Economia

Las dudas sobre Eurovegas crecen a la espera de una primera inversión de 5.000 millones

El macroproyecto de Adelson debería reactivar el sector de los casinos, cuyos ingresos se han desplomado en 1.000 millones durante la crisis

MADRID. Actualizado: Guardar
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El macro proyecto de Sheldon Adelson avanza hacia la colocación de la primera piedra en Alcorcón por un camino lleno de sombras y falto todavía de muchas piezas por encajar hasta que los visitantes hagan juego en los que serían los rascacielos más altos de España. Desde los inversores, pasando por la ley antitabaco o las concesiones legales y fiscales, la incertidumbre planea sobre las posibilidades reales de una empresa que maneja cifras estratosféricas: 30.000 millones de euros de inversión total y 261.000 empleos.

La Comunidad de Madrid tiene en sus manos, tres meses después de lo previsto inicialmente, el proyecto de viabilidad de Eurovegas para valorar, entre otras cosas, la posibilidad de calificarlo de interés regional antes del 25 de agosto, paso previo a la apertura de un concurso público en búsqueda de inversores para ponerlo en marcha. El inicio de la construcción, que empezará a finales de 2013 de cumplirse las previsiones, estará enmarcado en una tendencia negativa del juego de azar en España: en 2012 se jugaron 25.988 millones de euros, un 19,66% menos que cuando empezó la crisis, y los casinos redujeron sus ingresos en algo más de 1.000 millones entre 2007 y 2012, tras desplomarse hasta un 40%.

Los seis casinos que albergaría Eurovegas surgen como una posibilidad futura de dar la vuelta estas cifras, y lo harán implicándose en tres modelos de juego de azar que mueven el 43,2% del dinero que se apuesta en España: el 33% corresponde a máquinas, un 7,9% a bingos y salas de apuestas y el 2,3% restante a juegos de casino en mesa, aunque por ahora no pretenden entrar en el mercado de la lotería, que mueve el 36% del dinero del sector. Sin embargo, el coste de la primera fase del proyecto, estimado entre 5.000 y 6.000 millones de euros, genera una incertidumbre que ni siquiera los actores implicados son capaces de solventar. ¿Quién aportará ese dinero?

Necesidad de subvenciones

En un informe presentado por Las Vegas Sands ante la SEC -el supervisor de valores estadounidense- aseguraba que «cualquier inversión estaría sujeta a la recepción de las aprobaciones gubernamentales y la finalización de un paquete de incentivos y subsidios». Es decir, la compañía no dispone de suficiente efectivo -únicamente aportará el 35% de la inversión- y necesita subvenciones estatales. La administración, por su parte, no informa qué cuantía de la financiación correrá a cuenta del erario público, aunque, dada la situación de las arcas madrileñas, queda claro que será necesario recurrir al extranjero en búsqueda de liquidez. Encontrar gente fuera de España dispuesta a arriesgar su dinero no será fácil teniendo en cuenta que, desde el propio Adelson, todos esperan facilidades por parte del Ejecutivo.

Desde la consejería de Hacienda insisten en que «no será necesario hacer modificaciones legislativas» para atraer inversores y que la empresa promotora siga adelante con el proyecto. No obstante, el grupo popular ya aprobó en la Asamblea de Madrid una bajada del tipo máximo tributario sobre el juego del 45% al 10%, medida que entrará en vigor si Eurovegas abre sus puertas, y estableció la nueva figura de los Centros Integrados de Desarrollo (CID) que ofrece una reducción del 95% en el impuesto de transmisiones patrimoniales o bonificaciones por contratación.

Pero estas condiciones no se acercan ni de lejos a las exigencias de Adelson, que pasan, entre otras cosas, por una exención total o casi total de las cuotas a la Seguridad Social de sus trabajadores, así como de los impuestos regionales y estatales durante el mismo periodo de tiempo, terminar con la regulación de los convenios colectivos o privilegios legales para la contratación de extranjeros. La respuesta del Ejecutivo a la batería de pretensiones será clave para el devenir de Eurovegas. Los inversores están a la espera, entidades bancarias como el Santander ya han avisado que no les interesa, mientras que el Deutsche Bank las califica de «insalvables».