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Un año sin Visteon en la Bahía

Los trabajadores confían en que la actividad vuelva a la planta portuense de la mano de otra multinacional

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La provincia de Cádiz se ha acostumbrado a capear los efectos de los terremotos industriales. El anuncio de cierre de Visteon hace ahora un año dejó en la calle a 396 trabajadores y provocó una sensación frustrante entre la sociedad gaditana muy difícil de borrar. La Bahía no se había recuperado aún del tsunami laboral de Delphi cuando los gestores de Cádiz Electrónica, la filial portuense de Visteon, iniciaban su retirada después de veinte años de implantación en la provincia. Todo ocurría muy deprisa, pero con el mismo trasfondo empresarial. Todo obedecía a una estrategia de mercado para reducir costes de explotación y producir lo mismo, pero con una mano de obra más barata. Primero fue Delphi y luego Visteon. Ambas multinacionales abandonaron sus instalaciones en Cádiz en busca de los caladeros asiáticos y de los países del Este para sacar adelante una producción con el sello 'low cost'. Los ejecutivos presentaron sus balances donde primaba más la decisión de cierre que cualquier intento de negociación para salvar la actividad y los puestos de trabajo. La rentabilidad ya no estaba al sur de Europa, sino en países emergentes como Polonia, Rumanía o China. Una vez más, la Bahía sufría la deslocalización de unas empresas que llegaron un buen día atraídas por una mano de obra competitiva (en la década de los ochenta España iniciaba su despegue) pero, sobre todo, por los beneficios fiscales que concedían los gobiernos para su implantación. Este ha sido el gran error de los políticos. Es decir, se ha incentivado la llegada de las multinacionales y, sin embargo, no se había previsto un castigo en caso de huida. Delphi ha sido uno de los casos más sangrantes que se conocen. La multinacional se marchó de rositas y aún debe diez millones de euros a la Administración regional en concepto de pagos e indemnizaciones. La estampida de Visteon, aunque premeditada por sus gestores, cogió a la Junta con la experiencia de Delphi. En este caso, la Consejería de Empleo obligó a negociar.