El Regidor Perpetuo se encontró con su barrio después de dos años de ausencias. :: FRANCIS JIMÉNEZ
CÁDIZ

Jueves Santo de devoción y fervor

El tiempo acompaña a la tarde noche más destacada de la Semana Santa después de dos años frustrados

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Así como el sol que nace, vistiendo de luz el día, así de Santa María salió anoche... el que hace tres años que no lo hacía». Bien se podría rememorar ayer al poeta Jose María Pemán en los famosos versos que le escribió al Nazareno en 1934. Justo 79 años después la ausencia del Regidor Perpetuo se cifraba en dos Jueves Santos, pero Santa María lo sentía como tres o más años de ausencia. Dos años ya sin ver a su 'Greñúo' salir al filo de la Madrugá, recogerse al alba del lúgubre Viernes Santo. Dos Semanas Santas, ni aliviadas por la Magna del pasado año, ni suavizadas por cada viernes del año de devoción y fervor. Por eso, la resplandeciente tarde de ayer alivió el temor de los vecinos de Santa María a no ver su Nazareno en la calle. El barrio tenía ganas de Regidor Perpetuo y Cádiz tenía ganas de procesiones en una de las tardes más señeras de la Semana Santa gaditana. La puerta a la Madrugá se abrió en Bahía Blanca, desde donde arrancó el primer cortejo del Jueves Santo, Oración en el Huerto. Le siguió el Afligidos con su sello clásico, el Nazareno de Santa María y, al filo ya de la noche más larga del año, Medinaceli.

Las cuatro hermandades pudieron celebrar unos inicios de cortejos con el realce y la tranquilidad de saberse lejos de cualquier riesgo de precipitaciones. Fue también la jornada de visita a los Sagrarios, de mujeres de mantilla y de Santos Oficios (pese a lo complicado que lo pone el horario de salida de algún que otro cortejo). Así, con un sol que moría en el horizonte arrancó la noche de barrios entregados, de rezos y plegarias, de devociones populares, de luto y de bulla.

Oración en el Huerto

El primer misterio del Rosario, la primera estación del Vía Crucis bien abría el Jueves Santo gaditano. La Pasión gaditana comenzaba con un misterio tan emblemático como la Oración en el Huerto. Las acacias de Bahía Blanca se convertían en olivos para recrear el escenario perfecto de la oración silente, del cáliz que se acercaba para Jesucristo. Lo hizo en un barrio entregado, de aceras repletas de gaditanos con ganas de procesión. Familias y juventud se agolpaban en los alrededores de Tolosa Latour, la plaza de San Severiano y la calle Acacias para contemplar una hermandad que avanza estéticamente año a año. La cofradía estrenaba junta de gobierno con Arturo López Pinto a la cabeza. No era la única novedad de una cofradía que tenía ganas de resarcirse del año anterior en el que la lluvia le obligó a darse la vuelta en las Puertas de Tierra. La hermandad estrenó nueva fase en la reforma del paso de misterio, con la imaginería menor de las cartelas de los respiraderos, nuevas piezas de la trasera del paso, portatulipas y las maniguetas traseras talladas. Además, el señor estrenaba la segunda fase y última del bordado de su túnico, realizado en oro sobre tisú.

Unos estrenos que se completaron con detalles como el que los más ávidos advirtieron a la luz de la tarde. La imagen de San Pedro que duerme bajo el olivo lucía bordado en su capa el escudo del papa Francisco. Curiosa novedad que descubría cómo se cuidan cada vez más los detalles en las hermandades. Precisamente, el paso del Señor salvó sin dificultades el dintel de salida de su capilla para comenzar su caminar por las calles de Bahía Blanca. Para el Señor de la Oración sonó como primera marcha (y también estreno), 'Primer Misterio', interpretada por la Agrupación Musical Polillas.

Del total de 200 penitentes, comenzaba la estación de penitencia de las secciones de la Virgen, abiertas por la Cruz parroquial y ciriales. Se acercaba el momento de Gracia y Esperanza que salía a la calle en un su palio verde exornado con rosas color champán. Para ella sonó 'Hosanna in Excelsis' engarzada con 'Coronación', interpretadas por la Banda de Música Cristo del Amor de Córdoba. La cuadrilla de Fernando Zamorano comenzaba su caminar en el largo trayecto que separa a la hermandad de la Catedral de Cádiz. Lo hacía con un paso de marcado acento gaditano y festivo. La hermandad se internaba por Acacias para pasar a regalar grandes estampas en Puertas de Tierra, iluminadas ya por el sol dorado de la tarde.

