Un grupo de hombres celebra en Alepo el segundo aniversario del inicio del conflicto. :: J. M. LÓPEZ / AFP
MUNDO

Entrenarse fuera para ganar en Siria

Los paramilitares del régimen se desplazan a Irán y Líbano, mientras que los opositores eligen Jordania

DAMASCO. Actualizado: Guardar
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Entrenar en el extranjero para combatir en Siria es la fórmula se ha puesto en marcha para intentar vencer en la guerra que vive el país árabe desde hace dos años. El Ejército ha sufrido un gran desgaste, los sirios no acuden a la llamada obligatoria a filas y el régimen se ha visto obligado a recurrir a los paramilitares que conforman los Comités Populares (Leyan Shabiha, en árabe), encargados de la protección de las zonas donde viven las minorías religiosas, para completar su primera línea de combate.

Según miembros de estos comités consultados, «miles de voluntarios han viajado en los últimos meses a Líbano e Irán» para recibir instrucción y están siendo desplegados en las zonas bajo control del Gobierno para intentar frenar el empuje de los grupos armados de la oposición, que ya combaten a las puertas de Damasco. Las fuentes consultadas dentro de los Comités Populares detallan que los cursos en Líbano son de cuatro días y en Irán van de las dos semanas a los cincuenta días y el Gobierno recompensa con 75.000 libras (605 euros al cambio) a los participantes que deciden entrenarse en suelo iraní.

Los que regresan de Líbano «siguen siendo parte de los Comités Populares y operan cada uno en su barrio bajo supervisión directa de los 'monos'», los milicianos de Hezbolá que son apodados de esta forma por los combatientes sirios por su capacidad de moverse con agilidad en la pelea. A los entrenados en Irán «les espera a su vuelta un papel en el que firman su voluntad de luchar por Siria y pasan a engrosar las filas del nuevo Ejército de Defensa Nacional (EDN), por lo que pueden ser enviados a cualquier parte del país», apuntan las mismas fuentes, y no sólo en las zonas de donde son originales.

«Es falso que nuestros jóvenes entrenen en el extranjero y que agentes de Hezbolá estén operando en suelo sirio, no les necesitamos. Al contrario, son ellos los que han venido históricamente a nuestro país para ser adiestrados», rebate el analista Talib Ibrahim, una de las voces de apoyo al régimen más reconocidas en los medios. Ibrahim subraya que «en lo que hay que hacer hincapié es en la preparación que la oposición armada recibe en Turquía y Jordania y en el tipo de armamento de la OTAN que han conseguido, muy avanzado, y que les permite derribar aviones y helicópteros, eso se demuestra cada día». Los países del Golfo no han ocultado el envío de fondos para apoyar la lucha armada y Reino Unido y Francia piden el levantamiento del embargo impuesto por la Unión Europea para fortalecer a los opositores de El-Asad.

Sueldo de funcionarios

La semana pasada el semanario alemán 'Der Spiegel' entrevistó a jóvenes del ESL que aseguraron estar recibiendo preparación en Jordania bajo supervisión de instructores estadounidenses. En el programa de formación habrían participado durante los tres últimos meses «unos 200 sirios, adiestrados principalmente en la utilización de armamento anticarro», según el medio alemán que asegura que «el objetivo es formar a unos 10.000 milicianos ESL» en los dos centros de entrenamiento situados al sur y este de Jordania. También el diario 'The Guardian' informó sobre estos campos de formación en los que también habría «instructores británicos y franceses».

Para formar parte de los Comités Populares la edad mínima es de 16 años, hay que entregar dos fotografías y una copia de la tarjeta de identidad, a cambio te entregan un arma y 150 balas. La jornada habitual de trabajo es de seis horas, once cuando hay combates, y el sueldo mensual que recibe cada 'shabiha' es de 15.000 libras (unos 120 euros al cambio), lo mismo que cobra un funcionario medio de un ministerio. «Si aceptamos una misión fuera de nuestro barrio o matamos a opositores armados hay incentivos que pueden ser de unas 2.000 libras (16 euros al cambio) por cada baja causada al enemigo», apunta un joven de Tadamon que ha recibido en los últimos nueve meses tres ofertas para viajar a completar su formación en el extranjero, pero que las ha rechazado porque su familia no está conforme.

Divididos en grupos de una media de veinte personas, los comités colaboran con el Ejército y los servicios de inteligencia estableciendo puestos de control en las calles.