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A la búsqueda de consenso

Tiempo habrá para competir con apuestas ideológicas dispares

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La tempestad arrecia y los diques se ha quedado pequeños. Las equivocaciones cometidas en la enésima reforma financiera han rozado el precipicio. Y ante una Europa que condiciona con progresiva dureza nuestra política económica, ha llegado la hora de reforzar el otro platillo de la balanza. El del poder político en España, que no significa el aplauso al pensamiento único, sino la posibilidad de compartir por un tiempo limitado la toma de decisiones. España cuenta con una mayoría absoluta del PP, pero esa mayoría de escaños ni garantiza el acierto de las decisiones de la Moncloa, ni ha conseguido mejorar la credibilidad del país. Después de tantos zurriagazos, proyectar a partir de ahora una imagen de solidez interna sería imprescindible. Aunque para conseguir amplios consensos, unos y otros se tengan que tapar la nariz.

Habrá que olvidar por un tiempo que, cuando la crisis económica ya arreciaba, el PP en la oposición se plantó en el no a todo lo que llegaba del Gobierno. Las primeras medidas de ajuste, anunciadas por Rodríguez Zapatero, consiguieron salir adelante gracias a la abstención de CiU. Pero tiempo habrá para regresar a la normalidad de competir con apuestas ideológicas diferentes y de reclamar mejoras muy profundas en nuestra democracia.

Ahora mismo, si volvemos la mirada hacia los territorios, comprobaremos que la fórmula que ha permitido que partidos grandes y pequeños moldeen imaginativas fórmulas de gobiernos autonómicos, sigue funcionando a pesar de las dificultades. Aunque la proximidad de las urnas en Euskadi haya desbaratado el apoyo del PP vasco al Gobierno de Patxi López, ahí está el respaldo que presta Izquierda Unida al Ejecutivo extremeño del Partido Popular. O el nuevo Gobierno socialista del Principado de Asturias, conseguido gracias al apoyo de IU y de UPyD. Sin olvidar Andalucía que, contra todo pronóstico, mantiene una Junta de izquierdas a consecuencia del responsable papel desempeñado por la dirección andaluza de IU. En el país del general Charles de Gaulle, después de que las fuerzas aliadas entraran en París, la resurrección de Francia como Estado democrático se produjo con un Gobierno de concentración de todo el arco parlamentario. En España, muerto Franco, se alcanzó el gran consenso de la transición.

Así, en las actuales circunstancias, es esperanzador que surjan colectivos de opinión, en donde la diversidad ideológica no impide, más bien facilita, la construcción de eficaces propuestas políticas y económicas. Como el Círculo Cívico de Opinión que, ante la gravedad de la situación reclama liderazgo «que es también ejemplaridad», así como un plan completo, no parches, que devuelva la confianza a la sociedad española. Tiempo habrá para volver a la normalidad de la disputa por el poder. Ahora toca salvar al enfermo antes de que entre en coma.