PAN Y CIRCO

VETERANÍA

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En el peor Cádiz de los últimos años, algunos dicen que de la historia de la entidad, se vuelve a demostrar que la veteranía es muy importante para un equipo de fútbol, ya sea en la pelea por estar arriba o en la de no descender. Jorge Luque y Roberto Peragón enseñan el camino a Alessandro Gaucci para la temporada que viene, para que el italiano reflexione y rectifique aquellas palabras en las que sentenciaba que no quería un cementerio de elefantes en el equipo. Al final las castañas se las están salvando dos que superan los treinta años. En verano se desecharon futbolistas que estaban en esa edad, se quería juventud, hambre y, sobre todo, jugadores que se revalorizasen en el mercado. Ni uno de ellos, salvo Fall y con matices, lo ha hecho. Y, sin embargo, los mayores, con sus problemas por la falta de ritmo al estar seis meses parados, son los que tiran del carro y salvan al equipo de estar en un apuro aún peor. El Cádiz de los éxitos de los últimos años tenía a Fleurquin, Armando, Oli o Toedtli como cabeza de proyecto. Eran hombres importantes en el campo y en el vestuario. Mandaban a los más jóvenes de la plantilla, ordenaban el vestuario cuando alguien se despistaba y ponían criterio en el campo, dotando de tranquilidad o revolución según se necesitase. Esto, entre otras muchas cosas, es lo que necesita el equipo. Luque a la mitad de su rendimiento, con molestias y reservándose durante la semana es más importante que otros a tope y esto debe hacer reflexionar a los que mandan en el club.

No consiste en que todos sean veteranos, debe haber una mezcla, pero este Cádiz de principios de temporada despreció la veteranía y lo ha pagado bastante caro. Hay que saber elegir, ver qué veteranos están con ganas y en condiciones de seguir disfrutando del fútbol. Ahí está la clave del éxito.