Familiares y amigos de Rafael Ricardi, en la mañana de ayer en el Tanatorio de El Puerto. :: P. H.
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Último adiós a quien robaron 13 años

«Tenía una salud delicada desde que salió de prisión, pero no nos esperábamos esto tan pronto», afirma uno de sus abogados

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Dolor y lágrimas en una familia que se encontró por sorpresa el fallecimiento de Rafael Ricardi Robles, el portuense que cumplió 13 años de prisión por un delito de violación que nunca había cometido. Ricadi falleció el pasado martes en su casa de la calle Cruces tras echarse a dormir la siesta. Un hijo suyo fue a visitarlo horas más tarde y se encontró con que su padre no reaccionaba a los estímulos, comprobando el fallecimiento. Tras realizarle la autopsia se determinó que la causa de la muerte había sido debido a un fallo cardiorespiratorio.

A lo largo de la mañana de ayer muchos familiares y amigos acudían al tanatorio de El Puerto, en el polígono de Las Salinas, para darle el último adiós a una persona que pasó a ser noticia a causa de un grave fallo judicial y policial. Muchas muestras de dolor se presenciaron en las instalaciones del tanatorio, donde se pudo observar que una de las personas más afectadas por la noticia era su hija Macarena.

Uno de los abogados que se encargó de su caso, Juan Domingo Valderrama, mostró su sorpresa por la noticia, «tenía una salud delicada desde que salió de prisión, pero no nos esperábamos esto tan pronto». En el mismo sentido se lamentó de que no hubiera tenido más tiempo para poder vivir en libertad: «él entendía que después de lo que sucedió tenía que vivir la vida, por desgracia no ha podido disfrutarla todo el tiempo que hubiera merecido después de lo que pasó; pero sé que ha vivido intensamente y ha sido feliz al lado de los suyos».

Su abogado también hizo referencia al grave error que se produjo con Ricardi. «Fue un hombre marcado por una dramática y grave injusticia judicial y policial, de la cual aún hay personas que tienen que pedir perdón, ya a él no porque no está y tampoco creo que lo hubiera requerido, pero sí a la sociedad, la cual está en deuda con Rafael».

Su hermana Milagros también se mostró muy afectada por la trágica noticia y pedía que las personas lo recordaran «como la persona que fue, con sus defectos como todo el mundo tenemos, pero que lo recuerden como Rafael Ricardi y punto». Milagros aludió a la dramática etapa en la que estuvo en prisión y manifestó que «no existe la justicia, yo aún sigo sin creer que exista».

Un grave error de 13 años

Era el 15 de octubre de 1996 cuando una sentencia, que emitió la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Cádiz, condenaba a Ricardi a 36 años de prisión por dos delitos de violación agravados por el uso de disfraz y la nocturnidad que se había perpetrado un año antes. Fue una de las víctimas quien lo inculpó como el agresor. Después de pasar 13 años, en 2008, Ricardi salió de la cárcel de Topas (Salamanca) tras serle concedido el tercer grado penitenciario. Ese mismo año, un informe realizado el 22 de julio de 2008 por el Instituto de Toxicología de Sevilla recogía que, tras un amplio y detallado análisis de un gran número de marcadores identificados y su comparación con el ADN de Rafael Ricardi y de otros dos nuevos sospechosos en el caso, se identificaban en los restos de semen perfiles genéticos que coincidían con certeza «casi total» con uno de los sospechosos y con menos índice de probabilidad con el otro, mientras que no se detectaron restos de ADN perteneciente a Rafael Ricardi. Casi un año después, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo declaró nula la sentencia que condenó a Ricardi en 1996. Tras los 13 años vividos en prisión por un error judicial, el Estado le indemnizó con 555.000 euros que posteriormente, en 2012, se elevó a 1,1 millones de euros.