LABORAL

La falta de un plan industrial hace inviable la inversión gallega en El Puerto

El consorcio empresarial no ha presentado aún el documento que recoge sus planes de futuro y empleo, clave para obtener permisos y nuevas ayudas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La inversión gallega en los antiguos terrenos de Visteon, en El Puerto, se ha enquistado. El proyecto industrial liderado por un consorcio de empresarios para fabricar autobuses eléctricos y piezas aeronáuticas en fibra de carbono ha levantado serias sospechas a los dos años de su gestación. De momento, no hay creación de empleo y mucho menos expectativas de producción. Este periódico ha podido saber que el Consistorio portuense ha requerido información al grupo inversor sobre el grado de ejecución de los compromisos adquiridos para crear un millar de empleo y convertir el suelo de Visteon en un floreciente complejo industrial. Los empresarios aún no han presentado el plan industrial que recoge sus planes.

La inversión gallega en El Puerto arrancó en noviembre de 2012 cuando el entonces alcalde, el popular Enrique Moresco, viajó a Galicia acompañado de su concejal de Urbanismo, Diego Muñoz, para mantener un contacto con un grupo de empresarios interesados en invertir en la Bahía. La cabeza visible de este consorcio es Ramón Hermo, que representa en la provincia de Cádiz, según declaró en su momento a LA VOZ, los intereses de unos 22 empresarios de la comarca coruñesa de Barbanza. Sin embargo, el holding empresarial al que alude Hermo se resume en sólo cuatro nombres propios: Ramón Hermo Bermúdez y sus hijos Ramón y Miguel Ángel, además de un cuarto empresario, Juan Figueiredo.

El citado grupo fijó hace cuatro años el punto de mira en el polígono de Las Salinas, en El Puerto, donde abrió la conservera Maratlantis y, además, puso en marcha una empresa de alta tecnología para fabricar los componentes de autobuses eléctricos, Merkum. Esta última empresa de automoción ha sido el embrión de un proyecto empresarial a gran escala que tenía como objetivo la implantación del sistema eléctrico en vehículos de transporte público y que encandiló en 2012 al alcalde Moresco. El plan de Moresco pasaba por ofrecer a los gallegos el antiguo suelo de Visteon para desarrollar su proyecto industrial. Así comenzó una ceremonia de anuncios, promesas y expectativas que, a día de hoy, son humo.

Anuncio a bombo y platillo

El alcalde volvió de Galicia con el ánimo por las nubes y se apresuró a dar una rueda de prensa en diciembre de 2012 para anunciar la inversión en Visteon y la creación de un millar de puestos de trabajo en la construcción de vehículos eléctricos, especialmente, autobuses.

Cabe recordar que Visteon, especializada en la fabricación de componentes electrónicos para automóviles, cerró sus puertas definitivamente en febrero de 2012 y dejó en la calle a unas 400 personas. Sin embargo, la salida de Visteon de la Bahía no fue tan traumática como el cerrojazo de Delphi, en febrero de 2007. En este caso, la Delegación Provincial de Empleo, entonces en manos del socialista Juan Bouza, veló por la pulcritud del ERE, mientras que el Ayuntamiento de El Puerto logró atar con la multinacional una serie de compromisos para reactivar la planta tras el cierre. De esta forma, Visteon cedió al consistorio el suelo de las instalaciones y abonó casi dos millones en concepto de costes de mantenimiento de la planta durante dos años hasta la llegada de un inversor con interés en los terrenos y en la factoría.

Las ganas por reactivar el suelo de Visteon llevó a Moresco a cazar a toda costa la inversión gallega. La intención de los empresarios era aprovechar la vieja factoría para crear en ese suelo un polígono dedicado a la automoción, pero especializado en el sector eléctrico. La factoría de Merkum, en Las Salinas, sería la planta tractora que permitiría la implantación de industrias auxiliares para dar servicio al proyecto de construcción de vehículos eléctricos para el transporte público.

