ANDALUCÍA

Bretón: «Me parece increíble que hoy no sepamos dónde están mis hijos»

El padre de los menores se declara «totalmente inocente» y las acusaciones sostienen que hay pruebas «como puños» de que los mató

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Nervioso y sin decir que no mató a sus hijos, José Bretón aprovechó su turno de última palabra para asegurar que «es totalmente inocente de los hechos que se me quieren imputar» y lamentar que, 21 meses después de la desaparición de los pequeños Ruth y José, «aún no se sepa dónde están mis hijos». Las acusaciones, por el contrario, insistieron en que «no hay dudas» de que mató a los niños y que en el juicio así ha quedado probado con «verdades como puños».

Después de tres semanas de intensas sesiones, José Bretón fue el encargado de cerrar ayer el juicio en el que se enfrenta a 40 años de cárcel. En su intervención, muy breve, se limitó a defender su inocencia y negar que todo fuera un plan orquestado y premeditado porque «no soy tan inteligente» para hacerlo así.

Aun así, ironizó con la acusación particular, a la que agradeció que facilitara su defensa por no haber podido probar al cien por cien sus acusaciones.

Antes que Bretón, tanto la Fiscalía como la acusación particular mantuvieron que el acusado mató a los niños en venganza hacia su exesposa por abandonarle y que los arrojó a una hoguera «para no dejar rastro y eludir cualquier tipo de responsabilidad».

Para la fiscal, los testimonios e informes periciales estudiados en el juicio no son indicios «sino verdades como puños» con las que queda acreditado lo que sucedió. Y subrayó que la versión de que se perdieron en el parque se demostró «inverosímil» incluso en la reconstrucción.

Tranquilizantes

Según aseveró, para llevar a cabo su plan hizo acopio de gasolina y leña, probó a perder a sus sobrinos para comprobar cómo reaccionaban y compró tranquilizantes que suministró a los pequeños para «adormecerles o causarles la muerte». «Los mató de la forma más cruel y sin posibilidad de que pudieran defenderse» porque «quería hacerle el mayor daño posible a su exmujer». Y concluyó que aunque no se sabe realmente cómo acabó con su vida, un dato que solo conoce «él y a quien haya querido decírselo», no es fundamental para escapar de la condena.

La abogada de la acusación particular suscribió esta tesis y reconoció que esperaba que Bretón hubiera tenido algún tipo de arrepentimiento porque «no hablamos de un extraterrestre o una bestia, sino de un ser humano». «Pero no ha sido así». Señaló que «nadie se podía creer que un padre matase a sus hijos», pero su actitud y el que la propia familia desconfiase de él acrecentó sus sospechas. Según María del Reposo Carrero, la principal prueba de cargo durante el juicio fueron su declaración, «llena de mentiras», su actitud y su modo de actuar en los días previos a la desaparición.

La defensa de Bretón, a su vez, negó que fuese un asesino y abrió la puerta a que hubiera alguien en el parque que se llevó a los pequeños en un coche, «perdiéndose tanto para el padre como para la madre». José María Sánchez de Puerta consideró una mera «suposición» el móvil de la venganza hacia su exmujer, y criticó que los medios de comunicación hayan condenado y «satanizado» a su defendido, por lo que instó al jurado a no considerar los testimonios acerca del carácter del acusado.

Al contrario que las acusaciones, insistió en que no se ha podido aclarar cómo Bretón mató a sus hijos «si es que lo hizo», de ahí que no se pueda calificar como asesinato. El abogado rechazó que suministrara tranquilizantes a los niños, que pudieron morir «de un golpe de calor» cuando dormían en el coche.

Sánchez de Puerta concluyó su informe insistiendo en el fallo de la cadena de custodia de los huesos y alegó que los restos óseos analizados por el antropólogo Francisco Etxeberria no fueron los mismos que halló la perito Josefina Lamas en la hoguera de la finca familiar.