Los hijos de Rocío Ruiz, en la parcela de su propiedad. | Francis Jiménez
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Una familia batalla por construir una casa provisional en El Puerto para su madre enferma

El Ayuntamiento niega la licencia porque el suelo es de especial protección forestal, pero alrededor de la parcela hay más viviendas y comercios

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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Su hijo mediano, Juanjo, le da golpecitos cariñosos en la nariz y en las mejillas, pero Rocío, sentada frente al televisor de su casa, apenas responde a los estímulos. Solo tiene sesenta y dos años, pero ya es enferma terminal de alzhéimer. En las fotografías antiguas se admira una mujer hermosa, de pelo negro y ojos vivos. Ahora ni siquiera levanta la mirada. Hace tiempo, cuando aún hablaba, dejó de reconocer a su familia. Ahora tampoco camina y su marido, Vicente, que padece una enfermedad coronaria, no puede sacarla a pasear en su silla de ruedas si no están sus hijos.

Siete escalones separan su bajo en la barriada San Marcos de la puerta de la calle. Tente, Juanjo y Javi han emprendido una cruzada para que el Ayuntamiento les permita construir una casa prefabricada, de madera en una pequeña parcela del Camino de los Enamorados. Pero el suelo ha sido clasificado de 'especial protección forestal' en el nuevo PGOU y el Gobierno les deniega la licencia. El solar en cuestión se encuentra rodeado de viviendas: las casas de los cuñados de Rocío, ya que el terreno era propiedad del abuelo, que regentó durante años la venta 'Un alto en el camino'. Cuando envejeció repartió el patrimonio entre sus hijos y cada uno construyó una vivienda, menos Rocío y Vicente, que siguieron viviendo en San Marcos. La zona, en la que hay más viviendas y locales comerciales, estaba clasificada como sistema general de espacios libres por encontrarse en medio de las Dunas de San Antón. Con esa catalogación, Rocío y su familia podrían haber aspirado a que el Ayuntamiento les expropiara. «Ahora ni siquiera eso. Solo nos permiten pagar el IBI».

Tente, el hijo mayor, asegura haber mantenido varias reuniones con el jefe de servicio de la Concejalía de Urbanismo. «Ha tenido mucha empatía con nosotros, pero lo único que nos sugiere es que presentemos una alegación al PGOU, que podrá tardar varios años en resolverse de forma negativa o positiva. Hemos pedido que, mientras tanto, nos dejen de forma provisional y como una excepción, construir la casa, que quitaríamos en cuanto nuestros padres ya no estuviesen. Pero nos dicen que no». «Yo me siento encerrado. Antes salía a pescar, ahora ya no puedo. Tengo que estar con ella». Vicente piensa en poder salir con Rocío cada vez que quisiera. «Al paseo marítimo, cuando haya solecito. A las casas de mis hermanos, estaría mejor atendida, y yo más acompañado».

La causa, que se encuentra en la red social 'Change.org/Rocio ya ha obtenido más de 2.500 firmas de apoyo. «Lo único que queremos es que nos den una salida temporal. Que podamos mejorar la calidad de vida de nuestra madre en los años que le quedan».