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¡QUE SE JODAN!

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Esta semana iba a escribir sobre los buenos modales y costumbres que parece que se están perdiendo en nuestra sociedad orgullosa y autosuficiente. Es evidente que las ciudades desnaturalizan las relaciones sociales y nos hacen más individualistas pese a estar continuamente rodeados de personas, lo que parece algo paradójico, pero es así. Esos «buenos días» cuando entramos en las tiendas donde ya están otros antes que nosotros, esas «buenas tardes» al aparecer en la sala de espera del dentista y el «buenas noches» al despedirnos de una amistosa cena son expresiones de buena convivencia que parece que se nos están olvidando. Así, de la misma manera, podíamos recordar el dejar nuestro asiento del autobús a las personas mayores y embarazadas, permitir a las mujeres entrar antes que uno o el decadente uso del «por favor» y el «gracias».

Como digo, en esto pensaba yo, cuando me encuentro por la red el «¡Que se jodan!» de la diputada castellonense en un vociferante Congreso de los Diputados. Se excusa la diputada que su exabrupto no iba dirigido a los desempleados a los que se les disminuía de un sesenta a un cincuenta por ciento de la base reguladora las prestaciones a partir del séptimo mes sino a la bancada de enfrente. Vaya ¡qué alivio! Por lo visto, así se tratan en la cámara donde se encuentran representados todos los españoles. Ni que decir tiene que ninguna muestra de arrepentimiento. Parece que allí, debe ser esto algo normal. Nuestros representantes, predicando con el ejemplo.

Tanto es así, que si vemos los plenos de nuestro Ayuntamiento no difiere mucho de lo que ocurre en la capital: bromitas entre los concejales, cuchicheos, repaso a todo el periódico mientras habla otro concejal, improperios, el clásico «y tú más», etc. Todo esto aliñado con los exagerados gritos de la propia alcaldesa cada vez que tiene el turno de palabra.

Así, nos encontramos en unos momentos delicados plagados de esfuerzos por nuestra parte sin que a ellos, a los protagonistas, se les ve a realizar ninguno. Al menos, yo no he visto ningún gesto por su parte. La red echa humo contra los políticos y ellos no se dan por enterados: surgió el 15-M de forma improvisada pidiendo una renovación del sistema político y ellos como si nada; por activa y por pasiva se exige una reforma del Senado y miran para otro lado; se pone sobre la mesa una seria reforma del sistema electoral y lo mismo. A los ciudadanos se les piden todos los esfuerzos y se les reajusta el estado del bienestar y las relaciones laborales y la clase política continúa con su sistema de listas cerradas en las que incluyen a imputados y a fieles militantes. Y encima la culpa de la crisis es nuestra porque nos creímos ricos. ¡Hay que joderse!