PAN Y CIRCO

LA PEPA

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Ahora que en Cádiz estamos celebrando el Bicentenario de nuestra anciana y maltratada Pepa, nos vienen de fuera a darnos lecciones de moralidad y capacidad de mando, aunque yo más bien calificaría la decisión de relevar de su cargo a Chico Segundo de un acto dictatorial. Nada sorprendente tratándose de un paisano de Mussolini que ha llegado a tierras gaditanas a impartir clases de 'moralidad'. Decir la verdad es un oficio muy mal visto ahora que ellos campan a sus anchas y no conviene decir lo que uno piensa, aunque esto sea una verdad empírica. No hay cadista que no tenga claro que el Cádiz de los Manzano, Gaucci y Monteagudo está jugando a no se sabe qué, pero que esto se atreva a decirlo alguien de la casa es políticamente muy incorrecto. Chico Segundo ha osado enfrentarse él solito al lado oscuro. Ése que ha llegado a la capital del Doce a hacer negocio con un club más que centenario, pero que atraviesa el peor momento de su historia. Por ahora, se han dedicado a hacerle la vida imposible a los pocos profesionales serios que quedan en un club maltratado por Muñoz y vendido al mejor postor, pero a los peores profesionales que había en el mercado. Mientras Barla gana un sueldo para ir tirando, otros se han marchado de safari a África y algunos ya comienzan a ver como sus cuentas corrientes engordan más que las trampas de Red Bull en la F 1. La última tropelía ha consistido en quitar del mapa a un hombre que es más gaditano y cadista durmiendo que todos estos tipos vestidos de Armani, porque simplemente ha dicho una verdad como un templo. Mal negocio en este Cádiz del siglo XXI decir la verdad. Es algo que no gusta nada a quienes manejan los hilos de esta farsa en que se ha convertido el negocio del fútbol. Esto es solo el principio de un drama que cuando pasen los meses se tornará en tragedia. Esa tragedia en la que anda inmerso un Cádiz que vivía estancado en un caos y que ahora pulula por la senda que han dibujado estas personas que han venido a reírse de todo el mundo.