dragados una solución favorable sobre el expediente abierto para evitar la paralización de la obra. LA VOZ avanzó el pasado fin de semana que la empresa adjudicataria ha utilizado una argucia legal recogida en ley de contratos del Estado para detener la obra hasta resolver el expediente de modificación.

Esta negociación puede durar un máximo de ocho meses, aunque todo apunta a que ambas partes llegarán a un acuerdo a lo largo de octubre.

El responsable de la asociación vecinal de Los Corrales, Ángel Acuña, se mostró ayer contrariado por el parón y lamentó el nuevo retraso que acumula el segundo puente. Reconoció que las molestias de la obra de la rotonda son enormes para los vecinos, «ya que el movimiento de camiones empieza muy temprano», pero advierte de que la «gran molestia ha sobrevenido ahora con la paralización de los trabajos».

Tampoco son ajenos a este inconveniente los responsables del Club Viento de Levante, que han sufrido en su embarcadero la construcción del nuevo acceso y ven como se desvanecen las expectativas creadas sobre la inauguración del puente en la primavera del año que viene.