Afligidos

María Santísima de los Desconsuelos volvió ayer a acompañar a su hijo, Jesús de los Afligidos, por las calles del centro de Cádiz. Tras dos años de ausencia por la lluvia, la cofradía pudo cumplir por fin con sus hermanos y realizar su estación de penitencia. Un año, el de este 2013, especialmente emotivo y no sólo por las novedades que llevaba preparando la hermandad sino por cumplir el 250 aniversario de su primera salida procesional y 300 años de su fundación. «Nos hemos adelantado tan sólo por tres días», explicaba el vicehermano mayor Joaquín Lamet, «será el 31 de marzo».

Tras tres días de predicciones meteorológicas inestables y un Miércoles Santo en negro por la ausencia de las cuatros cofradías, la hermandad de Afligidos lo tuvo claro desde el principio. «Estábamos convencidos de que después de los dos últimos años, hoy -por ayer- iba a lucir el sol». Y así fue. A las 18.30 horas de la tarde, no se avistaba ninguna nube e imperaba un cielo claro.

La primera en abrir el cortejo formado por unos 175 penitentes, fue una cartela portada por dos federicas con dos corazones, emblema de la cofradía. Tras ella, una renovada Cruz de guía, la primera de varias novedades que ha introducido este año la hermandad. A diferencia de la anterior, de madera dorada tallada, esta nueva está realizada en orfebrería siguiendo el esquema de una Cruz alzada, esto es, asta, manguilla (realizada con bordados antiguos) y Cruz. A lo largo de las secciones lucieron elementos característicos de esta hermandad como la Bula Papal que les concedió el Clemente XIII en el siglo XVIII o los atributos de la Pasión compuestos por un látigo, unas tenazas y una corona de espinas. De estreno eran también las banderas Asuncionista y Cruzada elaborada por miembros de la cofradías y cuatro faroles plateados y restaurados de la cofradía del Gran Poder de Sevilla. Cerrando el cortejo las tres virtudes teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad, encarnadas por tres mujeres.

Pasadas las 19.00 horas, el paso misterio con Jesús de los Afligidos con la Cruz a cuestas, María Santísima de los Desconsuelos, María Magdalena, San Juan (con un renovado paño de la Verónica) y Simón de Cirene asomaban en silencio por la puerta de San Lorenzo creando una gran expectación entre los presentes. Y es que en esta ocasión no estuvo la Banda de Música Maestro Dueñas de El Puerto por decisión de la junta de gobierno que ha destinado el presupuesto de la banda a labores sociales. Tras una complicada maniobra realizada por la cuadrilla de cargadores para girar el paso, Afligidos se encaminó por Hospital de Mujeres para llegar hasta la Catedral.

Nazareno

Para aguantar la Cruz de carey y plata, quejíos gitanos se elevan al cielo. Para aliviar ese hombro vencido, esas sienes traspasadas por espinos, Santa María quiso ser bálsamo con el arte que mejor sabe hacer: el flamenco. Devoción, fervor y emoción se dieron cita desde el mediodía en la iglesia de Santa María. El templo conventual se convirtió en cita obligada de peregrinación y visita, con colas para entrar que copaban toda la fachada de la casa de hermandad de la cofradía del Jueves Santo por excelencia. Cádiz clamaba por ver a su Nazareno en la calle. Un sentimiento que se hacía evidente desde las primeras visitas de la mañana a la apoteosis de aplausos, saetas, vivas y plegarias que congregó la salida de la popular hermandad a partir de las 20.30 horas.

Pero antes de que llegara este momento, a las 13.00 horas, la ciudad renovó su tradicional voto con el Regidor Perpetuo. Desde esa hora y hasta el alba de hoy, el Nazareno llevó a gala su condición con la presencia del bastón de mando en su frontal. Fue la propia alcaldesa la que le hizo entrega del mismo en presencia de multitud de gaditanos, cofrades, concejales y el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza. El prelado aprovechó la ocasión para pedir que se rezara por él, además de reclamar al Nazareno la bendición a Cádiz en unos tiempos complicados. El obispo pidió también oración a los presentes. Rezos como los que desgranaron con buen hacer y valentía Carmen de la Jara y el Niño del Mentidero. Los dos cantaron estremecedoras saetas al Señor, ya engalanado en su paso con un monte de claveles rojos y el frontal exornado con rosas del mismo color. Este año, el acto, con los respectivos pasos, se celebró en la capilla del Nazareno, en lugar de la iglesia. «Hemos decidido que los pasos se queden en la capilla ante la reciente restauración de la solería de Santa María, para evitar que se deteriore», explico el hermano mayor, Santiago Posada.

