Tribuna

Cuando éramos ricos

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Ah, cuando éramos ricos, ¿recuerda? Cuando había que pedir mesa varias horas antes para almorzar en el Paseo Marítimo y levantarse temprano para encontrar un hueco en la playa. Y hojeábamos constantemente revistas como 'El Mueble' o 'Casa Jardín' soñando con decorar algún día el chalé de Chiclana para el que ya habíamos dado ya la entrada. Y fantaseábamos con la rapidez con la que llegaríamos al centro de Cádiz por el segundo puente y adentrarnos en ese espacio diáfano y amplio que sería la plaza de Sevilla, con su tranvía, sus estaciones de tren y tranvía y su punto de embarque para el catamarán. Y el Vaporcito a lo lejos, colmado de turistas que habrían aprendido a decir 'pisha' y repetido hasta el aburrimiento el último estribillo de la chirigota del Selu.

Al frente no había un momento de tranquilidad en los astilleros, con varios barcos apostados en el dique seco: a la derecha el nuevo buque para el Ejército Español y a la izquierda los que ha encargado Australia, Venezuela y Qatar. Y parece que un jeque árabe se está fijando mucho en el Cádiz y quiere convertirlo en un equipo de primera.

Ah, cuando éramos ricos y podíamos alquilar el piso del Paseo Marítimo a 1.500 euros la quincena de agosto y había que reservar las vacaciones en mayo para encontrar sitio en cualquier hotel del Novo Sancti Petri y aún podíamos soñar con que cualquier escritor de renombre organizara la exposición del Bicentenario, que pondría a Cádiz en el mapa y la ciudad nunca volvería a ser la misma.

Ah, si siguíéramos siendo ricos... Quizá hoy la única preocupación sería hacia dónde va a mirar la estatua de Moret cuando la instalen en San Juan de Dios o si Quique Pina le va a poner al fin remedio a un club que no gana para disgustos. Quizá no fuese necesario cerrar ni un solo despacho administrativo y se pudiera acceder a un sillón solo con presentar el carné del partido y tal vez no hubiera sido necesario reducir la burocracia y las ventanillas y que los mismos pudieran conservar sus chiringuitos y sus coches oficiales.