Un ataque a un camión destinado a abastecer a la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) provocó el viernes en Kandahar siete muertos. :: EFE
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La OTAN cede a Afganistán el control de las redadas nocturnas

Era una exigencia de Afganistán para debatir el gran acuerdo de seguridad que regirá las relaciones con Estados Unidos a partir de 2014

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Las fuerzas afganas serán a partir de ahora las responsables de las redadas nocturnas en todo el país, una táctica clave en las operaciones contra la insurgencia. Después de meses de negociaciones, Washington y Kabul firmaron un acuerdo bautizado como 'La afganización de las operaciones especiales en suelo afgano' que zanja uno de los grandes puntos de discordia entre ambas administraciones. La decisión permite seguir avanzando hacia el gran acuerdo de seguridad que Estados Unidos pretende cerrar con Afganistán para sentar las bases de lo que será las futuras relaciones bilaterales tras la retirada de la OTAN prevista para 2014.

«Este acuerdo significa que serán las fuerzas afganas y no las extranjeras las encargadas de liderar la seguridad de la población civil», señaló el comandante de la Alianza Atlántica, general John Allen, en la firma del tratado junto al ministro de Defensa de Kabul, Abdul Rahim Wardak. Este último lo calificó de «un gran paso hacia la soberanía» y «un deseo por parte de todos los afganos».

Las nuevas reglas acordadas ceden a las fuerzas especiales afganas el liderazgo de las operaciones y les dan la capacidad de vetar aquellas que no les parezcan oportunas. Además serán responsables de las personas detenidas. Sobre el papel suponen tres cambios radicales respecto a lo que ocurre desde 2001, pero sobre el terreno habrá que ver si realmente Estados Unidos está dispuesto a compartir el trabajo de sus servicios de inteligencia y si, en caso de tener a un líder insurgente en el punto de mira, van a pedir permiso a Kabul a través del recién creado 'Comité bilateral de operaciones especiales'.

Transferencia de presos

Este acuerdo es el segundo gran paso que firma el general Allen a las puertas de la cumbre de la OTAN, que se celebrará en Chicago a finales de mayo. Hamid Karzai exigía también desde hace meses la transferencia de prisioneros afganos y la obtuvo el 8 de marzo. En los próximos seis meses más de 3.000 reclusos -hasta ahora en manos norteamericanas- pasarán a custodia afgana. Estados Unidos mantendrá bajo su responsabilidad a cincuenta presos, todos ellos extranjeros relacionados con Al-Qaida, y se encargará de construir una nueva prisión para encerrar a los insurgentes que hasta ahora tenía en sus bases.

Mientras en Chicago se abordarán temas relacionados con la seguridad y la capacidad de las fuerzas de seguridad afganas, en Kabul y Doha se mirará de reojo el proceso de diálogo con los talibanes. Una iniciativa suspendida de forma unilateral por los yihadistas en protesta tras la matanza de 17 de civiles en Kandahar a manos de un soldado estadounidense a comienzos del pasado marzo.

«La única posibilidad de evitar el caos y una nueva guerra civil es lograr la paz a través del diálogo. Si la OTAN no ha sido capaz de vencer a la insurgencia, ¿cómo pretenden que puedan hacerlo las fuerzas afganas?», se preguntaba en voz alta Arsalah Rahmani, ex ministro de Asuntos Religiosos talibán y actual miembro del Consejo de Paz en una entrevista mantenida en un reciente viaje a Kabul.