El ayuntamiento se puso entonces manos a la obra para elaborar las bases de un concurso público con el ánimo de adjudicar la explotación de los 200.000 m2 que ocupa la parcela de Visteon en el parque Tecnobahía. El concurso se resolvió en la primavera de 2013, pero quedó desierto pese a que el grupo empresarial gallego presentó su oferta. El mismo día en que se abrieron las plicas se supo que la oferta de los gallegos no reunía los requisitos y el propio Ramón Hermo aclaró que el consorcio no compartía las bases impuestas por el Ayuntamiento que regulaban la explotación de los terrenos, ya que el Ayuntamiento cedía el suelo mientras que los empresarios eran partidarios de la compra de una sola porción de la finca.

Una venta muy polémica

Un mes más tarde, el Ayuntamiento y los empresarios retomaron las conversaciones para lograr un acuerdo. En junio de 2013, el consorcio compró por dos millones de euros la planta y 70.000 m2 de terreno con una opción de compra sobre el resto. La oposición mostró su desacuerdo con la operación, ya que se había puesto una alfombra roja a un grupo inversor sin garantía ninguna. El PSOE denunció que se vendía a precio de saldo un suelo con una tasación de 14 millones.

El alcalde introdujo una cláusula en el contrato mediante la cual los empresarios se comprometían a crear en 2014 un total de cien empleos, otros tantos en 2015 y así hasta lograr los 300 puestos de trabajo acordados. De lo contrario, el consistorio sancionará a la empresa con 10.000 euros por cada empleo no creado.

Pellizco del 'Plan Reindus'

Esta es la película de los gallegos en Visteon. Sin embargo, su presencia en la Bahía no ha estado exenta de dudas y conjeturas. El consorcio empresarial se hizo con 2,5 millones de euros procedentes del 'Plan Reindus' del Ministerio de Industria para comprar los terrenos y en septiembre del año pasado solicitó a la Agencia IDEA, organismo de la Junta, un paquete de ayudas a fondo perdido para sacar adelante su proyecto industrial en Visteon. LA VOZ publicó el pasado enero que esta ayuda puede llegar hasta el 75% de la inversión y es un incentivo a la creación de nuevas empresas. Este periódico ha podido saber que la Junta estudia con lupa el expediente y no emitirá un veredicto hasta que los empresarios presenten el plan industrial, es decir, el documento que recoge plazos, mano de obra, producción.

El paso del tiempo ha demostrado que la gestión de estos empresarios es torpe o, al menos, poco acertada. El pasado diciembre solicitaron ante el Ayuntamiento de El Puerto la licencia de obra para acometer las mejoras en el interior de la antigua planta de Visteon y en sus alrededores, pero el expediente está paralizado porque no han presentado el informe de la Consejería de Medio Ambiente que autoriza estas actuaciones.

La inversión tampoco está clara. Si inicialmente basaron su proyecto en la construcción de autobuses eléctricos y en el desarrollo en el suelo de Visteon de una empresa dedicada al reciclaje de plásticos, Plasticur, meses mas tarde dieron un golpe de timón y destacaron que Plasticur se dedicaría a la fabricación de piezas aeronáuticas en fibra de carbono. Se da la circunstancia que para desarrollar esta actividad, la empresa debe pasar varios filtros de calidad. De momento, ninguna compañía del sector (Airbus, Alestis, Aernova) ha mostrado interés por los servicios de Plasticur al no contar con los informes de calidad que requiere el sector.

Ante este panorama, los extrabajadores de Visteon han mostrado su inquietud y rechazo hacia los planes de los gallegos. Consideran que sin plan industrial no tiene futuro la inversión y sospechan que el consorcio gallego, liderado por Ramón Hermo, es otro fiasco como el perpetrado en 2011 por el también empresario gallego, Dávila Ouviña, que estafó a las administraciones más de 20 millones en ayudas públicas. Fuentes de los trabajadores consultadas por LA VOZ se preguntan «hasta cuándo el Ayuntamiento y las administraciones públicas van a aguantar la mentira de este supuesto consorcio empresarial».

Nueve meses después de que el exalcalde Moresco y el empresario Ramón Hermo estamparan su firma en un documento, la inversión se encuentra en el aire y bajo sospecha.