Un prorruso detenido el viernes en Odessa llora emocionado tras ser liberado ayer por los separatistas que asaltaron la sede de la Policía. :: DMITRY SEREBRYAKOV / AFP
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El caos en Odessa desnuda al Gobierno

Los prorrusos asaltan los calabozos policiales y liberan a los detenidos el mismo día en el que el primer ministro ucraniano acudió a la ciudad

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Los prorrusos, quienes pese a ser los que provocaron los trágicos desórdenes del pasado viernes fueron los que peor parte se llevaron, ahora están demostrando tener la iniciativa. Tras la encerrona en la llameante Casa de los Sindicatos, donde perdieron la vida 42 personas, fundamentalmente opositores al actual poder en Kiev, fueron sus partidarios los que en mayor número cayeron en manos de la Policía ucraniana. En total, se practicaron 130 detenciones.

Paradójicamente, los prorrusos habían contado con mayor benevolencia por parte de las fuerzas del orden el día de autos, según se desprende de los numerosos testimonios aparecidos en las redes sociales y en los vídeos colgados en YouTube. Desde Kiev, sin embargo, el Ministerio del Interior aseguró que los «saboteadores» prorrusos habían llegado en su mayoría desde Rusia y de las regiones orientales de Ucrania. De ahí que los esfuerzos policiales durante los arrestos del viernes se cebaran más con ellos.

Pero los partidarios de la desintegración de Ucrania decidieron ayer en Odessa poner las cosas en su sitio y salir masivamente a la calle. Lo hicieron más de 2.000 personas. De ellas, un millar acudió a la delegación local del Ministerio del Interior, en cuyos calabozos estaban los detenidos. Trataban así de impedir que fueran trasladados a los juzgados de guardia para adoptar contra ellos las correspondientes medidas cautelares.

Los concentrados bloquearon los alrededores del edificio policial y colocaron en las paredes carteles con consignas tales como «Poned en libertad a los héroes de Odessa, asesinos» o «No olvidaremos ni perdonaremos el sangriento 2 de mayo». Ante la impasibilidad de las autoridades, parte de los congregados intentaron penetrar en las dependencias a través de la puerta trasera, pero no lo consiguieron debido al cordón de agentes desplegado en todo el perímetro. Así que los manifestantes lanzaron una lluvia de piedras contra la entrada principal y las ventanas adyacentes mientras gritaban «¡Abajo la junta de Kiev!» y «¡Odessa ciudad rusa!».

Habían llegado hasta allí desde la Casa de los Sindicatos, escenario de la mayor tragedia acaecida en la ciudad en décadas. Junto al semiquemado edificio, en cuya fachada ha sido colocada una bandera rusa, ayer, segundo día de luto, se colocaron velas, flores y fotografías de las víctimas de la tragedia.

Al final, bajo la presión de los manifestantes, la Fiscalía General de la ciudad tomó la decisión de poner en libertad a 67 de los arrestados, que salieron en medio de expresivas escenas de júbilo por parte de sus familiares y amigos. Había también entre los recién liberados partidarios de la unidad de Ucrania, que perdieron el viernes cuatro activistas durante la manifestación. Uno de ellos por herida de bala.

El balance total de muertes en la dramática jornada del 2 de mayo fue de 46 personas y más de 200 el de heridos. El concejal del Municipio de Odessa, Ígor Dimitriev, advirtió que unos 60 participantes en los disturbios del viernes permanecerán detenidos.

La agencia ucraniana UNIAN afirmó ayer que los prorrusos se han lanzado en Odessa «a la caza» de los partidarios de la unidad de Ucrania, publicando en internet sus fotografías, domicilios y números de teléfono. Según UNIAN se proponen «vengarse» por los que murieron horriblemente quemados en la Casa de los Sindicatos.

«Descontentos»

En Kiev, sin embargo, fue desconvocada la manifestación que los partidarios del Maidán tenían prevista. Los organizadores del acto decidieron en el último momento hacer público un comunicado advirtiendo de la presencia de «saboteadores» armados con la misión de generar altercados como los acaecidos en Odessa. Según la nota distribuida el sábado, los provocadores asaltarían edificios oficiales actuando como si fueran manifestantes del Maidán «descontentos con la gestión de las autoridades». Los pasados 29 y 30 de abril, hubo enfrentamientos en el centro de Kiev entre supuestos miembros de los grupos de autodefensa del Maidán y organizaciones ultras. Se produjo también un intento de asalto a la sede del Gobierno, en donde rompieron cristales de varias ventanas. A finales de abril en Donetsk, una manifestación a favor de la integridad territorial fue atacada por prorrusos. Los hechos son casi calcados de los que se produjeron al comienzo del fatídico 2 de mayo en Odessa.

El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, se trasladó ayer a Odessa vestido completamente de negro en señal de duelo y con la intención de adoptar medidas contra los responsables locales que no pudieron o no quisieron evitar la masacre del viernes. Acudió también para averiguar cómo se desencadenaron los hechos.

Durante la rueda de prensa que ofreció, Yatseniuk declaró que «lo que ocurrió en Odessa forma parte del programa de Rusia para destruir Ucrania y su Estado». Según sus palabras, tal plan «fue financiado y organizado por profesionales que manipularon a la gente». Yatseniuk culpabilizó a la Policía de los 46 muertos habido en Odessa.