SAN FERNANDO

«No fuimos héroes, sólo fuimos seres humanos»

Los vecinos de la parroquia de Angrois reciben la Medalla de Oro de la ciudad por su labor tras el accidente ferroviario del Alvia

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Era evidente que estaban fuera de sitio. No sabían dónde colocarse, siempre por detrás de la comitiva de los políticos y sin querer tomar protagonismo delante de los medios de comunicación. Y eso que toda una ciudad les quería agradecer su labor tras el accidente ferroviario de Santiago. Un triste episodio que tocó de lleno a San Fernando, porque entre sus vagones iban siete isleños, cinco perdieron la vida y sólo dos lograron contarlo. Y en sus relatos no faltan ellos, los vecinos de Angrois, esa parroquia de unos 200 habitantes que se encontraban en sus casas, cuando un estruendo les despertó de su tranquilidad para hacer realidad una pesadilla.

«No fuimos héroes, sólo fuimos seres humanos». Las palabras de Isidoro Castaño retumbaron entre las paredes del Real Teatro de Las Cortes. Él fue uno de los dos vecinos de Angrois que vinieron a recoger la Medalla de Oro de la ciudad y su discurso hizo estallar las butacas en aplausos. Pero él, ya en su asiento, en un lado del escenario, volvió a derrumbarse. No pudo contener las lágrimas, esas que siempre amenazan con aparecer cada vez que le piden que cuente lo que sintió al correr hacia el amasijo de hierros que se había convertido parte del tren. «Fue una noche muy dura para todos, pero se trató de un acto instintivo y tan sólo hicimos lo que pudimos», relataba en la calle antes de entrar en al teatro.

El otro vecino que se trasladó hasta San Fernando fue Francisco Otero. Esa persona que salió en casi todos los informativos y programas de la mañana aporreando una de las ventanas hasta conseguir tirarla para sacar a Fátima Reyes, la joven isleña que perdió a sus padres en el accidente. Ayer se volvieron a reencontrar, porque fue la joven la que hizo entrega de la Medalla de Oro de la ciudad a estos vecinos. Dio el reconocimiento a Francisco, cruzándose de nuevo la mirada con esa persona que salió del caos para ponerla a salvo. La primera vez fue el miedo lo que ambos encontraron, ahora era gratitud y un extraño lazo que une a sus vidas, inexplicable pero difícil de no comprobar. Una emoción que compartió todo el teatro, que no dudó un segundo en levantarse para ovacionar la escena de Francisco e Isidoro con Fátima durante más de un minuto. «En esos momentos uno hace lo que sea», fue lo único que se atrevió a decir Francisco y fuera del acto, ya que le costaba expresarse y llevar el peso de un protagonismo que dejó patente que aún le resulta difícil de asimilar lo ocurrido. Simplemente hicieron lo que entienden que cualquiera en su lugar habría hecho.

Es un sentimiento que comparten todos los vecinos de Angrois y así lo evidenció también Isidoro en su discurso. «Ese aplauso no lo merecemos. No deberíamos estar aquí, pero Dios o el destino así lo ha querido. Éste y todos los homenajes que se hagan a partir de ahora son para todos vosotros, los familiares de los fallecidos y de los heridos y queremos que sepáis que en Galicia, en Santiago y en Angrois siempre encontraréis nuestra ayuda». Precisamente al final del acto fueron los familiares los que acudieron a ellos porque querían mostrar su agradecimiento con sentidos abrazos y hasta con algún que otro detalle. Una de esas extrañas imágenes que de vez en cuando surgen en la vida y en la que los silencios dicen más que las palabras.

La primera, pero no la única

El acto de ayer fue el primer reconocimiento que recibieron los vecinos de Angrois fuera de Galicia, además de ser la primera Medalla de Oro de un municipio que le otorgaba a esta parroquia. Pero, no será la única, puesto que el alcalde de Santiago de Compostela, Ángel Currás, anunció que también tendrán la de su ciudad, en un nuevo acto que se está preparando. Currás comenzó su intervención destacando el valor histórico de San Fernando. «Sabemos que hace dos siglos se tomaron en este mismo lugar decisiones claves para todos nosotros y 200 años más tarde nos encontramos aquí de nuevo porque ustedes, los isleños, con esta medalla han querido reconocer la labor humanitaria prestada por los vecinos de Angrois aquel fatídico día. Aquí, en San Fernando, una de las pocas ciudades de España que cuenta con un patrimonio histórico que destaca por su marcado carácter heroico». Currás también tuvo palabras de aliento para los familiares y contó la anécdota de cómo días después en una cafetería de Santiago escuchó a una mujer decir tras mirar las noticias, «no conozco a ninguno, pero lloro por todos ellos. Ojalá las lágrimas de tantos compostelanos y compostelanas hayan servido para poder aliviar alguna lágrima de las familias de los fallecidos».

Por su parte, el alcalde de San Fernando, José Loaiza, recordó que aquel funesto día los vecinos de Angrois hicieron «lo que hubiésemos querido hacer los isleños. Vosotros, vecinos de Angrois, fuisteis entonces nosotros a mil kilómetros de distancia: nuestro coraje, nuestras manos, nuestro auxilio y también nuestras propias lágrimas». Tras nombrar uno a uno a todos los isleños afectados en el accidente y dedicar palabras de consuelo y aliento a las familias y amigos, Loaiza se dirigió a Francisco e Isidoro, los representantes de los vecinos de Angrois, y les invitó a sentirse en casa. «No puedo decir nada más. Tenéis ante vosotros lo mejor que puede ofrecer San Fernando: sus gentes. Sentirse en vuestra casa. Muchas gracias por todo».

El último en tomar la palabra fue el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que declaró a San Fernando parte de Galicia. «Nuestro agradecimiento a esta isla luminosa del sur que para siempre será gallega». Un guiño a la numerosa comunidad gallega presente en San Fernando, ya que más de 3.500 ciudadanos de aquella comunidad están censados en la localidad. «Galicia dio hace escasos meses una lección de humanidad. Desde que sucedió aquella tragedia una palabra ha sido la única que se ha escuchado en toda España y ha sido gratitud, la gratitud de aquellos que entendieron el gesto que tuvieron nuestros vecinos de Angrois, que se echaron a las vías obedeciendo a un impulso de humanidad y necesidad».

Un emotivo acto en el que estuvieron muy presentes Ignacio Bustamante, Antonio Reyes, Rosa María Quijano, Fátima Reyes, Francisco García, Esperanza Márquez y Josefa Álvarez, los fallecidos y supervivientes de una tragedia anclada ya a la ciudad y especialmente a sus familiares, amigos, alumnos del IES Sancti Petri y del CEIP Puente Zuazo, de la hermandad del Huerto, funcionarios de Hacienda y empleados del BBVA. Todos ellos no perdieron la oportunidad de honrar la memoria de sus queridos amigos.