Imagen en la que se pueden observar las colas y el aparcamiento de la entrada completamente lleno. :: C. C.
SAN FERNANDO

La odisea de encontrar un sitio

A pesar de rozar los 4.000 estacionamientos, se producen colas que desesperan a los isleños que pretenden pasar el día en la playa

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Una persona resopla, otra bosteza, hay quien toca el pito y quien se esfuerza en entretener a los niños, diferentes formas de afrontar las colas que se producen en la entrada a Camposoto. Cada domingo resulta una odisea llegar a encontrar un aparcamiento a partir de la una de la tarde. Los coches se ajustan a cualquier espacio, los conductores realizan maniobras complicadas y también está el que deja a la familia y opta por irse. Y eso que actualmente casi se roza los 4.000 estacionamientos. Pero, la demanda de Camposoto ha crecido considerablemente en los últimos años, algo que se observa durante el fin de semana, y el problema es que ya quedan pocas zonas por las que seguir incrementando las bolsas de aparcamientos.

Aunque la última, de 750 plazas junto al Centro de Visitantes, tampoco es que se llene, puesto que existe un largo camino para llegar hasta la arena. De hecho, la mayoría opta por dejar a la familia en alguno de los accesos y luego buscar sitio, entonces es cuando decide irse cada vez más lejos y llegan hasta este último estacionamiento. Una rutina que no hace más que dificultar la entrada de vehículos que se amontonan y en ocasiones se acercan a la entrada del cuartel de Camposoto.

Las administraciones se deben plantear seriamente la creación de una pasarela entre la Leocadia y la playa, para evitar estos atascos que se repiten cada fin de semana. También hay que mejorar la oferta del transporte público, puesto que la mayoría de isleños prefieren su vehículo a acudir a la playa en autobús. Además en las horas puntas casi se colapsan puesto que la frecuencia sigue siendo, a pesar de la remodelación, demasiado espaciada en el tiempo.

A falta de soluciones, este año los conductores tendrán que volver a resignarse cada domingo o si no madrugar, para llegar a una playa que cada año supera el número de usuarios, convirtiéndose en un referente en la provincia.