Luz verde al endurecimiento de las becas

Los estudiantes por fin saben a qué atenerse cuando soliciten una beca para el próximo curso en apenas unas semanas. Ayer el Consejo de Ministros -el último antes del parón veraniego- aprobó 'in extremis' el polémico decreto que endurece los requisitos académicos para optar a una ayuda. Y como estaba previsto, no hubo ninguna sorpresa. En concreto, se eleva de un 5,5 a un 6,5 la nota para acceder a una beca universitaria, aunque se mantiene el 5,5 para la exención de tasas. Una concesión o «dulcificación» del ministro José Ignacio Wert a las comunidades autónomas gobernadas por el PP, reacias a su primera propuesta. Sin embargo, pese a esos cambios, el sistema cuenta con el rechazo de los rectores y sindicatos de la enseñanza, que alertan del riesgo de excluir a miles de estudiantes de la universidad y denuncian una vulneración de la igualdad de oportunidades.

«La regulación respeta el principio de equidad y derecho a la educación», aseguró la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Sin embargo, el camino hasta la aprobación, una vez más, no ha estado falto de obstáculos para el departamento que dirige José Ignacio Wert. Las dificultades del Ministerio para encontrar respaldo a su plan inicial retrasó todo el proceso hasta el punto de que el dictamen del Consejo de Estado -no vinculante pero preceptivo- llegó apenas un día antes de la reunión del Consejo de Ministros. Y es que la aprobación no podía aplazarse por la cercanía del inicio del próximo curso escolar.

Para superar las dudas vertidas desde el propio PP, Wert tuvo que diferenciar entre «pagar los estudios» -el acceso a la universidad- y «pagar por estudiar» -el resto de ayudas-. Así, a partir del próximo curso bastará con un 5,5 para lograr la exención de la matrícula universitaria en el primer año. En los cursos siguientes será necesario superar un 65% de los créditos en las enseñanzas técnicas y de ciencias, aprobar el 80% en las carreras de Ciencias de la Salud y el 90% para las encuadradas en las Ciencias Sociales, Jurídicas y Artes y Humanidades.

Sin embargo, para optar al resto de componentes de una beca (ayudas por una renta baja o para una residencia) los estudiantes universitarios deberán aprobar todas las asignaturas u obtener un 6,5 de media y superar el 90% de los créditos para enseñanzas de Ciencias Sociales y Humanidades y un 80% de créditos para Ciencias de la Salud. En el caso de las carreras científicas y técnicas la nota exigida será un 6 y superar el 80% y el 65% de los créditos, respectivamente.

El decreto también rebaja de un 6 a un 5,5 los requerimientos académicos para acceder a una beca en el Bachillerato, otra de las demandas de las comunidades autónomas del PP. El ministro justificó en su día la «suavización» de los criterios en esta etapa educativa ante el riesgo de que fueran contraproducentes con respecto al objetivo de reducir la tasa de abandono escolar. Es decir, que expulsara a los alumnos del sistema educativo y les condenara al paro juvenil. Por su parte, las ayudas para la FP Superior se mantienen en el 5,5.

Menos tipos de ayudas

El nuevo modelo de becas divide las ayudas en un concepto fijo (en función de la renta) de 1.500 euros y uno variable (dependiente del rendimiento) con un mínimo de 60 euros. A esas cifras hay que sumar otros 1.500 euros si el alumno vive en una residencia. Sin embargo, desaparecen ayudas por conceptos como material escolar (hasta 244 euros) o desplazamiento al centro docente (hasta 937 euros en distancias de más de 50 kilómetros).

Los rectores advirtieron desde un principio que las nuevas exigencias académicas provocarán una reducción del número de becarios. La presidenta de la CRUE, Adelaida de la Calle, aseguró que el número de alumnos que pierdan la beca aumentará un 7% respecto a los 11.000 que el propio ministro Wert reconoció en el curso pasado -que ya elevó los requisitos del 5 al 5,5-.

Sin embargo, desde el Ministerio recuerdan que solo se pide a los estudiantes un «esfuerzo» para corresponder al realizado por toda la sociedad en un momento de dificultades económicas.