El presidente de Chipre, ayer reunido con los responsables el Banco Central del país. :: Y. K. / REUTERS
Economia

El BCE amenaza con dejar caer a los bancos chipriotas si no hay rescate

Nicosia prolonga hasta el martes el corralito en las entidades y busca en Rusia alternativas al tajo en los depósitos que ha exigido la Unión Europea

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El BCE amenazó ayer a Chipre con cortar la financiación de emergencia a sus principales bancos y forzar su bancarrota. El banco central, que mantiene a flote a las dos mayores entidades de la isla con un programa especial puesto en marcha durante la crisis, advirtió a Nicosia de que puede cancelar la línea de liquidez si no pacta con urgencia un nuevo rescate. Alemania y Austria reforzaron la postura del emisor del euro y subrayaron las consencuencias del rechazo del Parlamento al salvavidas de 10.000 millones ofrecido por la UE. Sin acceso a respiración asistida, la banca chipriota no solo se desplomaría de inmediato, sino que arrastraría al país a la quiebra y podría provocar su salida de la divisa común.

Jörg Asmussen, el consejero alemán en la cúpula del BCE, recordó al Gobierno chipriota las condiciones asociadas a la ayuda extraordinaria ofrecida a sus bancos. «Solo podemos inyectar liquidez de emergencia si las entidades son solventes», remarcó antes de recordar la delicada situación del sector financiero de la isla. Hasta ahora, el eurobanco no se planteaba cerrar el grifo de la financiación porque existía la perspectiva de un rescate para recapitalizar la banca, pero el 'no' del Parlamento de la isla ha alterado toda la ecuación. «Su solidez ya no está asegurada si no se acuerda un programa de asistencia pronto», agregó. Nicosia acusó a Asmussen de utilizar la amenaza para obligarle a aceptar en un primer momento la controvertida tasa sobre los depósitos.

La advertencia del BCE suena a táctica negociadora, pero cobra cuerpo si se tiene en cuenta el fuerte respaldo de Alemania. El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, insiste en que la supervivencia de la banca pende de un hilo. «Alguien debería explicar todo esto a los chipriotas. Creo que existe el riesgo de que las entidades no puedan volver a abrir sus puertas», enfatizó en tono muy combativo.

El desplante del Parlamento chipriota ha escocido mucho en Alemania, donde los rescates de los socios periféricos resultan cada vez más impopulares. «Desagradecidos», titulaba ayer el popular 'Bild', el diario más leído del país. La duda que planea es si Berlín llegaría tan lejos como para dejar caer a la banca chipriota y abrir paso a la primera amputación del euro. El pronóstico no está claro, pero Schäuble ha criticado durante meses la idea de que la isla tenga dimensión sistémica dentro de la moneda única. En su intervención, volvió a abonar esta tesis al remarcar que se han tomado medidas «suficientes» para que la incertidumbre «no repercuta negativamente» en el resto de socios.

Con Alemania dispuesta a apretar todo lo necesario y el BCE con el dedo sobre el botón nuclear, ayer se abrió un intenso periodo de contactos para intentar reconducir la situación. El objetivo es que se ponga sobre la mesa un nuevo salvavidas que todas las partes respalden. En principio, ya hay una fecha límite para sellar un acuerdo. El Gobierno de la isla prolongó hasta el martes el cierre obligatorio de las entidades para evitar una fuga masiva de capitales. Aunque las operaciones permitidas son muy limitadas, los cajeros se van rellenando regularmente para evitar problemas. El corralito, que se decretó el pasado fin de semana, tendrá menos impacto gracias a que el lunes vuelve a ser festivo en el país.

La secuencia de movimientos pasa por una propuesta alternativa de Nicosia. Tras la negativa del Parlamento al tajo a los depósitos, la UE aguarda que el país presente una nueva fórmula para captar 7.000 millones. Los socios, que pondrían otros 10.000, exigen un esfuerzo compartido para que la deuda pública no se dispare hasta niveles insostenibles.