Eso no fue óbice para que las cuadrillas resolvieran con soltura las maniobras de salida tanto del paso del Nazareno como el de la Virgen de los Dolores. En la oscuridad ya de una tarde que se consumía, ambos pasos salieron a una cuesta de Jabonería entregada. Tanto, que los vecinos no dudaron en reservar con sillas de sus casas todas las aceras de la calle. El barrio vivía grandes escenas de devoción manifiesta o silente, con ojos bañados en lágrimas.

La procesión se encaminaba hacia Catedral en un cortejo nutrido por más de 700 hermanos entre penitentes y personas de penitencia que con cruces, grilletes, velas, cadenas y pies descalzos demostraban su gran devoción al Señor de Cádiz. El Señor bajaba lento por Jabonería, como queriéndose detener a cada viva, a cada quejío, a cada saeta. Para Él sonó 'Regidor Perpetuo' y 'La Saeta' en los sones de la Banda de Música Enrique Galán que instantes después acompañaría con sus sones a la titular mariana.

Detrás marchaban los Dolores de una Virgen que, implorante al cielo, parecía pedir consuelo. En su palio de maya de dibujos geométricos (que, por cierto, está siendo enriquecido) la Virgen de los Dolores comenzaba su caminar. Lo hacía exornada con rosas blancas de quito, margaritas, paniculatas y antirrhinum blancos. Un exorno exuberante y «flamenco», como definió el actual mayordomo, Miguel Jurado. La Virgen de los Dolores que tallara Vassallo estrenaba un corazón traspasado por siete puñales de orfebrería, un pañuelo de encaje de Bruselas y las dalmáticas realizadas en terciopelo y brocado para el servicio de paso.

Pasaba más de una hora de la salida de la Cruz de guía cuando la Señora se perdía Jabonería abajo, lentamente, bajo los acordes de 'Rosa de mis Dolores'. El barrio accedía a la concesión. Aunque llevaba dos años sin pisar las calles de Santa María en ese día, los vecinos cedían a su gran devoción a todo Cádiz. El Regidor Perpetuo abandonaba los límites de su barrio para regresar al alba. Lo haría recordando a los presos de la antigua Cárcel Real con las saetas de Juan Romero desde la actual Casa de Iberoamérica. Pero eso sería en al final de una emocionante salida que aún estaba por deparar bellos momentos en puntos como Montañés donde las monjas del convento de Santa María contemplarían, desde la ventana del monasterio donde están realojadas, a su gran devoción.

Medinaceli

Ismael Pampará salía anoche al filo de la Madrugá con una vara de fiscal y la mente puesta en una destacada ausencia. La falta de un destacado miembro de su hermandad, un antecesor en su cargo de hermano mayor y, a la sazón, su padre. La vara dorada contrastaba anoche, aún en el interior de Santa Cruz, con el fulgor del paso de plata del Medinaceli. Prendida en su respiradero, recordaba a Manuel Pampará, fallecido en enero de este año. Por el que fuera máxima autoridad de esta hermandad, la salida del Medinaceli tuvo un tinte especial en la Madrugá gaditana. Aunque era el más destacado, no fue el único. Y es que la salida de Medinaceli, pese a la sobriedad y el recogimiento, se dibujaba ayer especialmente feliz para los hermanos de la corporación. Después de dos años de quedarse en casa o tenerse que volver a la carrera a su templo, parecía que anoche sí podría ser. En juego estaba el estreno de la junta que, desde que accedió al cargo, aún no ha podido ver al Señor completar el recorrido.

Al interior de Santa Cruz iban llegando los hermanos que se detenían a orar frente a Jesús Cautivo y Restacatado, que salía este año con una túnica lisa. Igualmente ocurría con la Virgen de la Trinidad, bellamente exornada con rosas champán y fresias y que estrenaría minutos después capataz con el martillo de Manuel Ruiz Gené. Para la junta de gobierno actual de la cofradía suponía toda una prueba de fuego esta salida. Y es que su intención es evaluar el cortejo para contemplar la posibilidad de regresar a la Madrugá o mantenerse en su actual horario de salida. Valoraciones aparte, era también el momento de mostrar el peso de otra de las grandes devociones de la ciudad, el Medinaceli. De hecho, la cofradía ponía en la calle un total de 600 hermanos entre penitentes y hermanos de penitencia. Los mismos que al cierre de esta edición estaban preparándose ya en el interior de Santa Cruz para su estación de penitencia. La Madrugá arrancaba y con ella se sumarían los cortejos de Descendimiento y El Perdón. Arrancaba la noche más larga de Cádiz. Madrugá de luto, de barrio, de devoción y fervor.