CÁDIZ

Poblaciones de la Costa del Sol se interesan por el modelo de Conil

En la Villa está prohibido beber en la calle desde 2010, y la medida ha resultado todo un éxito económico y en materia de seguridad ciudadana

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Hace unos años, salir una noche cualquiera, pero sobre todo los fines de semana por Conil, era una auténtica locura. Al caos de tráfico se sumaba al descontrol del paseo marítimo conileño, donde se concentraban las populares carpas, y se llegaban a reunir haciendo botellón más de 3.000 jóvenes en una población que apenas tenía 15.000 habitantes censados.

Como recuerdan en el pueblo, la mayoría de jóvenes «venía a liarla los fines de semana, a beber y a emborrarcharse». Conil absorbía la movida juvenil de poblaciones cercanas, e incluso de provincias limítrofes, caso de Sevilla. Esa situación derivó en varias movilizaciones ciudadanas. Y las protestas de los vecinos abrieron el debate. El Ayuntamiento, gobernado entonces por Antonio Roldán (IU), tomó el asunto por los cuernos, y se planteó la posibilidad de prohibir la práctica del botellón en la calle.

Dicho y hecho. Comenzaron las reuniones con distintos colectivos, de las que ahora, cuatro veranos después, presume la concejal de Seguridad Ciudadana, Pepa Amado. «Tomamos una decisión difícil, arriesgada, pero lo hicimos de forma consensuadas con muchos otros colectivos. Y estamos muy satisfechos», reconoce la edil.

Conil prohibió beber en la calle, en todo su término municipal, el 1 de julio de 2010. «Conscientes de que se había desmadrado la situación», la medida saltó a la escena nacional; medios de todo el país se hicieron eco de la prohibición, que en la localidad de la Janda no se ve como imposición, sino como una solución a un problema de seguridad e incluso de salud pública.

«Sabemos que fue un acierto. Se hizo en el momento adecuado, y de la manera adecuada», apunta el Consistorio. Lo cierto es que si algo consiguió la entrada en vigor de la nueva ordenanza en Conil, fue cambiar la foto fija de la noche en esta población, sobre todo en verano, cuando el turismo familiar llena los hoteles.

En la actualidad hay una oferta amplia, que consigue conciliar «el derecho a la diversión de los jóvenes y el derecho a descansar de quienes desean hacerlo». Beber en la calle en Conil está prohibido. Y la policía aplica las sanciones oportunas a quienes no cumplen la normativa, ya que siempre hay quien se las salta. Pero los datos hablan por si solos. Mientras la semana posterior a la prohibición se impusieron 250 sanciones en un solo día, en el último fin de semana de este mes de agosto éstas apenas superan la decena.

El mejor indicador de que la medida de prohibir el consumo de alcohol en la vía pública fue un acierto, es la petición de información que otros Ayuntamientos gaditanos, e incluso de la Costa del Sol, han cursado al Consistorio conileño. «Todos querían saber cómo hicimos para aplicar la norma sin tener altercados». Y es que el botellón está generalizado, y se acentúa en zonas costeras de todo el país. Aunque la mayoría de ciudades cuenta con recintos específico, en muchos de esos botellódromos, y también fuera de ellos, sigue habiendo problemas.

Hay que reseñar que en Conil no se ha habilitado ninguna zona donde se permita beber. Hubo un proyecto empresarial que no salió adelante. Y es que como dicen en la zona, «el botellón no era compatible con nuestro modelo de desarrollo turístico».