:: MIKEL CASAL
Sociedad

El obligado perdón a Turing

Este genio que descifró 'Enigma', el sistema de comunicación nazi, mordió hace casi 60 años una manzana con cianuro que le provocó la muerte La tecnología actual debe mucho a este matemático británico, condenado y castrado por ser homosexual en 1952

MADRID. Actualizado: Guardar
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A instancias del diez de Downing Street, la reina Isabel II borró una de las muescas más profundas del listado de deshonores históricos que quedaban por resolver en el Reino Unido. Buckingham Palace alumbró en Nochebuena el indulto póstumo a Alan Turing, héroe silencioso de la II Guerra Mundial y padre de la informática, que en 1952 fue condenado por ser homosexual y por ello castrado químicamente. El perdón real llega pocos meses antes de que se cumplan seis décadas de aquel 7 de junio de 1954 en la que el matemático británico diese un mordisco a una manzana cargada de cianuro. Un trágico y oscuro final que los forenses interpretaron como un suicidio a pesar de que su madre dio fe durante años de que se trató de un descuido por el almacenaje de ingredientes químicos en el laboratorio en el que Turing trabajaba.

Esta liberación pone el punto y final a una larga campaña iniciada, entre otros, por Stephen Hawking. Todo para rendir cuentas y limpiar la memoria de un cerebro privilegiado que no solo encauzó las bases de muchos de los ingenios tecnológicos de hoy en día sino que también ayudó a la actual configuración de Europa. Firmó por la inteligencia británica como criptoanalista poco después de que Hitler comenzase a mover sus piezas. Desde ese puesto Turing desplegó todo su talento y formó un tándem letal para las aspiraciones nazis junto al ingeniero Tommy Flower. Ambos secuenciaron el código que regía las constantes de 'Enigma', la máquina de cifrado alemán, dejando al desnudo cientos de comunicaciones y dando un impulso definitivo a los intereses aliados. Unos logros que sustentarían años después el primer ordenador personal de la historia, pero que no fueron conocidos por la opinión pública hasta la década de los 70, cuando se desclasificaron todos los documentos del proyecto.

Durante el resto de su vida, Turing mostró la misma voracidad innovadora que le permitió ganar el pulso a los efectivos del Tercer Reich y que, con el paso de los años, le permitiría entrar la nómina de lo más ilustres creadores de la Historia, compartiendo este privilegio con gente como Nikola Tesla o Leonardo Da Vinci. Su trabajo en Bletchley Park para el espionaje británico sentó las bases de un código de descifrado masivo que a acabó dando paso, tiempo más tarde, al primer ordenador.

En 1936, publicaría el estudio 'Los números computables' en el que adelantó su visión de las computadoras, algo que el dibujaba como un 'cerebro' suplementario que podría ocuparse de cualquier operación matemática. Convertido en un héroe en la lucha contra el Fürher, su meritoria ruptura de códigos le puso una alfombra roja para ingresar en el Laboratorio Nacional de Física, donde trabajó hasta irse a la Universidad de Manchester, lugar en el que se emplearía para dar forma al sistema operativo de uno de los primeros ordenadores reales.

También es célebremente conocido el 'Test de Turing', con el que empezó a dar forma al concepto de inteligencia artificial. Se trata de una prueba en el que un juez va recibiendo las respuestas de una máquina y un ser humano, que se encuentran en habitaciones diferentes, pudiendo mentir al examinador. Según sus planteamientos, éste último no sería capaz de discernir el origen de las preguntas y, aunque hasta el momento ningún equipo ha podido superarla, sí que ha servido para desarrollar, por ejemplo, herramientas para combatir el 'spam'.

Recientemente su teoría sobre las rayas de los tigres, otra de sus grandes predicciones, recibió la bendición de un grupo de investigadores que demostraron empíricamente sus ideas sobre la formación de manchas en las especies animales. En la década de los 50, Turing escribió que el aspecto de criaturas como las cebras es producto del trabajo de dos morfógenos que trabajan conjuntamente como 'inhibidor' y 'activador' imprimiendo estos patrones.

Esto certifica del ecléctico carácter de su currículum. Excelente corredor de fondo -estuvo a punto de participar en unos Juegos-, pasó sus primeros años de vida en la India, donde estaba destinado su padre, funcionario de profesión. Aficionado a la escritura de haikus, cuentan que aprendió a leer de forma autodidacta, en tan solo tres semanas. En la adolescencia, perdió al gran amor de su vida, el joven Christopher Morcom, algo que marcó su existencia. Años más tarde, un amante ocasional urdió un plan para robar en su casa. Durante la investigación tuvo que confesar su orientación sexual, por aquel entonces delito en una de las democracias más antiguas del mundo. Meses más tarde, mordería la manzana -la leyenda cuenta Steve Jobs le rindió homenaje con el logo de Apple- y con solo 41 años dejaría a su muerte cientos de proyectos inacabados.