Rahul Gandhi aparece en un acto oficial junto a su madre, Sonia, que preside el poderoso Partido del Congreso. :: AFP
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Un Gandhi más para India

Rahul se perfila como el siguiente líder de la poderosa saga política india y promete transformar el sistema

NUEVA DELHI. Actualizado: Guardar
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Algunos apellidos marcan a fuego la existencia de quien los lleva. Pueden ser una bendición, pero también una condena. Sin duda, el de Gandhi pertenece a la segunda categoría. Lo sabe bien Rahul, el último miembro de la poderosa saga Nehru-Gandhi que se perfila como futuro líder político de India. Es biznieto del primer ministro que inauguró la independencia del país, Jawaharlal Nehru; nieto de la primera mujer que alcanzó ese cargo, Indira Gandhi, e hijo de otro ex primer ministro, Rajiv Gandhi, y de la actual presidenta del Partido del Congreso, Sonia Gandhi.

Con este árbol genealógico podría parecer que el éxito de Rahul Gandhi está asegurado. Pero hay que tener en cuenta que tanto su padre como su abuela fueron asesinados, un hecho en el que Rahul hizo hincapié durante su primer discurso como vicepresidente del partido que preside su madre, el pasado día 20. «Me enseñaron a jugar en casa de mi abuela dos policías que estaban a cargo de su protección. Eran mis amigos. Entonces, un día asesinaron a mi abuela y me arrebataron el equilibrio en la vida», dijo en una sentida alocución que muchos consideran como el verdadero estreno en política de Rahul, que siempre ha sido reacio a entrar en ese círculo, y el primer paso en su carrera hacia las elecciones generales de 2014.

«Anoche mi madre vino a mi cuarto y lloró. Lloró porque entiende que el poder al que muchos aspiran es en realidad un veneno», añadió. Puede sonar raro en boca del heredero de una dinastía que ha gobernado durante más de 40 de los 66 años que India tiene como Estado independiente, pero Rahul quiere destacar por su honestidad, cercanía y emotividad. Es consciente de que su partido vive horas bajas debido a los escándalos de corrupción, la desaceleración económica del país e incluso por el caso de la violación y brutal asesinato de una joven en la capital, Nueva Delhi. Así que, aprovechando que se sabe muy poco de él, apuesta por un nuevo estilo y busca erigirse en adalid de todo lo que no son los políticos indios.

Pero el país demanda concreción y detalles sobre lo que Rahul esconde detrás de su apellido. «El mérito, o su ausencia, nunca ha sido un problema cuando se cree tener un derecho divino para gobernar. Pero ya no basta con ser un Gandhi, hay que tener un programa sólido para sacar adelante el país», critica el columnista MJ Akbar en el diario The Times of India. Y no está solo en su reproche. Muchos tachan a Rahul de tímido y le exigen que deje las palabras vacías y los discursos retóricos y que se defina.

Democracia lastrada

Aunque sea a regañadientes, el próximo líder Gandhi ha recogido el guante. «La impaciente y joven India quiere cambios», reconoció durante un reciente congreso de su partido en Jaipur. «Un sistema en el que un puñado de personas poderosas se alejan de la realidad y toman decisiones que afectan a las personas corrientes es un sistema fallido». Por eso, Rahul promete «una completa transformación de ese sistema».

Claro que, en un país como India, es mucho más fácil plantearlo que lograrlo. Porque, aunque sea uno de los principales mercados emergentes del planeta y la tercera economía asiática, muchos son los elementos que lastran a la mayor democracia del mundo: una población en rápido crecimiento cuya desigualdad es cada vez mayor; la vigencia de un sistema de castas que provoca todavía mayores injusticias sociales; la falta de infraestructuras adecuadas que daña al tejido empresarial, y un caótico sistema político.

¿Conseguirá Rahul Gandhi dar solución a todos estos acuciantes problemas si llega al poder? De momento, parece que ha optado por una estrategia similar al 'Yes, we can!' de Barack Obama: dar esperanza a una población cansada de las mentiras de sus políticos.