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#Laguillotine

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Cada vez hay mas la gente que piensa que esto sólo lo soluciona la guillotina. Como en la época de la Revolución Francesa, el desinterés y desafecto de la clase política por el resto de la humanidad ha llegado a tal extremo que cualquier chispa hace un incendio, una revolución. El ultimo caso, Gamonal, ese barrio de Burgos con nombre de explosivo. La que se ha liado por unas simples obras.

¿Cómo es posible que la clase política no se dé cuenta de lo que está pasando? El abuso político lleva a la mentira, la mentira a la impotencia, la impotencia a la indignación y la indignación a la violencia.

Gamonal no es sino la prueba de que la gente, harta de silencios, desaires y hechos consumados, reacciona con violencia. Hemos llegado a tal cercanía del punto de ebullición social en nuestro país que cualquier metedura de pata de alcaldes, diputados o concejales es considerada por el pueblo como una afrenta.

Y con razón, es la clase política contra el pueblo. A día de hoy, los partidos políticos tienen colocados 145.000 españoles. De ellos, 40.000 altos cargos con sueldazo y 22.000 puestos, de confianza. Lo mismo que Endesa Repsol e Iberdrola juntas. Casi un tercio de los empleos de las empresas del Ibex. Auténticos cortesanos con casas en Madrid, coches oficiales, comidas de pescuezo, y billetes de primera.

Se nos dijo que esto iba a cambiar, pero la realidad mas allá de camuflajes es que es que, durante los primeros años de la recesión, se hizo lo contrario: Se gastó un 12% más en nóminas y se contrataron otros 12.000 estómagos agradecidos más. Subiendo para pagarlo todo el IVA y el IRPF.

¿No es suficiente razón para indignarse? ¿Para pasar por la guillotina a más de uno? Gracias a Dios ya no se cortan cabezas. Los votos son la guillotina del siglo XXI. Pero, ¿A quién votar cuando en el fondo todos los partidos lo único que quieren es proteger lo suyo a costa de lo nuestro? ¿A quién votar cuando entre todos nos han condenado a la guillotina lenta de nuestra ruina?